Un espacio para reflexionar sobre las consecuencias de largo plazo de las decisiones de las administraciones públicas, privadas y sociales. Su enfoque es mayormente estratégico, y su método es el de las proyecciones de tipo cualitativo, con los criterios de la creación de escenarios. Su ambición es la de ir más allá de la exposición y ser un espacio libre de discusión de los interesados en este tema.
¿Porqué Cuenta Larga?
¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.
Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones
sábado, 28 de junio de 2025
La libertad de opinión
Como una consecuencia de los cambios en el Poder Judicial, en las últimas semanas se ha estado discutiendo con vigor el tema de la libertad de opinión. Una cuestión que en México siempre nos ha costado mucho trabajo manejar. Se ha dicho que México es uno de los países donde es más peligroso ser comunicador. Y el peligro aumenta.
Recientemente, se penalizaron, no solo a periodistas, sino también a ciudadanos que publicaron algo en las redes sociales, sin ser parte de los medios tradicionales. Se dieron castigos importantes, incluso de tipo económico, de millones de pesos, que pueden darse a quien quiera opinar con libertad en las redes sociales. De hecho, se está vulnerando el derecho a opinar. Se acusa al gobierno de imponer una censura.
Algo complejo, porque para cada derecho, habitualmente hay deberes correlativos. Y esto no queda del todo claro. Sabemos que existe el derecho a la libertad de opinión, pero no necesariamente sabemos cuáles son los deberes que genera. No tenemos claro el concepto mismo. ¿Qué se entiende por opinión? Pensamos que una opinión debería de tener siempre el derecho a ser considerada como verdadera. Pero no es así. Una opinión es una expresión subjetiva, que no necesita ser probada de manera científica, y todos tenemos derecho a emitirla, sin necesidad de sujetarnos a la autorización de alguien más.
Pero, como dije, también genera deberes. Por ejemplo, el de no incitar al odio o la violencia, no difamar, evitar el insulto y la denigración. Desgraciadamente, hemos visto en nuestro medio que no se respetan mucho estos deberes. Al ver lo que se publica en redes sociales a propósito de diferentes políticos, se ve que no se respetan mucho sus derechos. Sobre todo, el de ser bien tratados.
La verdad es el punto. Se debe respetarla, tener al menos la intención de decirla, y nuestras opiniones deben tratar de venerar ese aspecto. Es un asunto de pensamiento crítico. Tenemos derecho a examinar lo que nos dicen y dar nuestras propias opiniones. En este tiempo, al que le dicen la era de la posverdad, esto resulta particularmente complicado. Si no creemos que puede haber una verdad objetiva, es muy difícil decir quién está fallando en la comunicación.
El asunto central aquí es: ¿quién define la verdad? ¿Quién dice qué algo es correcto o no? En las monarquías, antiguas o modernas, el monarca decide qué es verdadero y qué no lo es. Cuando en una democracia, el sistema judicial deja de tener independencia, el gobierno es quien va a definir qué es verdadero y qué no. Y es ahí donde se pueden dar abusos. Sobre todo, cuando la democracia es sustituida por una autocracia.
Este asunto se discute desde el tiempo de los griegos y, sobre todo, a partir de la Revolución Francesa y de la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos de América. Nosotros, como ciudadanos sin partido, estamos siendo sujetos a derechos y obligaciones que, normalmente, no nos tocaban. Tenemos que ser cuidadosos, estar instruidos y saber cómo manejar la libertad de opinión, así como entender a qué nos estamos exponiendo cuando damos nuestras opiniones públicamente.
domingo, 22 de junio de 2025
Ocaso de los organismos internacionales
Los bombardeos de los Estados Unidos en Irán, este domingo pasado, hacen visible la debilidad de los organismos internacionales que, supuestamente, se han creado para evitar las guerras mundiales y los conflictos locales. No es nada nuevo: su debilidad ha sido un proceso de deterioro lento y gradual, porque se han tenido resultados mínimos o nulos, en muchos casos importantes donde los organismos internacionales, mayormente los dependientes de Naciones Unidas, han tenido un efecto poco relevante.
Las condenas de la ONU a la invasión rusa a Ucrania, por poner un ejemplo; las censuras a los señores Netanyahu, Maduro y Putin, por diferentes acciones que vulneran gravemente el derecho internacional, el rechazo de la OEA al proceso de elecciones del Poder Judicial en México, han sido declaraciones sonoras, pero totalmente inefectivas. Los condenados siguen actuando exactamente igual, les han importado muy poco las condenas y las reclamaciones de los organismos internacionales.
