¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

viernes, 11 de abril de 2025

Escenarios ante las amenazas de Trump

Si algo marca la diferencia entre este inicio del año 2025 y años anteriores, es la inquietud que nos trae el señor Trump y sus conceptos de protección de la economía de su país, por la vía de los aranceles. Es una situación tan novedosa, que muchos países no tienen claro cuál debe ser su respuesta y aun los que creen tenerla, fallan en captar el fondo, la esencia, de cómo reaccionar frente al señor Trump. Y es porque en lo fundamental de su manera de actuar, es buscar ser enormemente impredecible. En eso está su ventaja competitiva. Es tan difícil de predecir, que no hay manera de crear una respuesta coherente y válida para todos los casos. Y por supuesto, hablando de política, se necesita tener una manera de reaccionar, y de interpretar lo que se puede hacer frente a un señor de estas características. Tratar de hablar de tendencias y de pronósticos, resulta ser muy poco válido para una situación como la actual. Los aspectos de política, los matemáticos o los de lógica formal, muchas veces carecen de validez. Para ello se han creado métodos, que son las técnicas de escenarios, que tienen características diferentes. Una de ellas es que no se les asignan probabilidades. No se debe hablar de escenarios más probables o menos probables. Solamente se habla de futuros posibles: no probables, solamente posibles. Frente a alguien tan impredecible, como es el caso del señor Trump, tiene uno que estar construyendo y revisando permanentemente diferentes escenarios, y tener previsto, al menos en principio, cuáles serían las respuestas frente a cada uno de ellos. Por lo pronto, no es posible considerar todos esos escenarios, pero sí vale la pena de hacer el comentario de algunos de los que se pueden dar, porque son posibles, y construir nuestras respuestas como nación o grupo de naciones, frente a los retos que nos presentan. Un primer escenario: las acciones del señor Trump restan validez y fragmentan al sistema internacional de comercio, creando una guerra comercial generalizada en la cual puede haber consecuencias positivas y negativas tanto para los Estados Unidos como para todos los demás países. Para Estados Unidos, una guerra comercial podría traer algunas cosas positivas. Por ejemplo, crear una crisis económica mundial causaría una caída importante de los intereses que tiene que pagar Estados Unidos y que hoy por hoy tienen un peso que es sumamente significativo. Estados Unidos tiene deudas equivalentes a un 25 % por encima de su PIB anual, con lo cual resulta ser impagable, a no ser que haya una caída masiva de intereses. Obviamente, puede haber otras consecuencias de esto. Además de que Estados Unidos podría pagar barato sus deudas, le quitaría poder a los que pueden competirle en distintos modelos de nación, incluso lograr que muchos de sus competidores dejen de tener la posibilidad de entrar fácilmente a los mercados de los Estados Unidos, precisamente porque estas medidas los convierte en proveedores caros. Estas son las consecuencias positivas para Estados Unidos. Pero, por supuesto, también tiene consecuencias negativas. Una depresión mundial que también arrastraría a los Estados Unidos. La creación de conflictos regionales, o incluso más que regionales, es un riesgo porque, históricamente, todas las crisis económicas profundas de nivel generalizado solo se han resuelto a través de guerras. Las caídas de las bolsas de valores, tendrían consecuencias importantes porque la financiación de muchos de los proyectos de crecimiento de los países, incluyendo los de Estados Unidos, se basa en el dinero barato que se puede captar a través de las emisiones de acciones en las bolsas de valores. Esas emisiones en bolsa, además, tienen un riesgo bajo para el emisor, en caso de falla del emprendimiento. Algunas otras consecuencias, por ejemplo, serían la situación de que los algoritmos de inteligencia artificial, en los cuales se están basando muchas de las decisiones empresariales, perderían validez porque ya su lógica no es tan adecuada. En un segundo escenario, Estados Unidos, después de amenazar con una aplicación masiva de aranceles, busca negociar de manera separada, país por país. Algo que no es nuevo: en Estados Unidos siempre ha habido la tendencia a hacer a un lado los organismos transnacionales o multinacionales, como pueden ser Naciones Unidas y otros similares, para actuar de una manera bilateral, en lugar del concepto multilateral que es el modo de actuar de esas organizaciones. Esta parece ser la situación que tenemos en este momento. Tiene ventajas para Estados Unidos, porque cada país tiene debilidades diferentes y puede obtener de ellos concesiones diversas. Es una estrategia difícil de implementar, porque estarían negociando con decenas de países simultáneamente. Pero puede lograr una buena negociación con cuatro o cinco grandes grupos de países, por ejemplo, como la Unión Europea y los más importantes de sus proveedores, y lograr un resultado adecuado. Hace la economía todavía menos predecible porque no hay un solo criterio, sino que varía según cada país. No cabe duda, también, de que en este caso Estados Unidos podría tener dificultades internas. Se evita un poco el temor a la caída de las bolsas de valores, precisamente porque se ven sólidas. Pero no cabe duda de que, por otro lado, sigue siendo muy cierto que las bolsas de valores dejarían de cumplir una buena parte del valor que les han permitido ayudar a los países a manejar una economía con un financiamiento con capital de riesgo, cosa muy importante. Finalmente, hay un tercer escenario, que de ninguna manera es el único posible, ya que puede haber otros asuntos. La situación de que las bolsas de valores y los grandes capitales logren detener a Trump, algo que se ha visto un poco en estas últimas semanas. Después de estar discutiendo el tema y de varios días de caídas simultáneas de bolsas de valores en todo el mundo, el señor Trump pone una moratoria de tres meses al asunto de los aranceles. Excepto en su enfrentamiento con China, a quien no está dando ninguna tregua. Finalmente, quiere decir que le importaron las bolsas de valores, incluso a un nivel personal. Es muy probable que el señor Trump con esta caída de las bolsas haya perdido millones de dólares en unos cuantos días. En lo positivo, este escenario puede traer estabilidad a más largo plazo, pero en el corto plazo tendrá complicaciones. Habrá que impulsar una reglamentación del comercio mundial para darle mayor flexibilidad, sobre todo frente a las barreras no arancelarias que manejan los países europeos, así como Japón y otros países asiáticos. Claramente, habría todavía inestabilidad de algunas áreas de la economía y no quiere decir esto que no continuarían sus intentos de proteccionismo. Son tres situaciones: ninguna es más probable que la otra. Son, simplemente, un poco de alimento para su reflexión, amiga y amigo. Vamos a vivir situaciones de volatilidad, de incertidumbre, la necesidad de negociar con mayor frecuencia sobre situaciones con poca estructura, y requeriremos fortalecer las habilidades de negociación en todos los países y sus empresas. Estaríamos hablando de una turbulencia en el corto plazo. ¿Qué tan breve es ese corto plazo? Este asunto tiene una fecha de cierre muy clara. Si Trump no tiene resultados en los próximos 18 meses, muy probablemente tenga que dar marcha atrás y tener cambios importantes. ¿Por qué? A finales de 2026 vienen elecciones de mitad de su mandato y el Partido Republicano podría perder el control del Congreso si no presenta resultados. Y eso le complica mucho la situación. ¿Y México? Desgraciadamente, en nuestro país se usa muy poco la técnica de los escenarios. Todavía seguimos creyendo en pronósticos y la mejor prueba es que, al principio de todos los años, hay una cantidad de eventos donde se habla de las tendencias y los pronósticos que presentan “los enterados”, mismos que se desacreditan rápidamente, pero al año siguiente se repiten. Una posible razón es que muchos, tanto en la iniciativa privada como en el gobierno y la oposición, consideran costoso y a veces hasta inútil pensar en posibilidades. No quieren dedicar tiempo para tener preparadas, aunque sea en lo más básico, las posibles estrategias para cada uno de los escenarios posibles. Valdría la pena hacer un esfuerzo para establecer escenarios, ante la situación volátil que estamos teniendo, sobre todo en nuestro comercio exterior. Los programas que presenta el Plan México no hablan en ningún momento de escenarios. Aunque, podría ser, que solamente hayan presentado los 18 programas que consideran posibles y se hayan reservado los escenarios. Habría alguna razón para hacerlo: ni los medios ni la sociedad están acostumbrados a manejar escenarios y se podría dar una cierta confusión. Sería importante empezar a trabajar de esa manera, sobre todo si avizoramos una época dónde el manejo de la geopolítica empiece a ser con base en criterios un tanto caprichosos, en lugar de seguir los conceptos lógicos de la economía mundial. Agradezco el apoyo de mi colega y amigo Salvador Díaz Espejel, con quien tuve interesantes conversaciones sobre la aplicación de escenarios, sobre todo en el aspecto del abastecimiento, donde pudimos explorar las posibilidades que se discuten en este artículo.

