Argentina rechaza a los peronistas y elige a Mauricio Macri,
un empresario y ex alcalde de Buenos Aires, para presidente de la nación. El
próximo 6 de diciembre, en las elecciones parlamentarias venezolanas, las
encuestas dan al chavismo en tercer lugar en la intención del voto. Pero no son
los únicos casos en que la población rechaza a las izquierdas en Sudamérica.
Dilma Rousseff, tiene en Brasil, según diferentes encuestas,
entre 8% y 20% de aprobación. Michelle Bachelet, en Chile, un 30% de
aprobación. En Paraguay, desde agosto de 2013 hay un gobierno de derecha,
encabezado por Horacio Cartes, quien sustituye a Fernando Lugo, de izquierda y
ex obispo, destituido ese año.
¿Significa esto un giro a la derecha en Latino-américa?
Bueno… eso depende de lo que usted entienda por Derecha… o por Izquierda, si a
esas vamos. Porque hoy en día las definiciones se han vuelto confusas. No hay
claridad en lo que se llama Izquierda, y el término Derecha se ha vuelto un
epíteto que todos, hasta la más rancia derecha, trata de evitar.
En Venezuela, de acuerdo con refugiados políticos de ese
país, todos los partidos de oposición se consideran más o menos socialistas,
con distintos matices e intensidades. De hecho, tres de los partidos de
oposición en ese país, son miembros de la Internacional Socialista, organismo
mundial que agrupa a partidos de esa denominación. Y, curiosamente, la propia
Internacional no tiene entre sus miembros al Partido Socialista Unificado de
Venezuela, el partido de Nicolás Maduro, sucesor de Hugo Chavez. La Coalición
Mesa de Unidad Democrática (MUD), grupo que representa a muchos partidos de
oposición tiene entre sus adherentes una mayoría de partidos socialistas,
incluyendo a un partido marxista-leninista y algunos partidos autodenominados
“progresistas”.
Aparentemente hay un giro a la derecha. O hacia el Centro,
si usted prefiere. Todo depende de los parámetros que usted maneje en la
geometría política. La siguiente parada en este giro son las elecciones
venezolanas del próximo 6 de Diciembre. Unas elecciones que, si se respeta la
voluntad democrática, tiene perdidas el chavismo de Nicolás Maduro. Pero las
dudas son muy fuertes. Según la oposición venezolana, se está preparando un
fraude en gran escala. El gobierno ha rechazado la presencia de observadores
extranjeros, notablemente los propuestos por la Organización de Estados
Americanos, OEA. A varios dirigentes de la oposición se les mantiene presos. Nicolás Maduro hace
amenazas, apenas disfrazadas.
De reconocer la derrota en las elecciones del 6 de
Diciembre, Nicolás Maduro tendría que gobernar con un Congreso opositor.
Situación por demás incómoda. Y es de esperar que un Congreso así, exponga la
corrupción e ineptitud de su Gobierno, reduciendo aún más el ya pobre nivel de
aprobación del Señor Maduro. ¿Qué puede hacer el chavismo?
Desde luego, intentarán el fraude. De no lograrlo o de
resultar tan obvio que genere un rechazo generalizado, el chavismo tiene
algunos escenarios. El primero es un golpe de estado militar. Nada increíble.
Recordemos de Hugo Chavez saltó a la fama mediante un golpe de estado fallido y
que siempre tuvo un gran apoyo entre los militares. Otro escenario es un golpe
de estado “en el palacio”. Una destitución de Nicolás Maduro, organizada por
los propios chavistas, mayormente los alineados con la hija favorita de Hugo
Chavez, María Gabriela, representante permanente de Venezuela ante la ONU, dado
que Don Nicolás ya no sirve para sus intereses.
Ojalá prevalezca ese sentido democrático que hizo a
Venezuela ser reconocido y admirado como una de las democracias que mejor
funcionaba en América Latina, en medio de una era de gobiernos militares o de
dictaduras más o menos perfectas.
Este giro que se está dando hoy no es necesariamente un giro
hacia la derecha. Ojalá sea un giro a favor de reducir el autoritarismo en
América Latina. Ojalá sea para evitar la abusiva intervención de los gobiernos
en la economía y la centralización de poderes económico, político e ideológico
en unas cuantas manos. Ojalá sea un paso para tener sociedades más libres.
Felicidades al pueblo argentino. Nuestros mejores augurios
para los demócratas venezolanos y de otros países de América Latina. Sin
olvidar que en México todavía nos falta mucho por lograr en ese camino para
construir democracias sin adjetivos: no somos quienes para dar lecciones a
nadie y muy bien podríamos aprender de todos los países de América Latina que hoy
están construyendo sus democracias.
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