Es poco probable que en esta ocasión los resultados sean diferentes. Es de dudarse que la ONU logre sentar a negociar a Irán, Israel y los Estados Unidos para lograr un acuerdo mínimamente satisfactorio para todas las partes. Menos aún si el tono de las declaraciones ha sido que “primero será la fuerza y después la paz”. Un criterio que promueve el poder antes de las negociaciones. De fondo, no se trata de una paz verdadera; más bien significa el acto de rendirse ante el más fuerte.
Estos organismos internacionales se crearon, a raíz de la Segunda Guerra Mundial, precisamente con la intención de evitar conflictos armados de la magnitud que está ocurriendo en estos últimos años. Su antecedente fue la Sociedad de las Naciones, que funcionó entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, con los mismos propósitos que las Naciones Unidas y que tuvieron también un efecto prácticamente nulo. De hecho, su fracaso se considera por especialistas como una de las causas remotas de la Segunda Guerra Mundial. Eso se intentó repetir con la ONU, que trataba de mejorar las fallas de ese primer intento.
No es que estos organismos sean totalmente ineficaces. Entidades como la FAO o la UNESCO tienen claramente logros, aunque queda mucho por hacer. Por el contrario, es un hecho que también ha habido un rechazo importante de sectores, tanto de izquierda como de derecha, a estos organismos. En muchos casos, por una desconfianza sobre la creación de un gobierno mundial que borre la soberanía de las naciones.
Esto ha sido propiciado por las acciones de Naciones Unidas para tratar de cambiar la cultura. Y no solamente la cultura, sino incluso las creencias religiosas y éticas de partes importantes de la humanidad. Vemos, ciertamente, el ocaso de estos organismos. Si cada vez son más ineficaces, los países signatarios dirán: ¿Por qué seguirlos sosteniendo? Este es un tema que habría que vigilar con cuidado. Algo se puede lograr, hay mucho por mejorar, y mientras todo se quede en declaraciones, que no tengan consecuencias, todo lo que se haga en este sentido será poco efectivo. ¿Será necesaria una refundación completa de esos organismos?
martes, 17 de junio de 2025
Dependencia México-Estados Unidos
Entre México y Estados Unidos existe una situación ancestral de integración entre ambas economías, una situación que se le podría calificar de dependencia. Aunque hay quien dice que es, más bien, una codependencia y, en todo caso, debería tratarse de una interdependencia. Son matices del mismo concepto. Esta es una situación que se ha venido acelerando y ampliando desde el siglo XX y el siglo XXI mediante acuerdos comerciales.
Esto ha estado cambiando con una serie de declaraciones de parte de los presidentes de ambos países, donde se está planteando la dependencia de distintas maneras y usándolas como arma de tipo político. Repito, de ambas partes. El punto es que, para muchos, se tiene la idea de que unos dependen de los otros. Por ejemplo, la presidenta de México habla de que los migrantes mexicanos sostienen la economía de Estados Unidos, lo cual es parcialmente cierto, pero no del todo. Y fue citada, como quien pidió una movilización de los emigrados para defender sus derechos. Culpabilizándola por los disturbios recientes en algunas ciudades de los Estados Unidos.
Estos últimos días, se han visto en redes sociales respuestas a esta aseveración de la señora presidenta, diciéndole que, si los mexicanos que están trabajando en Estados Unidos son tan eficaces, tan buenos trabajadores, ¿por qué no se regresan a México, trabajan acá y construyen una economía mexicana mucho más fuerte, aprovechando esas fortalezas?
Lo que pasa es que no basta con tener un buen trabajador: personas asiduas, bien entrenadas o dispuestas a serlo, como ocurre con mucha frecuencia con el migrante mexicano. Y no basta por muchas razones. Si regresaran a México todos los buenos trabajadores emigrados a los Estados Unidos, que ya han sido valorados, que ya reciben salarios muy superiores a los que se pagan en México, se encontrarían con otra situación: las diferencias importantes entre las dos economías. Mientras en Estados Unidos existe una fuerte inversión, un emigrado, al llegar a México, se va a encontrar con una economía con un poder adquisitivo incomparablemente menor que el de Estados Unidos, con una inversión tecnológica escasa y cara.
Con esto, las condiciones de ese trabajador, aun cuando sean en realidad muy buenas, no van a tener resultados. Dentro de estas diferencias habría que destacar, como algo muy importante, el concepto del imperio de la ley, muy apreciado en los valores de una buena parte de la población de Estados Unidos. Mientras que en México la situación no es así: pocas personas tienen mucho aprecio por el imperio de la ley y tienen otro tipo de ideas, que heredamos desde los tiempos de la Colonia o antes.