martes, 8 de abril de 2025

Plan México: Programas y Acciones

Ante el anuncio del señor Trump sobre los aranceles con los que amenaza a la humanidad entera, la doctora Sheinbaum ofreció la presentación de su respuesta para el caso de que esos aranceles se pongan en vigor en su máxima expresión contra nosotros. Afortunadamente, en sus presentaciones, el Señor Trump no nos mencionó, sino que se dio por hecho que lo que ya se había anunciado es que los aranceles no aumentarían, sino que se respetarían en general la mayoría de los que están previstos en el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. Es interesante el plan que presentó la señora presidenta. Se agradece, por supuesto, el hecho de que se tenga transparencia y nos diga por anticipado qué quiere lograr y de qué manera se piensa lograr. Es importante que se haya hecho algo así. Hay la intención general de fortalecer a la economía mexicana y también el bienestar, de manera que uno no sea en decremento del otro. Un buen concepto. Se trata de un buen plan: contiene objetivos, es verdaderamente sencillo ubicar a través de esos que se establecen ahí, cómo se pueden medir los resultados y eso es algo que siempre es importante en cualquier plan. Desgraciadamente, cuando los planes se quedan en buenas intenciones es precisamente porque no hay una manera fácil de medir los resultados y, en una inmensa mayoría de estos planes, sí podemos decir que tienen objetivos de resultados, no objetivos de actividad, que es lo que con cierta frecuencia ocurre. Falta, por supuesto, más detalle y es de esperarse: en una presentación pública, donde no se podía durar demasiado tiempo, no se podía tener un gran desarrollo. Sí, vale la pena poder tener claridad sobre dónde se va a encontrar el detalle de esos objetivos. Es un asunto demasiado amplio como para tratar de analizarlo por completo en un solo artículo, pero sí se pueden hacer algunas observaciones. Hay que pensar que es un plan de tinte socialista y, por lo tanto, eso es lo que se debe de esperar de él. No se puede esperar que tenga otro tipo de soluciones porque, básicamente, es el resultado de ese tipo de pensamiento. Es bastante mejor que otros planes que hemos tenido en diferentes gobiernos. Surge una duda: el programa que se está presentando en este momento, ¿anula o desaparece el Plan Nacional de Desarrollo que establece la Constitución? No queda claro. Pero, independientemente de eso, podemos ir revisando algunos de sus conceptos. Curiosamente, una parte sustancial de los programas son similares a los que ha presentado el señor Trump en un aspecto: buscar una mayor autosuficiencia de la economía nacional. Así como el señor Trump quiere tener lo máximo posible de producción en los propios Estados Unidos, buscando que no se les esté comprando a los extranjeros, nosotros tenemos de los 18 programas, 6 dedicados a la sustitución de importaciones. Es el mismo concepto de Trump con otro nombre. Es interesante que es un tipo de idea que ya se había aplicado en México, de hecho, por bastantes décadas, y que finalmente trajo inconvenientes y no tuvo los resultados que se podían esperar. Crearon ciertos rubros de la industria de tamaño muy pequeño, de manera que no podían tener capacidad de ser competitivos internacionalmente. Habría que cuidar esto. Hay un refuerzo a los programas sociales y se le pone bastante importancia en dos de los 18 programas que tienen que ver con este tema. Se le da mucha importancia al poder de compra del gobierno. En distintos campos: en la obra pública, en la construcción de vivienda, el esfuerzo para que las adquisiciones del gobierno se hagan sobre todo a la industria nacional, a los productores locales, y también los así llamados polos de bienestar que se van a establecer en diferentes partes del país. Un punto importante: ciertamente el gobierno es el mayor comprador en este país, no necesariamente el mejor pagador, como apuntan algunos. Y eso requiere de los proveedores al gobierno un amplio financiamiento. Pero, finalmente, es un gran poder de compra y puede ayudar a orientar la economía, al menos en alguna parte. Por otro lado, también se habla de negociaciones con empresas y con tiendas, para también lograr una proveeduría orientada a la industria local. Ciertamente, esto podría llevarnos a que no siempre todo lo que compremos localmente, tenga la calidad y la competitividad que se requiere para el comercio internacional. Ese es el problema más importante del esquema de sustitución de importaciones. En buena medida, produjo el atraso tecnológico de una buena parte de la industria del país. Se habla también, y esto es muy relevante, de la simplificación administrativa, sobre todo en el tema de licitaciones. Un asunto viejo, uno del que se ha hablado muchísimo. Difícilmente se puede recordar algún presidente que no haya hablado de la necesidad de la simplificación administrativa. Los resultados, tristemente, han sido bastante escasos, lo cual no quiere decir que no pueda lograrse en esta ocasión. Muy interesante: un programa de apoyo a la industria micro y pequeña. Y esto es algo muy importante, aunque parecería que no tiene nada de diferente. Por desgracia, se habló en México del tema de las PYMES, pequeñas y medianas empresas. Pero claramente, las micro y pequeñas empresas tienen necesidades y dificultades muy diferentes de las que tienen las empresas medianas. Y en general, lo que ha ocurrido cuando se crearon cajones de crédito en la banca de desarrollo y en la banca comercial dedicados a las PYMES, fue que las empresas medianas eran las que podían reunir la información y presentarla de manera que sus préstamos fueran autorizados con facilidad. Con lo cual, el resultado fue que esos apoyos fueron acaparados por las empresas medianas y no llegaron en cantidad suficiente a las micro y pequeñas empresas. Entre ambas, según algunos de los últimos censos, son los mayores empleadores del país. Las empresas micro y pequeñas, aunque son casi 4.6 millones de empresas en el país, pocas recibían estos apoyos, mientras que las medianas, que son unas 28,000, recibían muchos más fondos. Es importante que se haya hecho este cambio. Se habla también de ciencia y tecnología, lo cual era de esperarse viniendo de una presidenta que ha desarrollado su vida profesional mayormente en el campo de la investigación. También sumamente relevante, y no se han logrado resultados suficientemente buenos. Se habla también de reglamentación y negociarla, en algunos casos. Por ejemplo, para lograr precios controlados sin decirlo de esa manera. Importante también, habla de crear 100.000 empleos. No se dice en qué tiempo, se dice cuándo se iniciará; pero no queda establecido si ocurrirá en el primer año, o si ocurrirá en varios años. En México necesitamos 1200,000 nuevos empleos cada año, de manera que 100,000, siendo significativo, sigue siendo una pequeña parte de lo que el país necesita; aproximadamente lo requerido cada mes. En resumen, es difícil criticar este programa. Es cierto que sí deja dudas y tal vez la más importante es: ¿Con qué? ¿Con qué dinero se va a hacer todo esto? No hay una sola palabra en la presentación donde se hable de ello, y tal parece como que se haría con los mismos recursos que ya se tienen. Pero en los escenarios que nos está planteando el señor Trump, tendremos reducción de nuestras exportaciones, al menos en una buena parte de ellas, un crecimiento bajo de la economía precisamente debido al miedo que ha desarrollado este tipo de presentación del señor Trump, que hace difícil pensar que en las condiciones actuales vamos a tener mayor gasto. La pregunta sigue estando ahí. En resumen, es un plan que puede no gustarles a algunos, pero realmente la mayor parte de las dudas vienen de un concepto ideológico diferente, pero el punto fundamental es correcto, los temas que se están tratando son importantes, y todos ellos hay necesidad de atenderlos. Habrá que esperar y ver; habrá que conocer el detalle de los proyectos que ya se han presentado, para poder opinar y proponer. Que es lo que más se requiere, más que la crítica. Si algo necesitamos en este momento en nuestro país, son personas dispuestas a proponer, que hay muy pocas, y no tener tantas personas muy dispuestas a criticar, pero sin proponer soluciones diferentes.

