Las variables que moverán el escenario de los próximos
cuatro años, en mi opinión, serán las siguientes:
· - Resultados de las elecciones federales del 2015; consolidación de la posición priista en el
Congreso y gubernaturas o su deterioro.
· - Mejora de la economía mundial, y en particular
la de los Estados Unidos; de manera rápida o de manera lenta. Sin duda, más
pronto o más tarde la economía mundial mejorará, pero no forzosamente en este período.
· - Para México, la implementación exitosa de las
Reformas Estructurales o, en todo caso, el fracaso total o parcial de dichas
reformas
· - recuperación de la confianza ciudadana en
general y de los inversionistas en particular respecto a la Administración Peña Nieto, o en otro caso la no recuperación
de dicha confianza
· - El estancamiento de los precios del petróleo en
niveles bajos o una recuperación a niveles cercanos a los que se tuvieron en el
2014. Eso dependerá del nivel de autosuficiencia energética de los Estados
Unidos, que les permita dejar de importar o incluso exportar petróleo y sus
productos.
Como pueden ver se trata de variables, no de eventos que se
cumplen o no se cumplen. Las variables podrían cumplirse parcialmente o irse a alguno
de los extremos.
Las consecuencias de la combinación de estas variables son
las que nos marcan posibles situaciones que generan escenarios. Las consecuencias serían las siguientes:
Si las elecciones próximas resultan favorables a la actual
administración, y se logra recuperar la confianza pública o, al menos, la
posibilidad de lograr concertaciones eficaces, el actual gobierno tendrá una
amplia libertad para su toma de decisiones. Por el contrario, si esas
elecciones les resultan desfavorables y además se da un fraccionamiento de los
partidos principales y se mantiene la pérdida de confianza en las fuerzas
políticas, los grados de libertad de la Administración Peña Nieto serían muy
pocos.
Por otro lado, si hay una mejora de la economía mundial, y
en particular la de nuestro socio comercial principal, los Estados Unidos, y
además se logra una implementación exitosa de las Reformas Estructurales, se
abrirán muchas oportunidades y habrá entusiasmo y decisión para invertir, no
sólo en inversión fija sino también en todo lo necesario para el capital de
trabajo y el desarrollo del capital humano. Por otro lado, si la economía
mundial y la de Estados Unidos se estancan y las Reformas Estructurales no se
pueden implementar plenamente y exitosamente, se reducirá mucho el entusiasmo y
la decisión para invertir tanto los capitales nacionales como los capitales
extranjeros que pudieran empujar el desarrollo de nuestra economía.
Reconozco que estoy haciendo una simplificación; pero es una
simplificación que nos podría permitir reflexionar sobre los posibles impactos
que las combinaciones de estas consecuencias podrían tener para nuestro país.
Si se da la combinación de: amplia libertad de la Administración
Peña Nieto con un fuerte entusiasmo de los inversionistas, sería el escenario Sueño Dorado de esta administración. Se
daría un fuerte crecimiento económico, aumentaría el empleo, sobre todo el bien
pagado, se desarrollaría la economía en nuevas áreas y, en caso de haber una
mejora importante de la economía mundial, se aprovecharían plenamente nuevas
oportunidades. En este escenario, el efecto regresivo de los precios bajos del
petróleo, tendría un impacto mucho menor. Claramente, aumentaría el costo de la
mano de obra, sobre todo la calificada y habría un déficit de personal
directivo de alto nivel, por lo que su costo también se elevaría. Estos
aumentos harían mejorar la fortaleza del mercado interno y permitirían entrar
en un círculo virtuoso donde el motor de la economía, por primera vez en la
historia, sería el mercado interno.
Si se da la combinación de una libertad limitada de la Administración
Peña Nieto, con un gran entusiasmo de los inversionistas, posiblemente se dé un
estancamiento, con crecimientos
económicos mediocres, que apenas permitan conservar el poder adquisitivo de la
población en los niveles actuales. Ese escenario sería: 2014 una y otra vez. No sólo tendríamos un estancamiento
económico, muy posiblemente seguiría el deterioro de las fuerzas políticas, las
cuales acumularían cada vez mayor descontento de la población. Si las
elecciones resultan en una fragmentación de las principales minorías que hoy
tenemos en el Congreso, tendríamos una atomización de la clase política y una
suerte de acusaciones recíprocas al interior de los partidos que hayan perdido
sus posiciones. Y, por supuesto, más obstáculos para implementar las Reformas
Estructurales. Bajo estas condiciones, los inversionistas extranjeros buscarían
otras oportunidades, y posiblemente a los inversionistas nacionales se les
irían oportunidades en las economías que estén recuperándose.
Si se diera la combinación de una amplia libertad de la Administración
Peña Nieto, pero combinada con falta de inversión, nos encontraríamos en un
escenario Gobierno como motor de la
economía. En este escenario, se desarrollarían rápidamente negocios que
dependen de la inversión gubernamental pero, desgraciadamente, la inversión de
los gobiernos, y no solamente en México, ha mostrado que sólo puede activar la
economía a corto plazo, mientras se da la obra pública. Esto genera un empleo
de corto plazo y generalmente mal pagado. No quiere decir que no pueda haber
excepciones, pero en general los gobiernos han demostrado que no son buenos
generadores de riqueza y sólo de una manera muy limitada distribuidores de la
misma. En este escenario se fortalecería el " capitalismo de cuates".
Es muy posible que esto nos llevara a crear barreras para la competencia y también
aumentarían los impuestos, dado que el crecimiento económico dependería del
presupuesto gubernamental. Eso lo podría llevar a cabo una administración que
tenga mayoría en el Congreso y grandes capacidades de concertación con otras
fuerzas políticas, aparte de tener una gran confianza de la ciudadanía.
Finalmente, el cuarto escenario es uno donde no hay
entusiasmo por la inversión y el gobierno no tiene muchos grados de libertad: un
escenario de Implosión, donde la
economía se contrae, el gobierno no tiene fuerza suficiente para modificar las
situaciones adversas, muy probablemente con fuga de capitales e inversiones mínimas, únicamente de mantenimiento,
así como un aumento de desempleo o de puestos de trabajo mal pagados.
Desgraciadamente, en un escenario así los únicos motores de la economía serían
los ingresos procedentes de las remesas de los emigrados, del sector informal
(único que estaría generando empresas y empleos), y los ingresos procedentes
del narcotráfico.
Cuatro escenarios, todos ellos posibles. Sueño dorado, 2014
una y otra vez, gobierno como motor de la economía, e implosión. Todos
posibles; habrá que ver cuáles son los que se van dando. En el corto plazo, lo único que se resolverá será, mediante las
elecciones y las acciones del gobierno y fuerzas políticas, recuperar la confianza del electorado y poder
generar suficientes grados de libertad a esta administración. O que no lo
logren. También puede ocurrir mezcla de esos
escenarios o se presente cumplimiento parcial de algunos de los mismos.
Con esta reflexión podemos pensar en planes alternos, en el
modo como debemos tener meditadas diferentes eventualidades. De poco nos sirve
pensar en un escenario único, sea positivo o negativo.
¿Y nosotros, Ciudadanía? Hay cosas en estos escenarios que
escapan de nuestras posibilidades. Pero lo que si podemos es evitar darles “cheques
en blanco” a las distintas fuerzas políticas y asegurarles que nuestra
confianza y nuestro apoyo dependerá de los hechos, no de la mercadotecnia política,
del número de spots, los kilómetros de pasacalles y los pomposos discursos.
Dependerá de sus hechos, los duros y fríos hechos.
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