Aún antes de los mayas, en Mesoamérica se inventó un sistema de numeración vigesimal que posteriormente se aplicó al calendario. Este sistema generó dos maneras de llevar el tiempo: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.
Desgraciadamente, este concepto del tiempo no ha trascendido a nuestra cultura, sobre todo en las culturas de negocios y de la administración pública. Tenemos una administración de cuenta corta, en la que planeamos, en el mejor de los casos, en términos de un año. Para muchos empresarios, su cuenta corta llega hasta el próximo día de pago de la nómina y su cuenta larga llega hasta el cierre del ejercicio fiscal. Para muchos administradores públicos su cuenta corta llega hasta el cierre de la próxima edición de los diarios o de los semanarios y su cuenta larga llega hasta la fecha de las próximas elecciones.
Esto significa que tenemos casi siempre planeaciones y administraciones fundamentalmente tácticas. Nos cuesta mucho trabajo pensar en términos estratégicos y las consecuencias están a la vista. Empresas y empresarios de visión corta, que planean en términos de semanas, cuando deberían tener una visión de lustros o décadas. Una administración pública que piensa en términos de un sexenio que se va acortando conforme va transcurriendo su mandato, cuando deberían pensar en términos de décadas o de generaciones, como debería ocurrir en las áreas de educación y de salud.
No es manera de conducir un país o una empresa. No, no estoy diciendo que planeemos a trescientos años. Lo que sí digo es que tenemos que salirnos de nuestra cuenta corta, cualquiera que esta sea, y que reflexionemos en las consecuencias a largo plazo de nuestras estrategias. Porque, frecuentemente, las soluciones que dan resultados a corto plazo, con frecuencia generan malas consecuencias a largo plazo.
Este es el propósito del blog Cuenta Larga. En él se tratará de proponer, exponer y, espero, debatir pensamientos, escenarios y juicios de Cuenta Larga. Sí, estoy consciente de que los estoy invitando a especular y a hacer propuestas que pueden fallar. Pero no hay remedio; el largo plazo no tiene palabra de honor. Pero el pasado no tiene porqué repetirse y cuando Usted está haciendo su estrategia en Cuenta Corta, sus probabilidades de quedarse… bueno, corto, son muchas.
¿Se anima? ¿Quiere arriesgarse a dejar nuestro cómodo mundo de la miopía administrativa y asomarse al mundo de los grandes riesgos? Si es así, acompáñeme en este blog y nos divertiremos mucho juntos.
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