martes, 1 de abril de 2025

Elecciones del Poder Judicial

Estamos a poco menos de tres meses de las muy debatidas elecciones del Poder Judicial. La gran mayoría de la población tiene una confusión considerable. No tenemos claros muchos de los aspectos que habrá de tomar en cuenta el ciudadano para dar su voto. Simplemente, tratar de conocer por quién hay que votar, es toda una tarea difícil de llevar a cabo. Lo que podemos anticipar es un gran abstencionismo en esta elección. La inmensa mayoría del electorado, ni está entusiasmado ni tiene claridad respecto a por qué votar y por quién votar. Mucho menos cómo saber de una manera precisa quiénes son los candidatos ni cuáles nos presentan la mejor oferta para la ciudadanía. Simplemente, por el hecho de que muchos no conocemos suficientemente las cualidades que un buen juez debe tener, las características para hacer justicia, como dice la Constitución, de manera pronta y expedita. Por no hablar de sus funciones, sus obligaciones y sus atribuciones. Lo cual explica el poco entusiasmo que hay por la participación. Tanto, que probablemente nos enfrentaremos a la elección con mayor ausentismo en nuestra historia. Habría que ver también a qué situación se está enfrentando el ciudadano. Hay muy poca información, respecto a quiénes son las personas por las que vamos a poder votar. En buena parte, por lo oscuro del método de selección de los posibles candidatos, que no fue transparente de ninguna manera. Y también por la enorme cantidad de personas por las que habrá que votar. A nivel federal, se habla de que tendremos que votar por nueve funcionarios del más alto nivel. Pero cuando bajamos al nivel local, encontramos situaciones diferentes. Por poner un ejemplo, y no porque sea el caso más importante, en la Ciudad de México, habrá que votar por 133 puestos, y si hablamos de que al menos hubiera tres candidatos por puesto, ya estamos hablando de conocer la información de alrededor de 500 candidatos. Toda una tarea. Vamos a suponer que solamente estuviéramos dedicando 10 minutos por candidato para conocerlo. Eso nos daría algo así como 5 000 minutos, para tener una idea mediana de las capacidades de los que están proponiéndose para la elección. En ese caso pensaríamos que el ciudadano estaría dedicando alrededor de unas 83 horas solamente para tener una idea de quiénes son esos candidatos. Algo así como dos semanas laborales de tiempo completo dentro de los próximos tres meses. En el Estado de Jalisco, son 55 candidatos en el nivel local; menos, pero todavía una carga pesada. Además, otras fuentes hablan de otros 800 cargos de nivel nacional. Una gran confusión y una tarea titánica. Esto, suponiendo que toda la información estuviera ya preparada y lista para ser consultada, lo cual claramente no es el caso. Nos encontramos con una gran dificultad para encontrar la información de esos candidatos. El Banco de Datos de Candidatos de la Ciudad de México, contiene 60 páginas, que además no tienen claridad en cuanto a que no haya repeticiones. También nos encontramos con que se da una información muy escueta sobre cada uno de ellos: si es hombre o mujer, su nombre, y cuál es el cargo y la especialidad a la que aspira el candidato. Una información realmente muy escasa y que, claramente, no permite tener una idea de quién es la persona que tiene mejor preparación. Y esto es considerando solamente las elecciones locales, que no se dan en todas las entidades federativas, pero sí en una cantidad importante de ellas. Además de los nueve puestos de primera importancia, también hay puestos que son federales y que no están incluidos en estos números. De manera que sí, también se trata de una carga de trabajo relevante, no solo en la preparación para estar en la capacidad de votar, sino también por el tiempo dedicado a sufragar y estar en las casillas emitiendo nuestro voto. Declaró el organismo electoral del Distrito Federal que se necesitarán solamente dos minutos para emitir el voto, lo cual suena verdaderamente difícil. Si son 133 puestos y nos dicen que tardarán dos minutos, estaríamos hablando que cada voto tendría que llevar menos de un segundo. Un verdadero prodigio de memoria para recordar los nombres de 500 personas, a qué votación corresponden y cuál ha sido su oferta, para lograr tan rápidamente como en un segundo, escoger entre todas las personas por las que hay que votar. Hay otros puntos que son también importantes. Hay puestos donde se declaró desierta la elección, porque no hubo candidatos. Y no queda claro qué es lo que va a ocurrir con esos puestos. ¿Se repondrá la elección de los puestos vacantes? ¿Se dejarán en el puesto a los que ya lo estaban desempeñando, o se pedirá una nueva elección? ¿Los designará el partido gobernante o se hará una nueva tómbola para asignar esos puestos? Estos son los temas que nos tienen preocupados a muchos de los ciudadanos y que hace que más de uno piense que no será nada fácil. Hay otro aspecto que probablemente es mucho más importante. Como dicen los abogados, suponiendo, sin conceder, que todos estos candidatos sean honestos, que todos ellos sean capaces y que sean elegidos realmente los mejores juzgadores del país, todavía quedaría un tema que es sumamente significativo: ¿Cómo se va a manejar la transición? En eso tampoco tenemos total claridad. Es muy claro que, aun suponiendo una capacidad muy superior de los candidatos, que los futuros miembros del Poder Judicial tengan un gran conocimiento y sentido de su deber y de su servicio a la Nación, van a recibir asuntos que no han conocido. No saben cuál es la conformación de las distintas carpetas de investigación ni su contenido, como para poder tener una decisión suficientemente clara. Es de esperarse que tendremos un gran retraso en las sentencias del Poder Judicial, simplemente por el hecho de que tienen que ponerse al tanto de una cantidad de asuntos que ya estaban siendo atendidos en diferentes grados de avance y que tienen que atender con precisión para poder dar un resultado justo. Y por supuesto, esto va a causar dificultades y hará que lo que exige el artículo 17 de la Constitución, en cuanto a que la justicia debe ser pronta y expedita, se vea muy mermado. Difícilmente podremos esperar que en un plazo mediano vamos a tener mayor agilidad, mayor facilidad en el desempeño del Poder Judicial. Esto causa una gran inquietud del electorado. Si, como estamos, hay casos que se tardan hasta 5, 10 años o más en ser resueltos, podemos esperar, con tristeza, que la mayoría de los casos ahora se alargarán todavía bastante más hasta que los nuevos juzgadores tengan la capacidad y hayan completado su curva de aprendizaje para que puedan dar resultados que sean superiores. Necesitamos mayor explicación, mayor conocimiento de lo que va a ocurrir, más información para poder votar en conciencia y, por otro lado, tenemos que estar preparados para esperar resultados que, en el corto plazo, no van a ser más rápidos. Esperemos que sí logren lo que se dice: que sean resultados de personal más honesto. Pero desgraciadamente la oscuridad del método de elección de los juzgadores nos causa dudas. Sin considerar la capacidad que tiene el gobierno de manipular a aquellos que prácticamente colocó en el puesto, lo que nos hace temer, con alguna certeza, que estaremos entrando en una etapa de serias dificultades.

martes, 25 de marzo de 2025

Por un país misericordioso

No cabe duda de que somos un país con múltiples carencias, pero probablemente una de las más urgentes es recuperar la situación de volver a ser un país misericordioso. No es algo simple de entender. Etimológicamente, misericordia viene de la palabra corazón, en latín, y tiene que ver con el hecho de tener un corazón abierto hacia las desdichas de los demás, un corazón que le preocupen, que le duelan las dificultades de otros. Es un asunto de práctica, no un tema de un mero sentimiento que puede desaparecer de un momento a otro, muy rápidamente. Podemos decir que nuestro país era reconocido por su cortesía, la bondad de su gente, por la misericordia de las personas hacia las desgracias del prójimo. Y hemos ido cayendo de esa situación, que era ya habitual. Nos encontramos de esa triste manera a un nivel personal, pero también a nivel de la Sociedad, en el ámbito de todo el país. Vivimos la pérdida generalizada de la costumbre de cuidar al otro, de ayudar a los demás. Hay múltiples ejemplos de cómo se daba este tipo de actitud, en hechos concretos. Son muy de recordar las reacciones de la población en las desgracias naturales, muy concretamente los grandes sismos del 1982 y del 2017, donde la población sobrepasó a las autoridades. Salía la gente a las calles a ver cómo podía hacer algo por los demás. Algunos ofreciéndose a cargar piedras y a llevar cubetas con cascajo, a ayudar a los que estaban rescatando a los que estaban sepultados. Otros, señoras y señores que se dedicaron a preparar tortas para los que estaban rescatando a las víctimas. Y era una cuestión de la población, de muchachos que salían a la calle a dirigir el tránsito en las grandes zonas donde había falta de energía eléctrica y que necesitaban movilidad. O también las pequeñas tienditas, que ayudaban a los rescatistas ofreciéndoles el uso de los sanitarios en sus establecimientos. Y esto era algo que nacía del corazón, no se debía a una petición del gobierno o de las ONG’s. Es un hecho que la misma autoridad quedaba rebasada por la población, porque los gobernantes no alcanzaban a encontrar las muchas maneras de hacer un trabajo efectivo, de ejercer la misericordia hacia los demás. Por otro lado, podemos decir que esta cualidad era fruto de la amistad social. Eso es lo que se ha ido demeritando y actualmente podemos hablar de todo lo contrario: de una enemistad social, donde ya no nos preocupan los demás, donde no podemos actuar con misericordia. Somos incapaces de actuar sin esperar una recompensa. Hay muchos ejemplos recientes y algunos bastante antiguos ya. Es el caso de los centenares de miles de desaparecidos, donde las autoridades se han dedicado a defenderse, incluso a negar los hechos, pero, por otro lado, también es cierto que una parte al menos de la oposición se ha dedicado a magnificar el asunto y usarlo como un arma arrojadiza contra el gobierno actual. Lo que es un hecho es que se sigue negando el acceso a los padres y madres buscadores de sus hijos. Se sigue extrañando una actividad consistente y eficaz para atender el tema de las desapariciones. Y se habla de cuestiones que podían haberse hecho hace muchísimo tiempo y que se vuelven a anunciar una vez más, pero claramente no se ve que pueda haber una solución a corto plazo. Es verdaderamente doloroso ver que no existe el más pequeño indicio de misericordia para atender el dolor de esos padres y esas madres que han perdido sus hijos y que no saben dónde están. Y estamos hablando de cientos, de miles de personas. Se trata a esos padres y madres buscadores como si fueran opositores, como si fueran auténticos enemigos del Estado. Y se les trata en consecuencia. ¿Por qué negarse a entrevistarse con ellos? Es un verdadero misterio. Pero hay otros asuntos también; esa reacción no es la única. Por ejemplo, la cuestión de los niños que no tienen los medicamentos suficientes para atender enfermedades graves como el cáncer o las vacunas para atender enfermedades prevenibles. Y también el tema de las mujeres. Cómo se les niega apoyo y no se atienden sus necesidades urgentes. En concreto, el caso de las madres abandonadas, que se encuentran de repente con la dificultad para mantener y darle una atención adecuada a sus hijos. Y no hablemos de los ancianos, a los que la Sociedad ve con un desprecio que se disfraza a veces de eufemismo, pero lo único que se les ocurre es darles dinero, para ganar una clientela que les rinda en lo político. Y podríamos hablar de otros casos más. Aquí puede haber muchas justificaciones. Se habla, por ejemplo, de que hay temor de ayudar a alguien que se ve en desgracia. Quien quiere apoyar, puede ser objeto de un fraude e incluso se pone en riesgo. Y entonces la gente ya no quiere apoyar a otros, por puro temor. Existe el miedo de apoyar a las víctimas, y ser a su vez revictimizado, por autoridades que no tienen ese criterio de trabajar con misericordia hacia los demás. Aquí el gran problema es: ¿quién va a poner el ejemplo, ¿quién se hace cargo de desarrollar de nuevo esa actitud valiosa, característica del mexicano, de tener misericordia de las desgracias de los demás? ¿Quién está dispuesto a poner el ejemplo? ¿Los gobiernos? Les interesan los desdichados como un arma política, como una clientela que les pueda rendir como votos a su favor. Nada más. Por otro lado, está la población en general, que muchas veces pide que sea el gobierno el que se haga cargo. “Para eso es que les estamos pagando”, dicen. Hay muchas justificaciones. Y no cabe duda de que muchas de ellas tienen alguna validez. Pero no podemos seguir conviviendo en un lugar donde el hombre es el lobo del hombre. ¿Quién está dispuesto a tomar el riesgo? Y la verdad es que es muy difícil encontrar quien quiera aceptar el riesgo de cambiar nuestra situación y regresar a lo que en otro tiempo fue una de las características de la cultura del mexicano. Antonio Maza Pereda