Esta situación, que hemos tenido ancestralmente, en las últimas semanas, se ha agudizado, en parte, por marchas y algunos actos de violencia, en la ciudad de Los Ángeles y en otras ciudades de los Estados Unidos. Mismos que se achacan a declaraciones de la presidenta Sheinbaum, quien habló de la necesidad de movilizarse ante las situaciones en que viven nuestros emigrados. Se ha disparado una guerra de declaraciones de ambas partes. Tanto de los personeros de la 4T, como por cierto tipo de partidarios del Partido Republicano de los Estados Unidos.
Se ha llegado hasta acusar al gobierno de México de estar planeando una invasión y una guerra de guerrillas en Estados Unidos. Se habla de la colaboración de Venezuela, Cuba y Nicaragua para este asunto. Planteándolo como una cuestión que ya no es de tipo interno ni de migración, sino de un ataque bélico. Con todas las consecuencias que esto tiene. Sin saber, en realidad, hasta dónde puede llegar.
Debemos tener un concepto más claro de cómo debe ser nuestra relación. Lo único bueno que puede salir, de toda esta guerra de declaraciones es, precisamente, la clarificación de cómo debe ser el papel de ambos países. Hay que reconocer que hay dependencia, pero hay que pensar que debe volverse una interdependencia, donde cada cual aporte sus fortalezas y ayude a remediar, de algún modo, las debilidades de nuestros países.
Hay que reconocer la aportación que tiene la mano de obra mexicana, sea en Estados Unidos o sea en las maquiladoras, en el concepto, hoy muy demeritado, del Near Shore, y ver cuáles son los lados positivos. México está aportando mano de obra calificada, entrenada con las especificaciones que piden en Estados Unidos, y con una organización de la cadena productiva que se integra de una manera muy adecuada para las necesidades de ese país. Por otro lado, hay que reconocer que a México le conviene un acceso más amplio a una economía mucho más grande y creciente, donde puede haber un mercado muy bueno para nuestros productos.
Aceptar que tenemos diferencias en esta relación. Esta interdependencia se da donde México aporta muchas materias primas o productos ensamblados por mano de obra especializada, mientras que nosotros importamos bienes de capital, equipo electrónico y equipo de alta tecnología, obviamente en todos los casos, con mayor valor agregado. Por ejemplo, la utilidad que se puede obtener exportando cien mil dólares de aguacate es escasa, comparada con lo que le trae, a los Estados Unidos, como valor agregado, la venta de cien mil dólares de teléfonos electrónicos de alguna de las marcas de alta gama. Lo mismo ocurre con equipamiento electrónico de alto nivel que importamos de EE. UU., mientras nosotros estamos exportando petróleo, carne de res y vegetales de invierno, que no se comparan con el valor agregado de lo que les compramos.
Tenemos que reconocer, mutuamente, la aportación que cada uno hace para la economía del otro país. Cultivar lo positivo, abandonar el concepto de que hay ganadores y perdedores. Evitar pensar que estamos en un juego de suma cero. O sea, que todo lo que gane Estados Unidos es porque lo perdió México y, viceversa, todo lo que ganan México y los mexicanos es porque lo perdió Estados Unidos. En realidad, la idea es que entre los dos podemos hacer que nuestros mercados crezcan y que seamos cada vez más importantes a nivel mundial, ganando exportaciones fuera de nuestra área. No solo esto: considerar cómo crecerían nuestras economías si tuviéramos ambos países mayor poder adquisitivo. Ese debería ser, realmente, el objetivo más relevante.
Pero no ha sido fácil. No se trata de ver qué le arrebato al otro para crecer yo, sino de ver cómo colaboramos juntos. El concepto que le ha dado vida a la Unión Europea y probablemente a otras economías, que busca precisamente esto. Finalmente, lo que necesitamos es bajar la intensidad de un enfrentamiento estéril, que no nos está beneficiando, que nos está haciendo daño a ambos lados. Y que al final de esta historia terminaremos con enconos, con divisiones y con víctimas, muchas veces, irrecuperables. En ambas economías.
martes, 10 de junio de 2025
¿Qué hacer?
En la discusión sobre los resultados de la elección del Poder Judicial, hay algunos puntos en los que vale la pena entrar más a fondo. En México difícilmente puede hablarse de que existió una época larga de Estado de Derecho. Fue hasta los años 1995-96, cuando se empezaron a establecer con mayor claridad los contrapesos del Poder Judicial al Poder Ejecutivo o Legislativo.
