No se avanza. La economía mundial está más que estancada.
También la economía de México. Y no es cosa de decir que hay otros que están
peor: se acabó el tiempo de las vacas gordas y estamos en el de las vacas
flacas. Los diagnósticos son lastimosamente incompletos, cortoplacistas, y no
conducen a soluciones. No es un tema de intereses, paridades, medidas
monetarias o ajustes fiscales. Medidas de austeridad algo sirven, en el corto plazo,
pero no generan nuevos mercados.
¿Dónde está un nuevo Keynes, dicen algunos? Aunque la cruda
realidad es que las medidas keynesianas no lograron soluciones definitivas: EEUU
solo salió de la gran depresión mediante la Segunda Guerra Mundial. Porque, históricamente,
las grandes crisis económicas se han resuelto por la guerra, el hambre o la
emigración. Las grandes oleadas de emigraciones irlandesas, suecas e italianas,
corresponden a las grandes depresiones o hambrunas en esos países.
Descartando esas situaciones tan dolorosas, ¿qué opciones
hay? Si lo supiera, no estaría yo aquí escribiendo: estaría enriqueciéndome vendiendo
la solución a los países poderosos. Pero la única solución que veo es la de
encontrar nuevos mercados. La mayoría de los países emproblemados tienen un elevado
desempleo, una capacidad productiva desocupada y poblaciones envejecidas a las
que hay que sostener, que consumen poco y no pueden impulsar la economía. El
caso de libro de texto es Grecia, pero con menor gravedad ocurre en la mayoría
de Europa y en Japón, que empieza a medir su estancamiento en décadas.
Hablando hace poco con un español, que me hablaba de sus
medidas de recorte presupuestal, reducción de intereses y asuntos similares, le
preguntaba: ¿Dónde están sus nuevos mercados? Para lo cual no tuvo respuesta. ¿Cuáles
son sus nuevos productos, empresas, modelos de negocio? Otra vez, silencio. Y
eso se repite en muchos países de Europa. ¿Cuáles son los nuevos mercados de
Grecia? Buena pegunta. ¿Recuerda Usted algún producto griego de exportación?
¿Alguna marca griega de alcance mundial? Si lo sabe, mis respetos. Y ahora, que
con las medidas de austeridad, han quitado las exenciones de impuestos a sus
sitios turísticos, y que los europeos tienen poco dinero para turistear, su situación
se ve bastante difícil.
Ante esta triste situación, una nación europea está
creciendo, modestamente, pero sólidamente: Alemania. ¿Qué hace la diferencia?
Cuando se derrumbó la zona Soviética, Alemania Occidental absorbió a la
Alemania Oriental, con una economía muy débil, una población con muy bajo poder adquisitivo. Y se dedicaron a poner
al día a Alemania Oriental. No solo esto: empezaron a ofrecer ciudadanía a las
minorías de habla germánica, que existían en varios países de la órbita
soviética. Esto generó un gran mercado interno para el cual había que crear capacidades,
nuevos productos, construcción, etcétera. Y es un proceso que no ha terminado y
que sigue dándole a la economía germana un mercado hacia el cual pueden seguir
creciendo. Podría decirse que Alemania está siendo recompensada por su generosidad
al ayudar a las poblaciones que absorbió al terminar la Guerra Fría.
Y para otros países, ¿Dónde están los nuevos mercados? A
riesgo de equivocarme, digo que lo único que puede generar crecimiento mundial,
es ayudar a los países pobres y de economía intermedia a desarrollar en serio
sus economías. Ayudarlos a que produzcan, no a que compren los productos elaborados de los países ricos. No dar limosnas disfrazadas de “ayudas” que
solo dan alivio a corto plazo. Hacer que haya más economías prósperas. Actuar
en serio contra la corrupción y no propiciarla como hacen muchas de sus
empresas. Cuando los africanos tengan el nivel de consumo que tienen los países
pobres de Europa, como Grecia, por ejemplo (pobres comparados al nivel europeo,
pero ya quisiéramos tener su ingreso per cápita) habrá para el Mundo mercados
nuevos que impulsarán la economía de todos.
Y, a propósito, en
México tenemos una situación similar. Nuestros 50 millones de pobres son una
enorme oportunidad. Elevarlos al nivel de la clase media generaría un impulso
que nos ayudaría a dejar de crecer a los niveles ridículos que lo estamos
haciendo. Nada simple. Tendríamos que dejar posiciones ideológicas obsoletas
que nos impiden dejar de ver al pobre como sujeto de lástima y limosnas o como
una clientela que nos genera votos a cambio de dádivas, y verlos como sujetos
de su propio desarrollo. Tendríamos que combatir en serio a la corrupción a todos los niveles. Tendríamos que hacer sacrificios, no hay duda. Y a nadie nos gusta hacerlo.
Los apoyos filantrópicos a los pobres solo generan
soluciones a corto plazo y crean dependencia. Pueden ser muy necesarios, como una solución de emergencia, pero no sirven a largo plazo. Son
soluciones heroicas, pero no se pueden estar usando a tiempo completo. Es como
si un enfermo tiene que amputarse un miembro para evitar la muerte. Hay que hacerlo,
no hay duda. Pero esa es una solución de emergencia: no puede seguírsele amputando
miembros al enfermo permanentemente. Hay que ir a la causa y resolver de fondo.
Creo que tenemos delante una gran oportunidad: una población
del tamaño de muchos países europeos: los mexicanos pobres. Por solidaridad,
por amor a los nuestros, hay que ayudarlos: pero ahí está también la solución a
muchos de nuestros problemas económicos. Se dice que cuando no hay opciones, no
hay estrategia. Solo hay la obligación de seguir ese camino. Y, a largo plazo,
no veo otro remedio que resuelva seriamente estos males mexicanos y mundiales.
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