lunes, 17 de marzo de 2025

Prioridad de la imagen

En el ámbito de los políticos y de lo político, una de las grandes prioridades en este momento es la imagen. Construirla, desarrollarla, proteger la que se tiene, son las prioridades más allá del buen resultado de su desempeño y, a veces, más allá del cumplimiento de las obligaciones a las que se han comprometido por el bien del país. Y esto lo encontramos de muchas maneras. El gran propósito de la imagen es verse bien ante el público, ante los medios, ante la opinocracia. Se busca la buena imagen como la prioridad número uno. Esto viene, por supuesto, del concepto que, en mi opinión, ha sido bastante pernicioso: el marketing político, dedicado sobre todo a construir una imagen pública. Es interesante como se le dio más importancia hace unos días al famoso desaire, cuando estando la señora presidenta entrando al zócalo de la Ciudad de México, un grupo de los principales funcionarios y miembros de su partido, aparentemente sin intención, le dieron la espalda y no se dieron cuenta de que estaba entrando a la plaza. Hasta que ella misma, tocó al último, quien estaba en la cola de los que volteaban en otra dirección. Y ese hecho, el famoso desaire, se comentó, se discutió, se examinó de una manera exhaustiva. Quitándole importancia al Día Internacional de la Mujer, que objetivamente es más relevante y que pasó a un segundo lugar, porque no tenía que ver con la imagen de la presidenta. Vemos el caso, tristísimo, de la semana pasada, del descubrimiento de los así llamados campos de exterminio. En este caso, la Comisión de Derechos Humanos del Pueblo, negó el hecho de que pudieran considerarse campos de exterminio, diciendo que un verdadero campo de exterminio serían los casos como el de los nazis. Sin mencionar, por supuesto, a los campos de exterminio de los grupos de izquierda como los que ocurrieron en los tiempos de Stalin, los de Mao-Tse-Tung o, más recientemente, en Camboya con Pot-Pot, que tuvo una cantidad importante de millones de muertos. Lo fundamental era negar que efectivamente se pudieran clasificar los hechos de esa manera. No les preocupó mayormente si eran muchos o pocos los muertos, si hubo o no omisión de las autoridades encargadas de la seguridad pública, porque lo relevante era negar una manera de presentar lo que le restaba imagen a este gobierno. Es interesante cómo se da el manejo de las prioridades. Algunos ejemplos: manejar como algo muy importante (que, por cierto, sí lo es), el apoyo a los ancianos, para ponerlo por encima en prioridad frente al tema de la violencia que abarca el país, que nos ataca a todos. Otros casos: el realce y la importancia que se le ha dado al aumento de los salarios mínimos, (también muy importante), considerándolo como una prioridad por encima del crecimiento de la economía del país. Pero finalmente, la mejora en los salarios mínimos es un tema de imagen mucho más fácil de vender a la clientela normal de Morena, mientras que el crecimiento de la economía del país, aunque a todos nos afecta, pobres y ricos, es algo más difícil de medir, más difícil de entender, y siempre estará sujeto a opiniones. Vale la pena profundizar un poco en el tema de las madres buscadoras, y en el caso muy concreto, el asunto del rancho en Teuchitlán, Jalisco, donde aparecieron, al parecer, al menos 200 fallecidos e incinerados. Nos encontramos con gran cantidad de reacciones, comenzando por la señora presidenta, que quiso defender el gobierno de su antecesor, diciendo que ya basta de criticarlo. No se comentó el hecho de que la Guardia Nacional, que investigó ese rancho a finales del año pasado, no reportó nada de lo que estaba ocurriendo ahí. No encontró lo que encontraron civiles sin entrenamiento para la búsqueda de este tipo de situaciones. Tampoco se habló de la posibilidad de cuestionar al gobierno de Jalisco, cuando estos hechos ocurrieron durante el gobierno del Movimiento Ciudadano. Por el contrario, ven a las madres buscadoras como una especie de apéndice de la oposición. Ellas se quejan de no ser atendidas y de que no reciben ni garantías ni apoyo para sus búsquedas. Tan es así, que existen asesinatos de las madres buscadoras. Hay reacciones que llegan a lo ridículo. El actual presidente del Senado, (quien ya anunció que quiere ser presidente del país), pone en duda si efectivamente hubo muertes. “Son zapatos los que se encontró”, dice el señor. “Pero eso no quiere decir que hayan sido desaparecidos”, agrega. Aparentemente, como decía algún comentarista político, este buen señor piensa que esos zapatos eran de los niños que se portaron mal y que los santos reyes se los quitaron para no entregarles sus regalitos. Verdaderamente, es increíble que haya políticos del más alto nivel que quieran negar lo evidente. El famoso concepto de “abrazos y no balazos”, apenas está empezando a mostrar los resultados perniciosos que ha tenido para nuestro país. Pero el fondo es mucho mayor. El gran problema de que en nuestra clase política se le da tanta importancia a la imagen. Ese es un asunto fundamental. Y mientras no tengamos eso resuelto, las prioridades no serán las que deberían de ser. Mientras consideremos que lo prioritario es la buena imagen, son los votos, es poder seguir en el gobierno, las soluciones que necesita este país no nos llegarán. Una marca de un gran estadista es que no se guía por su imagen: se guía por las necesidades reales de su país, por un conocimiento y un deseo de decir la verdad. Un buen ejemplo de ello es Winston Churchill, que al inicio de la Segunda Guerra Mundial tuvo que enfrentarse a la situación de dirigir a un país con miedo, con grandes divisiones, y que se encontraba ante una guerra que aparentemente no tenía solución. Y en lugar de buscar tener la imagen y popularidad, hubo aquel famoso discurso donde dijo que solo podía “prometer sangre, sudor y lágrimas”. Nada menos mercadológico, nada peor para ganar popularidad. Aparentemente, estaba comunicando de una manera contraproducente. Sin embargo, ese estadista se dio cuenta de que lo importante era decirle la verdad a su pueblo, porque de ahí era donde iba a obtener el apoyo necesario. Eso es exactamente lo que nos está haciendo falta en nuestro país. Que nuestros dirigentes, a todos los niveles y sus opositores, se rijan por la verdad y no por la imagen. Para muchos, la imagen reina en nuestra clase política. Hay que desterrar ese reinado. Antonio Maza Pereda

