Después de muchas semanas donde el tema de los
maestros estuvo en el "ojo del huracán", poniendo en las primeras
planas los bloqueos, la cancelación de clases, las declaraciones en uno u otro
sentido e incluso las amenazas del sector privado de negarse a pagar impuestos,
el tema ha dejado de ser el foco de la atención de la ciudadanía.
Por supuesto, hay un natural cansancio cuando
un tema se repite una y otra vez sin agregar nada nuevo de contenido. Lo que
ocurrió en este caso. Una vez que la mayoría de los profesores regresaron a dar
clases el asunto dejó de ser noticia. Tal pareciera que lo esencial es que no
hubiera conflicto, aunque no se hayan hecho algunas de las cosas necesarias
para que la educación del país mejore.
Porque queda mucho por hacer. Decidir en temas
de corto plazo es importante, pero mucho más es ver un horizonte amplio. ¿Qué
clase de egresados serán los niños que hoy entren a la escuela primaria? Si no
empiezan a cambiar contenidos, programas, capacitación de docentes, y mejora de
las condiciones mínimas de las escuelas, nos encontraremos con que los
egresados a nivel secundaria dentro de nueve años no serán muy diferentes de
los que hoy están egresando.
Pero, por otro lado, también hay que señalar
que una vez que expresan las opiniones, que se hacen manifestaciones concretas para
pedir modificaciones en todo el sistema educativo, se olvida que eso no debe
ser todo. Marchas y manifestaciones no son más que el principio. Sirven para
expresar el descontento, para presionar a las autoridades, pero también
deberían de servir para concientizar a la ciudadanía de la necesidad de
participar, de contribuir y de opinar con propuestas concretas que vayan más
allá de la protesta. Qué bueno que haya grandes concentraciones, qué bueno que
haya pliegos petitorios. Pero también es necesario que haya propuestas
concretas que puedan oponerse y debatirse con otras propuestas. Propuestas bien
armadas, con argumentos convincentes y sustentados de la mejor manera posible.
Este no es un tema que esté ocurriendo nada
más en México. En todos los países hay disconformidad con los resultados de los
sistemas educativos. El año pasado, el Foro de Davós publicó un estudio
abarcando un centenar de países en el cual se demuestra que en países de todos
los niveles de desarrollo, no están teniendo los contenidos educativos que
necesitarán los niños del siglo XXI cuando lleguen a ser adultos. Obviamente,
esto es más grave en los países de bajo nivel de desarrollo, pero también
ocurre en los países más poderosos. Aparentemente, no es cuestión de dinero nada
más. Los contenidos y los métodos educativos han cambiado poco desde el siglo
XX y algunas cosas desde antes. Una educación que no atiende las necesidades de
la población, es bastante inútil. Enseñar habilidades que ya no se necesitan y
dejar a las empresas la tarea de complementar la educación, de manera que las
personas pueden trabajar de una manera adecuada, es la falla más mencionada en
ese estudio.
Y el tema no termina con la capacitación para
el trabajo. El propio Foro de Davós señala la necesidad de incorporar aspectos
culturales, de ciudadanía, y otros conceptos que tienen que ver con la vida más
allá del mundo del trabajo. Porque no se trata nada más de formar buenos
trabajadores. Hay que formar buenos ciudadanos, hay que formar gente decente,
como decía uno de mis maestros más apreciados.
Y todo esto sin perder de vista los derechos
de las familias a formar a sus hijos de acuerdo a sus creencias y valores. El
Estado no puede, no debe imponer ideologías que las familias no aprueben. Y hay
que hacer conciencia en las autoridades políticas y educativas sobre este punto
fundamental.
En fin, que hay mucho por hacer. Es un tema de
muy largo plazo. Algunos cínicos dicen que no se resolverá del todo hasta que se retiren los profesores que actualmente tenemos. Me parece exagerado, pero
es cierto que hasta que no haya cambiado de una manera fundamental todo el
sistema educativo, y se haya tenido la constancia de mantener el esfuerzo por
20 o 30 años, no tendremos resultados como los que necesitamos.
Vale la pena que nos preguntemos padres de
familia, docentes y ciudadanía en general sí estamos dispuestos a hacer este
esfuerzo de largo plazo, para no quitar el dedo del renglón y a aportar ideas,
sugerencias, y también nuestro mandato a nuestros mandatarios. Desde el primero
hasta el último.
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