Hace precisamente seis años, estaba yo escribiendo varios artículos sobre los candidatos y candidatas que eran en ese momento quienes se presentaban ante la ciudadanía para los puestos de gobernadores, congresistas, presidentes municipales, y otros más. Revisando lo que escribí en aquel momento me llama mucho la atención ver que la situación no ha cambiado demasiado. Prácticamente lo que dije en aquel momento seguiría siendo válido ahora. Permítame compartir con usted lo que reflexionaba hace un sexenio, en una carta abierta a candidatos y candidatas, en aquellas elecciones intermedias:
Estimad@ candidat@
Sé muy poco de Usted. Solo sé lo que la mercadotecnia electoral me dice. Por supuesto, esos especialistas muy bien pagados me van a decir que Usted tiene todas las bondades y toda la simpatía que un ser humano puede tener.
Ya nos analizaron científicamente al votante promedio y ahora nos dicen que Usted es como nosotros, que piensa igual y que desea para este país lo mismo que desea la mayoría de la población. Por eso todos nos dan la misma oferta y nos hacen tan difícil elegir entre Ustedes. ¿Cómo saber quiénes son en realidad?
¿Qué resultados dieron cuando gobernaron o legislaron? ¿Cuál era y es su equipo de trabajo? ¿Cuáles fueron y son sus padrinos políticos? ¿Quiénes lo patrocinan? ¿A qué asociaciones pertenece? En pocas palabras, díganme con quién andan para que yo sepa quien son… En este momento no lo sé. Su poderosa promoción y la maquinaria electoral no me lo permiten.
¡De veras quiero votar! Ayúdenme dándome razones para apoyarlo: no propaganda, lemas, frases hechas, discursos rancios, manipulación emocional, imagen fotogénica. ¡Razones, denme razones, aunque sea más difícil!
A seis años de distancia mi situación no ha mejorado. Sigo exactamente en la misma situación de confusión. No hemos ganado en claridad de las ofertas, seguimos sin saber con precisión qué es lo que verdaderamente ellos piensan hacer en el puesto para el que nos piden nuestro voto. Sí, ahora sé que muchos de ellos saben bailar. Algún mercadólogo ha dicho que demostrar en YouTube o en Tik Tok sus habilidades para el baile, les va a permitir ganar el voto joven, sobre todo el de aquellos que votarán por primera vez. Yo no sé si en sus sesudos análisis han encontrado si el resto de los votantes, aquellos que ya han votado varias veces, consideran sus habilidades para el baile como una buena razón para votar por ellos. A lo mejor creen que a mejor baile, mejor habilidad política o capacidad tendrá el candidato.
Todos, por supuesto, nos están diciendo que son igualitos a nosotros. Y no es que las situaciones sean las mismas de hace un sexenio, que las preocupaciones de la población no hayan cambiado. Pero ellos nos siguen diciendo que tenemos muchas razones para identificarnos con ellos. En pocas palabras, nos están diciendo que, si se parecen a nosotros, con toda seguridad también votarán en el mismo sentido que nosotros lo haríamos si tuviéramos que tomar la gravísima responsabilidad de crear leyes o de aplicarlas. Yo, en lo personal, preferiría votar con alguien que no sea como yo: alguien que sea mucho mejor, que tenga más preparación, mejor conocimiento, alguien que me sorprenda con propuestas que a mí no se me hubieran ocurrido y que me suenen no sólo novedosas sino también originales y viables
Como ya se ha comentado en esta columna, tenemos una pesada tarea por delante. La tarea de seleccionar con la mayor sabiduría posible quién va a participar en la conducción de este país, en estos momentos de crisis sanitaria, la consecuente crisis económica que se avizora, y la gravísima división que estamos viendo en la sociedad. La verdad es que resulta difícil votar en estas condiciones. Muchos están tomando la decisión de no votar porque no es fácil pensar en una decisión que no ponga en riesgo al país.
¿Será mucho pedirles a los candidatos que nos ayuden dándonos respuestas claras para orientar nuestro voto? Decirnos los equipos a los que pertenecen y, si no es demasiado pedir, cuáles son sus intenciones de llegar a ser electo diputado local o federal, gobernador o presidente municipal, o cualquier otro puesto para el cual están compitiendo.
De veras, de veritas que queremos votar. Hágannos fácil la tarea. A no ser que, como ya algunos maliciosos están diciendo, lo que los candidatos quieren hacer es que solo su voto duro sea el que decida estas elecciones. El voto de los que ya están decididos, de los que van a votar por consigna o por afinidad ideológica y no por razones que pudiéramos poner a debate. Porque, tristemente, esa es la impresión que muchos de ellos nos están dando.
Antonio Maza Pereda
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