miércoles, 12 de marzo de 2025

Día internacional de la Mujer

Una vez más, como todos los años, volvemos al M8, la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo. No sobra decir que no es una celebración, no es un motivo de felicitación. Todavía no: no hay suficientes cambios que puedan celebrarse. Es más bien una conmemoración. Como se ha dicho muchas veces en situaciones parecidas, es para que no se nos olvide, para que no tengamos fuera de nuestra conciencia el hecho de que la mitad de la humanidad no está siendo tratada de una manera correcta. Y hay el riesgo de que sea algo que deje de ser noticioso, y como se repite año con año, deje de ser importante para algunos. Los comentarios de este evento, el pasado sábado, donde hubo manifestaciones en muchísimas ciudades, ocurrieron el domingo por la mañana, y para el lunes ya se había olvidado el tema y se estaba hablando de otros asuntos mucho menos relevantes, mucho menos trascendentales. El riesgo es que esta conmemoración se vuelva parte del paisaje, como la entrada de la primavera. “Toca el M8, habrá manifestaciones, habrá algunos inconvenientes, algunas declaraciones, y hasta la próxima. Ya ocurrió, ya cumplimos, no hay más que hacer”, es la tónica para algunos. De fondo, lo importante es preguntarnos. ¿Verdaderamente ha habido avances? “No mucho”, dicen las mujeres, “la situación no mejora”, añaden. Puede ser que haya algo engañoso en esto. Efectivamente, tal vez lo que está ocurriendo es que hay más mujeres que se sienten en la libertad de denunciar el modo como son tratadas. Cuando antes, tal vez consideraban que ese era su papel en esta vida. Como varón, es difícil decir si, efectivamente, hay mejoras. Son ellas quienes tienen que decirnos si hay avances. Sí, hay algunas cosas que el gobierno presume y celebra. El hecho, por ejemplo, de la paridad de género en los puestos políticos, en las posiciones de la administración pública. Que es en realidad lo que el gobierno puede hacer. Difícilmente, el gobierno puede cambiar la cultura de la población, y la Sociedad. Y no es que sea inútil. Claramente, es importante que el gobierno tome una posición clara. La pregunta que podrían hacer algunas mujeres, es decir: “¿y en qué nos beneficia el hecho de que hay el mismo número de senadores que de senadoras?”. “Cuando finalmente los coordinadores de las distintas bancadas generalmente son hombres. Y en todo caso, se les pide a las mujeres que aprueben, como se ha dicho, sin cambiar ni una coma, lo que les presenta su partido”. Hay un poco, tal vez, de cinismo en esto, pero no es del todo equivocado. Lo importante no es solo que haya paridad, sino también cuál es el acceso efectivo a la toma de decisiones. Porque no se trata de un asunto meramente de cantidad, que haya el mismo número de gobernadores que de gobernadoras. ¿Cuántas, verdaderamente, tienen acceso a las decisiones? Estamos en el primer año en que gobierna al país una mujer. Y es de esperarse que el mero hecho de su presencia, que sea quien tome decisiones muy importantes, será algo que beneficie a todas. No es algo inútil, pues. El gobierno da un mensaje claro. Ahora, hay que dar la posibilidad a las mujeres para que estén listas para asumir esos puestos. No solamente porque hay un reglamento de paridad, sino por el hecho de que han sido preparadas de una manera importante, para que puedan tomar decisiones mejor o igual, por lo menos, que los hombres. Y eso es lo que realmente importa. El gran asunto es si las mujeres verdaderamente sienten que se les discrimina menos. Aún más, si verdaderamente sienten que hay menos violencia hacia ellas. Desde la más común, como es la violencia económica, donde sus familias les asignan menor presupuesto familiar por el mero hecho de ser mujeres, pasando por el hecho de los maridos que no se hacen cargo de sus obligaciones y le cargan toda la responsabilidad económica a la mujer, hasta el otro extremo, el del feminicidio. Y estamos viviendo en esos extremos. No es claro que verdaderamente estemos mejorando. Es difícil medir si efectivamente está ocurriendo tal avance. Y no es una cuestión meramente de encuestas de opinión, sino ver qué ocurre en la realidad. Tenemos en esto, sobre todo en el punto de vista laboral, una especie de círculo vicioso. El ideal es que a igual trabajo se dé igual remuneración. Y es bastante claro que esto no ocurre en la mayoría de las empresas. Seguimos teniendo la idea, de que los hombres tienen necesidades mayores, porque son el sostén de las familias. Y como ya se ha dicho en alguna otra ocasión, estamos ignorando el hecho estadístico de que al menos un tercio de los hogares están siendo sostenidos por las mujeres. Eso suponiendo que los datos que tiene el censo sean correctos, porque muchas veces la esposa no quiere decir que su marido no se hace responsable de sus obligaciones, y por lo tanto no lo declara al censo. En este círculo vicioso, no es solo la idea de que es el hombre el que sostiene la familia, sino también un hecho de que los hombres, por regla general, tienen más antigüedad en los puestos de trabajo y también mayor capacidad para la toma de decisiones. Pero hay aquí también una falacia. Si nunca se les ha dejado a las mujeres participar en la toma de decisiones, es muy difícil que tengan esa capacidad. Simplemente, no se les permitió jugar ese juego. No se les da el puesto porque no tienen las capacidades, no se les prepara, no hace un esfuerzo consciente, para que cada vez tengan mejor capacitación en ese sentido. Y es uno de los problemas de la famosa paridad de género, que no asegura que, efectivamente, se esté dando su exposición a experiencias formativas. Simplemente, por el hecho de ser mujer se les da el acceso a un puesto. Tiempo después, empiezan a fallar por el mero hecho de que no han sido capacitadas, y se refuerza la idea de que las mujeres no son capaces para esos tipos de responsabilidades. Por otro lado, habría que preguntarse cómo Sociedad y, sobre todo, preguntar a las mujeres: ¿verdaderamente sienten menos miedo cuando se trasladan solas, en sus momentos en los que están sin apoyo? ¿Se sienten verdaderamente más seguras en este país, cuando en general toda la población estamos sintiendo que no tenemos seguridad? ¿Y las mujeres, cómo lo sienten? Queda un largo camino por recorrer. El tema de la paz es un punto que abarca mucho, pero sobre todo las mujeres son las más afectadas por este asunto. El gobierno debe de hacer su tarea. Pero solo actuará si la Sociedad lo exige. El problema es el cambio cultural. Cambios que son difíciles, que todavía pueden tomar décadas y hasta posiblemente generaciones. Son cambios lentos, difíciles, y también muy poderosos. Y eso es lo que estamos viviendo. Un cambio lento y muy extenso. La mitad de la humanidad está buscando cómo debemos de cambiar y nos lo está exigiendo. Sabemos que no podemos seguir así. Y debemos pedirles, benditas damas, señoronas, que no quiten el dedo del renglón, porque lo necesitamos tanto o más que ustedes. Antonio Maza Pereda

miércoles, 5 de marzo de 2025

¿Podemos confiar en los medios?

En este momento, la gran escasez, es de esperanza. Y no necesariamente porque nosotros, en lo personal, estemos desesperanzados. Básicamente, pensemos en los medios, tanto los profesionales, los oficiales, como los privados, los de las redes sociales, que nos tienen constantemente en un estado de duda, de agobio y desesperanza. Y esto es algo que nos mantiene inquietos. Pensemos en dos noticias importantes de los últimos días. Uno es el caso de las guerras tradicionales. El otro, el de las guerras comerciales. Ambos, entre naciones. Ambos, con el potencial de dañar a agresores y agredidos. Porque, en una guerra, todos los bandos pierden. El enfrentamiento entre Trump y su vicepresidente Vance con el señor Zelensky, presidente de Ucrania, quienes nos dieron un verdadero show que deja a la humanidad en la desesperanza. Poco importa saber quién ganó, quién perdió, quién tenía la razón, si alguien fue grosero o si ambos lo fueron, si ambos deberían de pedir disculpas o no. Simplemente, el resultado, después de haber visto un enfrentamiento de este estilo, no nos deja nada. No nos deja una posibilidad clara de que esta guerra, tan compleja, se vaya a resolver pronto. Y por el estilo: en estos mismos días, se hace realidad la ya tan anunciada amenaza de poner aranceles a distintos países, entre otros México. Tras de un tiempo de espera, el señor Trump cumplió con sus amenazas y de poco sirvieron reuniones, ofrecimientos de acciones por Canadá y México para cumplir las peticiones del presidente de los EE. UU. Hay varios asuntos alrededor. Por un lado, los temas mismos. Situaciones complejas, difíciles, que no se pueden manejar con simplicidad. Pero, más importante, hay una deformación constante, buscada y desarrollada de la opinión pública. Donde se escuchan informaciones, se presentan datos y se tuercen, se muestran parcialmente, solamente para darle peso a sus ideas. El resultado de esta comunicación, es desesperanza, miedo, rencores, fanatismo, odio. Tenemos no solamente ese tipo de resultados sino, algo tal vez más importante: nos estamos acostumbrando a tener una apariencia de razonamiento. Se ha hablado mucho de la posverdad, un tema tal vez más para filósofos y especialistas en el lenguaje. Vivimos las llamadas fake news; se nos está diciendo que ya la realidad no es lo que importa, que la razón no cuenta. Es una transformación, una deformación de la percepción de la realidad. A esas visiones deformadas se les hace pasar por razones. Y lo peor, es que lo estamos creyendo. Ante esta situación, ¿podemos confiar en los medios? ¿Cuál es el objeto de esta transformación, de esta deformación? ¿Será acaso buscar la paz? ¿O será tal vez el dinero o el prestigio? Parece que una parte del objetivo es crear y obtener ventajas de tipo económico. Pero también una parte importante es que tal vez, de ambos lados, hay una búsqueda de ganar a costa de la derrota del otro. No hay en esta discusión una búsqueda del concepto de ganar-ganar. Parecen decir: “Te aplico mi poder y no puedes hacer más que aceptar mi voluntad”. Y lo hacemos frente a la prensa o en la plaza pública, donde no voy a aceptar que el otro pudiera tener, ni siquiera, un poquito de razón. Donde quiero quedar bien, porque estoy frente a quienes van a decir: ¿Quién ganó? En ambos eventos nos encontramos con supuestos argumentos, con frases como: “no nos agradecen, no duran ustedes ni dos días sin nuestro apoyo, nos están faltando al respeto” o en el otro caso, como: “tomaron decisiones unilateralmente, no nos han tomado en cuenta, nosotros somos un pueblo soberano y ustedes no lo están considerando”. Finalmente, argumentos que son más de emotividad y no necesariamente de razón. Y que después de haberlos dicho, es muy difícil echarse atrás. El punto es cómo avasallar al enemigo, cómo poner fin a sus anhelos. Están poniendo sus ilusiones en mentiras. Y no debemos ser así. Necesitamos poder arriesgarnos a tener esperanza y tenemos que defender nuestra esperanza con respeto, con delicadeza; sostener nuestros puntos de vista, y vivir de acuerdo con esa esperanza. Y esto es verdaderamente importante. Si no logramos tener en la comunicación tan fundamental, en la vida diaria, de esa vivencia de la esperanza, nuestro futuro será bastante dudoso. Tenemos que acostumbrarnos a tratar de convencer porque lo vivimos, ya que nosotros lo estamos demostrando con nuestro modo de ser, que creemos en aquello que estamos tratando de usar como argumento. Tenemos problemas, casi siempre, por convertir el análisis en un asunto de política. La comunicación tiene un fondo político por el mero hecho de que trata de lo público, y también al revés: todas las cosas públicas terminan teniendo una faceta de comunicación. El propósito de una buena comunicación es poder construir una comunidad. Pero una comunidad no se construye de la manera como lo estamos presenciando. No se construye sin armonía, no se construye venciendo y derrotando a los demás. Se trata de aceptar que puede haber diferentes puntos de vista y que, muchas veces, esos aspectos son valiosos. No se trata solamente de tener un buen método para vencer, que es lo que estamos manejando en este momento: hay que tratar de construir la paz tanto en los extremos tan dolorosos como puedan ser la situación en el Medio Oriente o en Ucrania, como la paz en nuestros hogares, en nuestras familias, en el trabajo diario, en la Sociedad. Y, por difícil que parezca, también en la política. Es importante construir garantías, de manera que pueda haber confianza. Mientras no tengamos confianza los unos en los otros, la paz es imposible. No se trata de lograr la paz para el vencedor y, desgraciadamente, lo que estamos viviendo en este momento es que algunos quieren tener paz, a costa de que otros pierdan. Antonio Maza Pereda

