Conste que no soy un experto en economía petrolera ni tampoco
economista. Como estudioso de la estrategia de negocios, sin embargo, creo que
algo puedo opinar en un tema que tiene mucho que ver con el análisis de la
estructura industrial de Michael Porter.
Hay que tomar muy en cuenta que las leyes de la oferta y la
demanda no funcionan del todo en los oligopolios, sobre todo cuando están
organizados como un cártel, como es la OPEP
(Organización de Países Exportadores de Petróleo u OPEC por sus siglas en inglés).
En ese caso, los precios han dependido más de manipulaciones políticas y de
oferta que a una demanda real del petróleo.
Algunos datos: en Diciembre de 1998, el precio del petróleo estaba
en 10.40 dólares el barril. Doce años después, el precio rompe la barrera de
los 100 dólares, y se mantiene así hasta
septiembre de 2014 donde baja a 96 y de ahí cae rápidamente llegando en Enero
de 2015 a 55 dólares. Y, como dice The Economist, ahora las empresas petroleras
ya desearían que el petróleo llegara de nuevo a 50 dólares.
Nada de esto tiene que ver con el crecimiento de la economía
mundial. Ni hay correlación con el cambio en el consumo de petróleo. Se alega
que hay exceso de oferta, pero no anuncian medidas para un recorte de esa
oferta.
Hay otros hechos no mencionados. El regreso de Irán al
mercado, después de levantarles las sanciones internacionales limitando su exportación. La ocupación de
zonas petroleras por el Estado Islámico, que está vendiendo petróleo en el
mercado negro a precios de hasta 30 dólares por barril. Pero, tal vez más
importante, la entrada en operación del proceso de “fracking” para extraer petróleo
y gas de ciertos tipos de estructuras geológicas, proceso que ha convertido a
EEUU en el segundo productor de hidrocarburos del mundo. Y algo muy importante:
a la industria petrolera de EEUU se le levantó la prohibición de exportar. De
modo que no solo está produciendo más, sino que está en el mercado como un
jugador desde el lado de la oferta.
Ante esto, consciente o inconscientemente, la OPEP está
siguiendo el análisis de Porter. Reducen los precios para evitar la entrada de
competidores que tienen alto costo de producción. Con esto, se espera, los
productores con el sistema “fracking” ya no serán rentables a estos precios. Pero
no siempre ocurre eso.
Al inicio de los 80, los precios de petróleo eran muy altos.
Casi 90 dólares el barril, a precios constantes de 2008. A esos precios, países
que eran productores menores, como Ecuador y Nigeria, desarrollan sus campos y
entran al mercado internacional. Pero, más importantemente, Inglaterra y
Noruega desarrollan los campos del Mar del Norte y empiezan a abastecer a
Europa con un costo logístico menor. Bajan los precios del petróleo, pero los
nuevos productores ya habían hecho las inversiones para desarrollar sus campos.
Tenían lo que se llaman “costos hundidos”. No ganaban nada con dejar de
producir y tenían que recuperar sus inversiones, aunque fuera a un plazo mayor.
¿Pasará esto ahora? Los gastos de desarrollo de campos con “fracking” ya están
hechos. No es creíble que dejen de producir o que dejen sin completar las inversiones
ya iniciadas.
Hay, por supuesto, otros factores. Si creemos en las teorías
de la conspiración, esto le crea graves problemas a Rusia, y le impide ser la
superpotencia que fue y podría volver a ser. Esto le pega todavía más fuerte a
la Venezuela de Maduro, y hace que no pueda dar petróleo barato a Cuba, Bolivia
y otros. Y, en otra línea de la conspiración, a las empresas automotrices les viene
bien la gasolina barata, porque de otro modo, los coches eléctricos serían muy
viables y eso no les conviene ni a ellas ni a los productores de petróleo.
Otro aspecto, más basado en hechos, es un análisis hecho por
el Fondo Monetario Internacional y el Deutsche Bank, sobre el presupuesto de
los países de la OPEP. A menos de 100 dólares el barril, la mayoría de ellos
tendrán un déficit presupuestal fuerte: las excepciones son Kuwait, los
Emiratos Árabes Unidos y Qatar, pero aún ellos necesitan al menos 70-80 dólares
el barril para tener balance presupuestal.
Eso significa que algunos de ellos, sobre todo los de la península arábiga,
están gastando sus reservas, que son considerables. Otros, como Venezuela por
ejemplo, no disponen de reservas para aguantar mucho tiempo y tendrán que
endeudarse. Si hallan quien les quiera prestar. O bajar drásticamente su nivel
de vida.
Muy difícil hacer escenarios aquí, sobre todo porque los
cárteles existen para modificar en
cierta medida el efecto de las leyes de la economía. Sus decisiones serán políticas y su lógica no es
únicamente económica, sino una de preservar su fuerza oligopólica. Si la
historia sirve de alguna guía, nos diría que después de la caída de precios en
el 81, los precios se mantuvieron en el nivel medio-bajo por más de 20 años. Y
eso sin contar que se predice que en los próximos 5 a 10 años entrarán al
mercado nuevas tecnologías para rehabilitación de pozos petroleros agotados. Lo
que podría hacer mayor la oferta de petróleo y sería aún más difícil el aumento
de sus precios.
De modo que en estos escenarios hay dos impulsores importantes:
La necesidad de muchos de los productores de petróleo de balancear sus
presupuestos y evitar agotar sus reservas de divisas, lo cual les llevaría a tratar
de volver a precios, tal vez no tan altos, pero más cercanos a los precios del
2012-2013 o, por otro lado, la necesidad de evitar nuevos jugadores en el
mercado de energéticos y sus efectos a largo plazo, lo cual tendría como
consecuencia bajar aún más los precios.
Este último escenario podría tener como efecto menores costos para la
economía mundial y un respiro para la crisis económica que en unas decenas de
meses más cumplirá diez años. Y otras consecuencias que no son menores: un
incentivo para usar carros más grandes y consumidores de gasolina, con su
impacto correspondiente en el ambiente.
Un ambiente complejo, muy difícil si no imposible de
pronosticar matemáticamente y para el cual hay que preparar escenarios para
tener planes alternos y atender la situación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario