El tema importante de la próxima semana, y probablemente algún tiempo después, son los resultados de las votaciones presidenciales en Estados Unidos. Un asunto con efecto mundial, sobre todo en lo económico y lo político. Muchos estadounidenses recuerdan los años de 1945 al 1991, como la era dorada donde “EEUU era grande”, como dicen el partido republicano y su candidato. La época de la guerra fría, la debilidad de las economías europeas por la posguerra y el dominio de los EEUU en la economía mundial. Y quieren regresar, al menos parcialmente a esa era.
Desde entonces, se ha consolidado el crecimiento de la Unión Europea y el de la Cuenca del Pacífico reduciendo la fortaleza comparativa de los EEUU. Para nuestro país, el resultado de estas elecciones tendrá un impacto muy fuerte. EEUU es nuestro mayor socio comercial. Compartimos 3,000 kilómetros de frontera y millones de cruces cada semana.
En este momento, de acuerdo a los distintos pronósticos, la moneda sigue en el aire en esta elección. No hay modo de saber con certeza cuál va a ser el resultado. Básicamente, los análisis se hacen, sobre todo dependiendo de quién es el que analiza. Lo invito a hacer, juntos, un breve análisis comparativo de las plataformas electorales de ambos competidores. El lunes 4 de noviembre ya habían votado anticipadamente más de 76 millones de ciudadanos, de los cuáles 41% votaron por Kamala Harris y 39% por Donald Trump. Pero 20% no declararon cuál fue su voto, de modo que cualquier cosa puede pasar.
Podríamos tratar de resumir los posibles resultados en unas cuantas palabras. El señor Donald Trump está pidiendo una reducción importante del papel del Gobierno, sobre todo el gobierno federal. Mientras que la señora Kamala Harris busca aumentar el papel del Gobierno. La idea de Trump es un gobierno pequeño contra un gobierno grande en la propuesta de la Sra. Harris.
Donald Trump habla de reducir los impuestos, algo que siempre le gustará al contribuyente. Por ejemplo, disminuir el gasto en salud, donde pretende sepultar lo que, en Estados Unidos, se llamó el “Obamacare”. Su idea es recortar los costos, pero al mismo tiempo mejorar la calidad de la salud. Por otro lado, la señora Harris propone expandir el gasto en salud, pero simultáneamente reducir costos. En otras palabras, ofrece aumentar los aspectos médicos que cubran este gasto, pero al mismo tiempo reducir los costos. Las ofertas de ambos suenan difíciles de cumplir.
En otros aspectos, la idea de Trump es lograr una desregulación de las leyes y reglamentos que afectan a las empresas, impulsar la manufactura nacional y reducir al mismo tiempo las compras en el extranjero. Por el otro lado, la señora Harris propone aumentos en el salario mínimo y apoyo a las pequeñas empresas, para desarrollar más fuertemente la economía nacional. Tampoco queda muy claro cuál sería el resultado de estas medidas.
En aspectos de derechos, la señora Harris se centra sobre todo en los derechos reproductivos; otra manera de decir: derecho al aborto con plenas libertades. El señor Trump no se opone del todo a esto, pero no es uno de sus puntos que considere priorizar. Le deja el papel fuerte a los Estados, en el tema del aborto. Por otro lado, él habla del derecho a poseer armas, derechos religiosos y también un fuerte impulso a los derechos individuales.
En cuanto a las relaciones internacionales, la plataforma del señor Trump con el concepto de “America First”, es reducir las alianzas; aumentar el gasto militar, pero simultáneamente reducir la participación y la aportación a alianzas como la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Organización de las Naciones Unidas. Mientras tanto, la señora Harris propone un enfoque multilateral, donde las alianzas no son con un solo país o grupos de países, sino con todos los países a través de mecanismos internacionales, como pudieran ser las Naciones Unidas. Y, sobre todo, un impulso fuerte a una colaboración mundial para proteger la ecología, que no es una prioridad para Trump.
En el caso de Trump, uno de sus puntos más sonoros, el que más se ha escuchado, es su promesa de reducir la inmigración. No solamente la ilegal, sino cualquier inmigración. Con la idea de, que entre más inmigrantes haya, menos dinero habrá para los estadounidenses. Y para ello propone sus ideas que ya fueron puestas en práctica en su gestión anterior y que no fueron muy realistas, como crear un muro entre Estados Unidos y México, además de una deportación masiva de los ilegales.
El candidato Trump ha dicho que va a deportar a 30 millones de personas que viven en Estados Unidos. Por ningún lado dice el señor Trump cómo es que se pueden deportar a 30 millones de consumidores sin dañar la economía. Porque, claramente, si se logra ese objetivo, la economía de los Estados Unidos padecería fuertemente. Un punto en el cual la señora Harris solamente dice que hay que regularizar la inmigración y encontrar un camino legal para que estas personas puedan estar legalmente en los Estados Unidos.
Un aspecto, que solo es mencionado por la señora Harris, es dar apoyo a la educación superior. No como en otros países, a través de becas, sino a través de dar apoyo a la educación superior condonando la deuda estudiantil. Un problema fuerte en Estados Unidos.
Ambos ofrecen prosperidad, pero la ofrecen de maneras diferentes. Mientras uno se enfoca sobre todo en que el gobierno cueste menos y ese dinero sea mejor aprovechado por las empresas para prosperar, la otra ve el aumento de la economía en mecanismos como aumentar el salario mínimo, reducir deudas y, en pocas palabras, aumentar el papel del gobierno en la economía. Algo que de alguna manera es de esperarse porque ambos tienen conceptos ideológicos diferentes. Una, un concepto socialista a la estadounidense, el otro, con un liberalismo al que algunos podrían llamar capitalismo salvaje.
Es pronto para decir las consecuencias y esto va a depender sobre todo de los resultados de la votación. Si hay un triunfo completo, absoluto de cualquiera de los dos, las condiciones son de algún tipo y se tendría que suponer que se trata de cumplir con estas promesas electorales. Si el voto se divide y si ocurre, por ejemplo, que cualquiera de los candidatos obtiene la presidencia, pero el Congreso se queda en manos de sus contrincantes, las consecuencias serían diferentes.
Este es un análisis que habrá que hacer una vez que conozcamos los resultados de esta elección. En todo caso, las consecuencias para México no son algo banal. No podemos tener una visión un tanto cínica afirmando que lo que proponen los candidatos, son meramente ofertas electorales, pero que en realidad no tratan verdaderamente de cumplirlas, sino solamente buscan ganar votos. Que es lo que muchos están opinando.
Habría que tener mucho cuidado, porque realmente puede ocurrir que sí traten de cumplir totalmente con sus ofertas. De manera que es importante para nosotros analizar las consecuencias para México. Y esta es una tarea tanto de la Presidencia como de nuestro Congreso. También es algo importante para el ciudadano de a pie, para la Sociedad. Hay que tener muy presente en qué clase de situación nos vamos a encontrar. Ello influirá muchísimo en la actuación del actual régimen mexicano.
Antonio Maza Pereda
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