martes, 25 de febrero de 2025

Un mundo tripolar

Recientemente, se está hablando de un cambio de época. Con la toma de posesión y las primeras decisiones del señor Trump, se piensa en un nuevo modo de mundo tripolar. Uno encabezado por el propio señor Trump, que incluye a Estados Unidos, otro polo encabezado por Putin de Rusia, y un tercero, por el señor Xi Jinping, presidente del Partido Comunista de China. Un concepto interesante porque, claramente, se están excluyendo áreas muy importantes como, por ejemplo, la Comunidad Económica Europea con todos sus nuevos adherentes, Japón y la India, con una participación relevante en el mercado mundial. Todo esto a raíz de las negociaciones para terminar con la guerra en Ucrania, donde se está excluyendo a Europa en las conversaciones y sobre todo al más afectado, el propio Ucrania. Y por el estilo se plantean las ideas de que, entre esos tres polos de la actividad mundial de la economía, se resuelvan la mayoría de los conflictos geopolíticos y lograr a través de ello una especie de paz. No es que falten las diferencias entre esas naciones. Mientras que en Estados Unidos se está buscando aislacionismo, China y Rusia están en plan de expansión. Uno es capitalista, los otros buscan una fuerte intervención del Estado en la economía. Tal vez lo único que los une es su populismo. Por otro lado, esta no es una nueva idea. En los 80 del siglo XX se hablaba de un concepto muy parecido. Un mundo tripolar donde los polos eran, en primer lugar, los Estados Unidos, después la Comunidad Económica Europea, que en aquella época era bastante menor, y por último Japón, claramente excluyendo áreas importantes. En los 80, todavía contaba la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, más los países satélites de Europa Oriental, incluyendo una parte de las colonias soviéticas en Asia. Australia era también significativa, y no se le estaba considerando desde un punto de vista geográfico, sino como parte, de alguna manera, de la Comunidad Económica Europea. En los 80, para cada uno de esos tres polos se mencionaban áreas de influencia. Por ejemplo, en Japón se hablaba de que su área de influencia era sobre todo Asia Oriental y una buena parte del Pacífico, sin incluir necesariamente a Australia. Europa, con su área de influencia en el Medio Oriente y África, así como EE. UU., con su área de influencia en Latinoamérica. Con lo cual ya se armaba ese mundo tripolar. Al final de los 80, principios de los 90, se empieza a hablar de otro concepto. Se habla de la Cuenca del Pacífico, viene la caída de la Unión Soviética, una importante disminución de la influencia de los rusos, y se rompe con ese esquema tripolar. Al final del día, el concepto de la Cuenca del Pacífico se volvió un área que era influida muy fuertemente por los Estados Unidos, de quien el famoso ensayista Luis Rubio decía que era el factótum del Pacífico, entendiendo por factótum el personaje con una influencia decisiva en ese lugar. Efectivamente, fue lo que ocurrió. Se fortalece China, no por sus propios méritos, sino básicamente gracias a la inversión de los Estados Unidos, el crecimiento de la maquila y sus inversiones en ese país. En el actual concepto del mundo tripolar se está excluyendo a Japón, quien ni siquiera se menciona, y no se menciona tampoco a la India, que tiene un crecimiento importante. ¿Verdaderamente es creíble que pueda sostenerse un nuevo mundo tripolar? A corto plazo, sin duda alguna. Pero el gran tema es, sobre todo, su sostenimiento a largo plazo. Y la razón es el invierno demográfico que está ocurriendo en varios de los países que son los que encabezan ese mundo tripolar. Por ejemplo, el caso de China, donde, debido al fenómeno de la obligatoriedad de familias de un solo hijo, se tiene un muy fuerte invierno demográfico, decrecimiento de la población y un envejecimiento importante en una parte considerable de la misma. El crecimiento se ha centrado solamente en algunas zonas llamadas las zonas económicas especiales. Otro ejemplo relevante es el caso de Japón, donde la población está disminuyendo y la proporción de ancianos crece cada vez más. En Rusia, un tema del que se habla muy poco, también se tiene un importante invierno demográfico, donde cada vez hay menos niños y aumenta el número de ancianos. La que se supone que era la segunda potencia militar del mundo, ha sido incapaz de derrotar a un país relativamente pequeño como Ucrania, quien ha recibido apoyos de Europa y EE. UU. Rusia ha tenido que estar pidiendo apoyo, incluso a Corea del Norte, para poder tratar de ganar una larga guerra en la que no han podido tener mejores resultados. Europa cuenta también con un invierno demográfico importante, donde su crecimiento viene básicamente de los inmigrantes, muchos de ellos de origen islámico, que es donde crece, realmente, su población. Estados Unidos, si se quita el crecimiento que aportan los latinos, tiene también un fuerte invierno demográfico, tanto en la población de anglos, como entre los afroamericanos, quienes están reduciendo su población, con una natalidad que es cada vez más pequeña. Eso significa que a largo plazo esas economías necesitarán, forzosamente, que aceptar la inmigración. En el mundo de Trump se buscan cerrar las puertas a la inmigración y se da también en Europa como la petición frecuente de los conservadores. Algo que muy calladamente se ha manejado en Japón desde hace muchísimo tiempo, donde es muy difícil que se permita la inmigración de gente que no sean, étnicamente, japonesa. Por otro lado, hay países donde existe un auténtico verano demográfico. Es el caso de la India, sobre todo, también en África y, en alguna medida, en Latinoamérica. Esto nos trae un problema muy fundamental. Este concepto de un mundo tripolar es factible a corto plazo, tal vez con una duración como la que pueda tener el señor Trump en el gobierno de los Estados Unidos. Hablamos tal vez de 5 años o máximo una década, pero es algo que es insostenible mientras se mantenga la idea contra la inmigración. Estamos necesitando de soluciones de largo plazo, para que en las zonas donde todavía hay crecimiento demográfico mejore la economía y dejen de ser dependientes de los grandes países, de los nodos del supuesto mundo tripolar. Se necesita una manera de hacer crecer las áreas de gran crecimiento como la India, África y Latinoamérica. Hay que pensar en un mundo multipolar, o tal vez, en un mundo no polar, donde todos los países puedan tener un reparto adecuado de los beneficios de la modernidad, y de la globalización. Los grandes países deben dejar de pensar en repartirse el mundo, que es el concepto que estamos viendo con su idea actual de tripolaridad. Antonio Maza Pereda

lunes, 17 de febrero de 2025

El mal mayor

Estamos en México en una situación donde prevemos una serie de males que nos están preocupando como sociedad. El balance de poderes entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, el problema del Infonavit, las deportaciones de migrantes y otras ocurrencias del señor Trump así como otros asuntos adicionales de lo cual no es el menor, el de la paz en el país. Una serie de males que no encontramos una manera fácil de resolver. Por otro lado, hay un problema que está en la raíz de varios de estos males y que es de más largo plazo, probablemente peor que lo que estamos percibiendo en los otros y que, si se resolviera, habría una solución más completa para todos los demás males. Ese asunto es la falta de participación ciudadana en lo político y lo social. Tenemos la mala costumbre de dejar muchas cosas en manos del gobierno, como si quien manda tuviera la posibilidad o la obligación de resolver por nosotros muchas de nuestras dificultades. Esa costumbre nos ha hecho ser muy buenos para criticar. Lo cual está muy bien. Sí, debemos de criticar, por supuesto, pero no deberíamos de quedarnos en esto. No basta solamente con la crítica. Hay que pensar que también tenemos que ser proactivos, tenemos que participar. Y todo esto nos trae un gran desánimo al ciudadano común, precisamente porque vemos que, por más que haya críticas y señalamientos, el gobierno no toma soluciones. ¿Qué es lo que está pasando aquí? ¿Es inútil la participación ciudadana? ¿Se está haciendo cierto ese dicho de que somos ciudadanos sin poder? Porque, efectivamente, estamos haciendo una parte de nuestra tarea, pero aparentemente no es suficiente. Y eso está en la base de muchos de nuestros males. Si estamos pensando que nuestra actividad ciudadana consiste, únicamente, en votar a su tiempo y después dedicarnos a exigirles a los elegidos, claramente le está haciendo falta algo, algo que estamos viendo que no ocurre. Muy probablemente, el problema viene de que pensamos que toda la acción política debe venir de un solo grupo de actores, lo que normalmente llamamos el gobierno. Estamos viviendo la parálisis y posiblemente la muerte de muchas sociedades intermedias, que son importantísimas para el funcionamiento de la democracia. ¿Qué entendemos por sociedades intermedias? En un extremo, está el Estado, con sus tres poderes. Lo que se podría llamar el nivel más elevado de la sociedad política. Y luego, por otro lado, en la base está la familia, que es la célula de la sociedad. Entre estas dos, existen una gran cantidad de sociedades que no son necesariamente obligación o potestad del gobierno, sino que son asumidas por la ciudadanía. A esas les llamamos sociedades intermedias. En nuestro país, tradicionalmente hemos tenido muy poca participación y creación de este tipo de sociedades. Y, en los últimos tiempos, algunas de esas sociedades han desaparecido o han sido absorbidas por el gobierno. Hay muchos ejemplos de este tipo de sociedades. Por ejemplo, sociedades de tipo filantrópico. No le podemos dejar al gobierno en exclusiva el papel de la filantropía, que muchas veces han asumido, a veces con razones y otras, básicamente, por tener una influencia sobre una clientela que después le puede rendir en otros aspectos. La cultura, que también muchas veces la encargamos al gobierno y nos quejamos de que no está haciendo lo suficiente por impulsarla. Cuando no podemos esperar que sea el único en desarrollarla. En otros campos, está la investigación, por ejemplo, de tipo académico y sobre todo de tipo tecnológico, donde las sociedades civiles e incluso las sociedades mercantiles tienen un papel importante. No podemos pensar que solo el gobierno tiene esa obligación. Y desde luego, la economía, donde la empresa privada, sobre todo, debe de tener su ámbito y su libertad. El punto fundamental aquí, es que no debemos esperar del gobierno todas las soluciones, ni que sea el único actor en temas políticos y sociales. Esto no ocurre en una democracia bien constituida. A esto se le llama una democracia participativa, y es precisamente la idea. Un sistema de gobierno donde hay participación de los ciudadanos, para asegurar que la democracia se dé plenamente. Claramente, puede darse el caso, que ocurre con cierta frecuencia, que no existan las sociedades intermedias, o estas sociedades no están haciendo su tarea. En esos casos, es posible que el gobierno, de una manera subsidiaria, provea un apoyo temporal. Pero claramente se trata de algo transitorio. No se puede estar subsidiando de manera permanente a las actividades que les tocan a las sociedades intermedias. Nos está fallando ese tramo muy importante de la democracia. No podemos seguir atenidos a que el gobierno se haga cargo de todo y suponer que con quejarnos y hacer públicos nuestros señalamientos, ya todo se va a resolver. No se dice que la ciudadanía no se queje. Por supuesto que es relevante. Es necesario que le hagamos saber al gobierno las cosas que la ciudadanía considera importantes. Pero no es suficiente. Si no tenemos participación, es difícil que convenzamos al gobierno de esta necesidad. Se requiere educar a la ciudadanía para que cambie sus convicciones y se vea realmente en un papel protagónico, un rol significativo. Donde, a distintos niveles, todos los ciudadanos estemos participando, de tiempo parcial o, en algunos casos de tiempo completo, para lograr que se dé en los hechos la democracia. Antonio Maza Pereda