Antes de ello, en México, aparentemente, en las leyes había salvaguardas para la ciudadanía, pero la realidad es que había un sometimiento completo de los Poderes, tanto el Legislativo como el Judicial, al Poder Ejecutivo. Y por ello se hablaba de la “monarquía sexenal”. Hay una diferencia con la situación actual. Efectivamente, los cambios en las leyes han restablecido ese sometimiento del Poder Judicial a los demás Poderes, que hacen esos cambios legales, más no legítimos. La gran diferencia es que antes, al menos en las leyes, en la Constitución, se mantenían algunos contrapesos. Ahora, la falta de independencia del Poder Judicial, se ha vuelto ley. Antes se violaban las leyes. Hoy en día, no se está violando la ley cuando se somete al Poder Judicial a los dictados del Poder Ejecutivo.
De hecho, quienes han salido perdiendo, somos los ciudadanos sin partido. La gran pregunta ahora es: ¿qué nos toca hacer? ¿Hay algo que se pueda hacer? Estamos viviendo una época de desesperanza, el sentimiento de que no se pudo parar este golpe, el cual no ocurrió, propiamente, el día de las elecciones. El golpe estaba dado desde antes: desde la construcción del sistema de elección de jueces y el modo como se diseñó la votación, con prisas y sin un cuidado suficiente.
Un ciudadano sin partido no tiene los recursos que pueden tener los partidos políticos, que son considerables y adecuados. Además, esos recursos proceden de los propios impuestos que paga el ciudadano sin partido. De ahí el sentido del desánimo. Hay quienes dicen: “no hay nada que hacer”. Pero esto es importante. No podemos simplemente decir que hay que aguantar. En algún momento me dijo una buena amiga: “solo nos queda irnos a Miami”. Bueno, eso era antes de que llegara el señor Trump. Pero esa es la salida que algunos ciudadanos, con recursos suficientes, están planeando.
Hay cosas que son importantes y que sí se pueden hacer. Lo primero es entender con claridad qué pasó. Por un lado, la 4T y sus aliados están celebrando como un triunfo el logro del 12 % de los votantes registrados. Lo cual es relativamente falso, porque hubo votos en contra de los candidatos que ellos propusieron, ilegalmente, por supuesto, a través de los famosos acordeones. De eso no tenemos una medición correcta. ¿Cuántos son los que verdaderamente ganaron, en proporción de aquellos que se sugirieron en los acordeones? Se dice que el nuevo presidente de la Suprema Corte, ganó con solo un 6 % del electorado.
También es falso lo que han dicho algunos personeros de la oposición, que el 88 % de la población votó en contra del cambio. Eso tampoco es cierto. De ese 88 % no podemos calcular, con precisión, cuantos estuvieron en contra o a favor de la propuesta. O, simplemente, no les importó. Y eso es lo que está pasando con la mayoría. No desean hacer algo por cambiar la situación.
Habría que tomar en cuenta también que hay diferentes tipos de ciudadanos sin partido, que podrían dividirse en dos grandes grupos: los que no tienen partido, porque no creen en los partidos actuales, pero que podrían participar intensamente en partidos nuevos que les dieran garantías que hoy no reciben de la oposición actual. Ese es un tipo de ciudadano que temporalmente es un ciudadano sin partido, pero que está a la búsqueda de algo que le satisfaga. Probablemente, la mayoría de la ciudadanía, no pertenece a ningún partido ni desean pertenecer a alguno. Simplemente, consideran que no es su manera de actuar en política, pero que no quieren quedarse sin participar.
Y por supuesto, siempre habrá ciudadanos sin partido, que ni les importan ni quieren participar de ninguna de las maneras. Simplemente, están muy cómodos con la situación actual y no están convencidos de que les afecte en lo personal. Pensando en aquellos, que no quieren ser miembros de ningún partido y que sí quieren participar de alguna manera, habría algunos puntos que considerar. La gran pregunta es: ¿qué hacer?
Frente a esta situación, que se ha creado y que todavía no conocemos a fondo sus consecuencias, ¿cómo modificarla? Es un juego de largo plazo. No es creíble que, con unos cuantos arreglos rápidos o un cambio de gobierno, cambie radicalmente el concepto de fondo, la idea de tener un verdadero Estado de Derecho. Que, como decía anteriormente, casi nunca hemos tenido, y que tampoco nos ha importado demasiado, porque no le hemos visto los frutos a esa situación.