martes, 11 de febrero de 2025

Como anillo al dedo

Hace ya algunos años, el entonces presidente Andrés Manuel, tuvo un dicho a propósito de la pandemia del coronavirus, afirmando que dicha pandemia “le venía como anillo al dedo a la 4T”. No hubo mucha explicación de lo que dijo, no hubo tampoco debate. Muy rápidamente se olvidó todo el asunto en medio del caos de descalificaciones y críticas que hubo en ese momento. Hoy nos encontramos con una situación parecida. Las acciones del señor Trump podrían ser que le vengan como anillo al dedo a la 4T. Usted se preguntaría: ¿por qué? Bueno, porque es un distractor importante. Porque ha logrado que ya no haya debate, que no se examinen temas cruciales, como la tómbola mediante la cual se eligió a los candidatos para ser jueces. O el asunto del INFONAVIT y cómo el gobierno pretende quedarse con recursos que en realidad son de los trabajadores. Y también el anuncio reciente de que, el Poder Legislativo, pretende crear treinta nuevas reformas a la Constitución. En realidad, los anuncios de Trump han tenido ese efecto: distraernos y tenernos más preocupados por los aranceles, así como por las declaraciones del señor Trump, que lo que está ocurriendo en nuestro país. Pero ha tenido otro efecto importante. Las acciones del señor Trump se han tomado como un motivo para llamar a la unidad a los mexicanos. En primer lugar, para recuperar la unidad en la 4T, que venía ya empezando a tener problemas significativos. Con políticos de muy alto nivel atacándose entre sí. Al parecer, los políticos están convencidos de que cuando los mexicanos sentimos que alguien ataca a nuestro país, reaccionamos uniéndonos para apoyarnos los unos a los otros y para defender a nuestra nación. Lo cual no deja de ser un tanto dudoso. En nuestra historia, incluso en la historia precolombina, la norma fue una gran división entre los diferentes grupos indígenas y un historial de guerras donde unos trataban permanentemente de dominar a los otros. Por no hablar del siglo XIX, el siglo de los caudillos, como le llamó algún famoso historiador, marcado por una gran carrera, para atacar a sus contrincantes, con una gran cantidad de guerras civiles, y grupos que estaban haciendo intervenir a naciones extranjeras para qué apoyaran su causa. Y qué decir del siglo XX. De manera que es difícil demostrar que los mexicanos nos unimos ante las amenazas extranjeras, pero al menos esa parece ser la creencia de nuestros políticos mexicanos. La distracción que examinamos funciona de diferentes maneras. Por poner un ejemplo reciente, se habló de que, a nuestras aguas, llegó uno de los portaaviones más poderosos del mundo: el USS Nimitz de los EE. UU: un portaaviones con armas nucleares, propulsado por energía nuclear, y que tiene una capacidad de fuego extraordinaria. No solo en armas nucleares, sino también en las de tipo convencional. Se dijo que el mencionado portaaviones estaba entrando al mar de Cortés. Se hizo una pregunta en la mañanera del pueblo y la señora presidenta dijo que, efectivamente, el navío tenía autorización de la marina para ese viaje. El recorrido por el mar de Cortés pasa por las costas de Sinaloa y de Sonora, quedando también muy cercano a Durango: la zona de tres estados que se ha llamado el triángulo dorado, donde habitan los principales cárteles del país. Es muy difícil creer que ese portaaviones estuviera haciendo un recorrido turístico. Además de mostrar la bandera de su país, hay otras posibilidades. Por ejemplo, que estén haciendo un reconocimiento sobre el terreno con mayor detalle del que se puede obtener desde los satélites artificiales. Y también la posibilidad de tener desembarcos, para dejar suministros en sitios ocultos, para preparar un evento de guerra sintética, y eliminar a algunos de los que Trump llama “terroristas internacionales”. Pero finalmente, con toda esta distracción, el asunto se ha olvidado por completo. En otro momento se dijo que un avión de guerra norteamericano, del cual no se sabe si venía del propio portaaviones Nimitz o no, había cruzado a todo lo largo de Baja California y se pensó que era algún tipo de espionaje. Finalmente, no se ha terminado de dilucidar el asunto. No sabemos en concreto qué fue lo que pasó. Como de costumbre, por razones “de seguridad nacional”. Esto es, finalmente, lo que nos está pasando. Tenemos una competencia en los medios, donde se preocupan de lo estrambótico, de lo sensacionalista y olvidan lo demás. Y en este mismo sentido, encontramos con que las acciones del señor Trump, sean en América del Norte, sean en Europa o sean en la Franja de Gaza, tienen más interés por ser más exageradas, más raras, y esas noticias nos llevan a olvidar qué es lo que nos está ocurriendo en nuestro país. Es importante que no nos dejemos distraer tan fácilmente. Los temas relevantes que están ocurriendo en este momento en el país, no dejan de ser transcendentales por el hecho de que un extraño enemigo esté tratando de hacerle daño a nuestra nación. Y deberíamos estar permanentemente conscientes de lo que está ocurriendo. Olvidarnos del sensacionalismo. Pedir explicaciones. Nosotros, que somos los ciudadanos sin poder, no podemos dejarnos manejar fácilmente a través de medios interesados en mantenernos distraídos. Antonio Maza Pereda

lunes, 3 de febrero de 2025

Aranceles y más aranceles

La semana pasada estalló uno de los retos que hemos estado comentando, el más inmediato, el que tiene consecuencias de largo plazo. El tema de los aranceles que el señor Trump está colocando a las exportaciones mexicanas y canadienses. Aranceles que aún no es muy claro si serán por producto o serán generalizados y que tienen por objeto forzar a ambos gobiernos de esos países para tomar medidas en asuntos que los Estados Unidos quieren solucionar. Por otro lado, son problemas que los EE. UU. no han podido resolver por sus propias fuerzas. Trump supone, en todos los casos, que tanto México como Canadá podrían estar ayudando más de lo que hacen. En este momento lo que propone es un tipo de castigo. Pero estamos en la ignorancia sobre qué es lo que se está pidiendo, en concreto a México o a Canadá. En pocas palabras, están señalando qué resultados se esperan, pero no cuáles serían las medidas para lograrlo. Por ejemplo, piden mayor control de las fronteras, sin decir de qué manera se va a medir y cuáles son las acciones que se espera que estos países lleven a cabo. En el caso de México, en particular, los dos temas fundamentales son el fentanilo y limitar la migración ilegal. No queda claro por qué México considera que imponer aranceles sea problema para nuestra soberanía o una lesión de la dignidad de nuestro país. De hecho, cualquier país tiene en cualquier momento el derecho de imponer aranceles según le convenga a su economía. Y el asunto no se resuelve pidiendo mantener un diálogo entre iguales o el respeto a la dignidad de nuestro país. Lo cual, por otro lado, muchas veces esa no es una defensa suficiente. Es verdaderamente raro poder recordar algún caso de una nación fuerte que haya sido detenida en sus acciones contra una nación débil solamente con apelar al respeto a la soberanía del débil y a la dignidad de los pueblos. La triste realidad es que una nación débil no tiene más posibilidad que negociar todo lo que pueda, tratar de obtener la mejor opción posible, pero que finalmente la nación fuerte obtendrá la mayor parte de lo que desea. Y eso es algo sumamente difícil de evitar. Hemos dicho que en esto tenemos una gran incógnita. ¿Qué es lo que, de fondo, está pidiendo el gobierno de Trump? En esto no nos queda más que especular, porque no se ha hecho una declaración precisa en ninguno de los dos frentes. Supongamos, por ejemplo, que la idea del señor Trump para reducir el problema del fentanilo es pedir que México extradite a un cierto grupo de personas que ellos ya tienen ubicados y que son los que de fondo manejan ese mercado. Y que tal vez entre ellos pudieran estar personas allegadas al gobierno. Claramente, en ese caso sí valdría decir que el gobierno pide que respete nuestra soberanía y que no vamos a aceptar que nos traten de esa manera. El mero hecho de pedir que haya menos fentanilo es mucho más difícil de medir y de exigir. Por otro lado, supongamos que se quiere mejorar la situación de las empresas de Estados Unidos de tal manera que puedan ser más competitivos en su propio mercado. Y una de las quejas que se han hecho con frecuencia es que México, debido a que tenemos salarios sustancialmente más bajos que los de Estados Unidos, tenemos una competencia que ven como desleal. Y que esa diferencia está provocando cierta cantidad de desempleo en ese país. ¿Podría, por ejemplo, el gobierno de Estados Unidos pedir que las empresas exportadoras de México paguen salarios equivalentes en su poder adquisitivo al que se les paga a los trabajadores de los Estados Unidos? En tal caso, sí podría pensarse en que se tiene un piso parejo para la competencia. No es algo sencillo, pero finalmente no es algo tan difícil de medir. Y puede haber un modo de certificar que eso está ocurriendo. Obviamente, habría empresas mexicanas que no podrían competir en esas condiciones, pero a lo mejor habría otras que seguramente lo podrían hacer. De hecho, algunas de las compañías automotrices establecidas en México son las más productivas del mundo, precisamente porque tienen mayor automatización y menor uso de personal. De hecho, no sabemos qué es lo que efectivamente nos están pidiendo. En eso deberíamos tener alguna idea más clara. Da la impresión de que existe un protocolo secreto, que existen peticiones que no conoce el público en general y que efectivamente podrían calificarse de lesivas para nuestra soberanía, el respeto y la dignidad de los mexicanos. Sin embargo, mientras no sepamos eso, no tenemos realmente ninguna base. La noción de que todo se va a resolver con ideas como que tenemos planes A, B, C o más, no garantiza que vamos a resolver la situación. No se ha hablado de otros problemas de fondo. Verdaderamente, tenemos que ver cuál sería el impacto en nuestra sociedad, de dónde va a financiarse el costo de crear empleos para los cinco millones de emigrantes que piensan deportar. ¿Dónde se obtendrá el dinero para la inversión en esos puestos de trabajo? Tampoco hemos hablado de cuál sería el impacto de dichas deportaciones en las remesas que recibimos de los migrantes. Lo que necesitamos es más claridad, que tengamos mejor conocimiento de cuáles son las verdaderas exigencias de Trump para poder proponer soluciones. Los aranceles son solo el arma con la que nos amenazan para exigir ciertos resultados. La cantidad que recauden los EE. UU. mediante los aranceles, no basta para resolver el tema del fentanilo ni el de la emigración ilegal. Por otro lado, defender a México amenazando con imponer otros aranceles, no resuelve la situación. Tan es así, que el señor Trump ya dijo que, en tal caso, simplemente subirá a su vez los aranceles. Lo que no sabemos con precisión es qué Trump le está pidiendo al gobierno mexicano. Claramente, nuestro Gobierno no ha confiado en la ciudadanía para mantenernos informados. Por ello, solamente tenemos respuestas vagas. Sí, sabemos cuál es el resultado que quieren. Sabemos con qué nos están amenazando. Pero no que nos piden que hagamos. Antonio Maza Pereda

lunes, 27 de enero de 2025

Retos 2025

Iniciando el año 2025, estamos en la época cuando muchos hacen pronósticos. ¿Qué nos traerá este nuevo año? No pretendo hacer profecías, que son famosas porque casi siempre fallan. Pero por lo menos hay que tener alguna idea de cuáles son los principales retos que enfrenta nuestro país. Tanto en el año 2025, pero también para los años siguientes. Puede haber diferentes tipos: retos para la Sociedad, retos para el Gobierno actual, retos para la oposición y algunos más. Hablando de la Sociedad, tal vez el reto más importante es lograr alcanzar la paz. Es necesario que se termine con la siembra sistemática de odio que nos ha caracterizado en los últimos años. Para ello también cuenta la influencia de los Estados Unidos. Si se cumplen algunas de las promesas de campaña del presidente Trump, probablemente presenciemos la guerra sintética, una guerra donde no se ataca a los ejércitos, sino que se cometen asesinatos individuales de personas que se les considera nocivas para lograr alcanzar el triunfo para quienes están combatiendo. Posiblemente, esto es lo que intentará el Señor Trump: intervenciones quirúrgicas, para eliminar a algunos a los que considera los principales enemigos de su país. Otro reto: ¿qué ocurrirá con nuestra economía? ¿Habrá una recuperación mundial? ¿Continuará la situación de endeudamiento importante de los principales países desarrollados? ¿Inflación o deflación? Tal parece que los bancos centrales están jugando un poco al aprendiz de brujo, bajando las tasas de interés. ¿Se dará reversa al impulso de la globalización? Obviamente, la situación internacional nos afectará como país. Para este Gobierno, el reto fundamental es contener el gasto, cumplir con la oferta de reducir el déficit público, y lograr un balance entre el gasto y los ingresos, algo difícil de lograr. La mejor muestra de que esto está siendo un problema, es el modo como han tratado de quedarse con los fondos de los trabajadores en el INFONAVIT. Algo que ha sido cuestionado muy fuertemente, sobre todo por los sindicatos que consideran que ese es un dinero que no es del Gobierno y no tiene derecho a utilizarlo. Claramente, se está buscando de qué manera se puede balancear el gasto que se ha programado cuando los ingresos no se prevén amplios. No se habla de reforma fiscal. Más aún, se ha dicho que no existirá un aumento de impuestos, pero resulta difícil creer que se pueda cumplir con esa promesa. Por otro lado, ¿qué se espera de la inversión? Se han hecho promesas muy alegres, que muchas veces no consisten realmente en la inversión de lo que algunos llaman dinero fresco, sino la reinversión de las utilidades que ya obtuvieron y que están en el país. Mismas que ya están utilizadas en muchas formas, como capital de trabajo, equipamiento, reparación, ampliaciones mayores, y otras cosas de ese estilo. Este es un problema fundamental. Habrá que esperar y ver si la empresa privada cumple con lo ofrecido, o si esperan a ver qué condiciones nos impone nuestro mayor socio comercial. Un reto importante, el llamado Near Shore, la relocalización de las capacidades productivas. Se ha mencionado como la gran promesa de los próximos años para México, porque tenemos una posición envidiable de cercanía al mayor mercado del mundo, con un acceso amplísimo y costos de logística muy bajos. Un obstáculo relevante es la intención de los nuevos gobernantes de los Estados Unidos, de evitar lo más posible las importaciones. En el vocabulario del señor Trump no existe el Near Shore, sino el No Shore. Es decir, importar lo menos posible. Tristemente, no hemos hecho suficiente en inversión de infraestructura, de carreteras, de vías férreas, para aprovechar esta situación. El área para desarrollar es la logística. Y esto no ha ocurrido. Las inversiones del sexenio pasado han tenido más que ver con turismo, y Pemex. Una inversión menor, para llevar a cabo el famoso ferrocarril transoceánico, el cual, por cierto, es un proyecto que procede del siglo XIX, en el fallido tratado Mac Lane-Ocampo, que no se llevó a cabo, aunque ya preveía la necesidad de crear ese ferrocarril. Y en casi 200 años estamos todavía estancados en esa misma idea. Lo cual podría ciertamente ayudar, reduciendo los costos de pasar por el canal de Panamá. El punto central para que se desarrolle verdaderamente la inversión en general y en particular el aprovechamiento del Near Shore, es la seguridad de tener un verdadero Estado de derecho, sobre todo en los aspectos de derecho mercantil, para que no sea un verdadero calvario tener que cobrar deudas insolutas. Por supuesto, eso tiene que ver también con tener un sistema judicial creíble que, verdaderamente, pueda garantizar que sea un contrapeso al ejecutivo. Seguramente hay otros retos importantes, tal vez de mucho más largo plazo. ¿Cómo mejoramos la educación privada y pública? Que ambas necesitan ser renovadas. ¿Cómo mejoramos la generación de tecnología propia? Que es una de las ofertas cruciales del nuevo régimen, y que requiere de una buena cantidad de inversión en recursos humanos. En lo cual tuvimos un atraso importante en el sexenio pasado. Un gran reto de nuestra presidenta, es mantener la unidad de la 4T. En su primer trimestre de gobierno, ya empiezan a ocurrir las acusaciones y descalificaciones entre los políticos que compitieron con la doctora Sheinbaum por el nombramiento como candidata presidencial. Mientras que otro precandidato, procedente de un partido aliado, ya está anunciando la formación de un movimiento para ser presidente el próximo sexenio. Hay un reto mayúsculo: el de lograr la confianza de ese 46 % del electorado que no votó por el Gobierno actual. Y también lograr, por el lado de la oposición, reconstruir partidos, movimientos o sociedades intermedias viables, y que verdaderamente empiecen a influir sobre la Sociedad. Año de retos y, como ocurre con frecuencia, un año que puede traer oportunidades, si no nos dejamos paralizar por estos temores. Antonio Maza Pereda