Habrá que ir creando nuevas condiciones. El primer paso que puede dar el ciudadano común es asociarse, comunicarse para entender: ¿Qué ocurrió? Estudiar para comprender cuál ha sido la situación, desde sus antecedentes y por qué entre los mexicanos el Estado de Derecho nunca ha sido un valor que tenga un alto nivel de importancia. Y qué se podría hacer para convencernos.
Hay que entender a quiénes votaron a favor de un cambio tan radical como el que estamos viviendo. Seguramente, tuvieron alguna idea de qué esto les beneficiaba. Víctimas, posiblemente, de la corrupción, de la impunidad, brutalmente atroz en este país. Es un hecho que no le ven caso a seguir como estábamos. Hay que entender por qué piensan así y qué es lo que están buscando, cuál es el cambio que desean.
Ha habido intentos de mejorar la situación jurídica y uno muy claro fue el intento de cambiar al sistema de juicios orales, que se buscó implantar con gran vigor, pero que, al cambiar el régimen, como tristemente ocurre en nuestro país, cuando entró un nuevo presidente cambiaron las prioridades, cambiaron los criterios y no se siguió con la misma intensidad. Y se tuvo una aplicación parcial que no llegó a los resultados que se deseaban. No se puede decir que haya fracasado el sistema, porque de fondo nunca se implementó, ni siquiera de manera limitada. Pero eso tenía como propósito acelerar los procesos y poder darle a la ciudadanía el resultado de una justicia rápida, expedita y completa.
Por otro lado, una vez entendiendo cuál es la situación y, probablemente, esto requiera estudios parciales por cada tipo de asunto, tendríamos que organizarnos para discutir en amplitud cuál es el objetivo, qué es lo que la mayoría quiere y de qué manera se le puede apoyar para que esto ocurra. Afortunadamente, la tecnología y también las costumbres que se han ido implementando en la ciudadanía, hacen fácil organizar pequeños grupos de discusión con condiciones muy específicas. Grupos que tengan algún interés en particular en esos aspectos jurídicos.
La ventaja es que esto no requiere de grandes inversiones, ni tampoco de liderazgos muy poderosos que, desde el principio, aglutinen a todos los que desean participar. La discusión en grupos pequeños puede ocurrir con más facilidad cuando se trata sobre todo de intereses comunes. Así, por ejemplo, podríamos hablar de grupos que discutieran la parte jurídica de lo familiar, o que hablaran del problema de las desapariciones forzosas, o de los temas económicos e incluso los mercantiles.
Discutir por asuntos y ubicar qué áreas faltan por discutir. Todo lo que se requiere es una coordinación sencilla para poder saber quién está discutiendo sobre qué. Una vez teniendo eso, conviene también, revisar, detallar, confirmar cuáles son las distintas propuestas en el asunto. Empezando, por supuesto, por el principio: ¿por qué no creemos en la justicia y dónde vemos necesidad de un cambio, en el aspecto que estamos tratando en lo particular? Una vez logrado esto, lo que sigue es buscar el modo de comunicarlo. Que es, probablemente, la parte más fácil de hacer, porque todo el mundo está muy preparado para hacer comunicaciones sencillas. Desde unas cuantas frases, una infografía, o un pódcast o algo un poco más sofisticado. Lo cual abunda por todos lados y es fácil de hacer.
Pero aquí el concepto es no quedarse con la discusión, sino comunicar. Tratar de centralizar esa comunicación para poder tener idea de qué se está transmitiendo, qué se está desarrollando y poder tener ideas claras. Y luego, posteriormente, vendría el aspecto de influir. Reunir grupos que tengan intereses comunes. Alguna idea de declaración conjunta. Y darlo a conocer a otros ciudadanos sin partido que tengan interés para influir. Para no solo darlo a conocer, sino también exigir propuestas muy concretas. Que es a lo que tendríamos que llegar.
Claramente, no bastaría con esto. Necesitaríamos acciones que el propio caminar nos irá señalando. Por ejemplo, crear observatorios ciudadanos sobre distintos temas, auditorías sociales del funcionamiento de los gobiernos, legislativo en la sombra, y más. Lo que está claro es que no nos podemos quedar como estamos. La desesperanza en este momento es probablemente lo que más les interesa a quienes han ganado. Claramente, hay que tener en cuenta que esto no va a tener resultados rápidos y que no podremos esperar cambios totales del blanco al negro, sino que será una actividad de muy largo plazo.
martes, 3 de junio de 2025
Cochinero o Abstención
Al reflexionar sobre la jornada de votaciones por el Poder Judicial, hay dos términos que resaltan: cochinero o abstención. Vale la pena analizarlos a fondo. Efectivamente, se dio una votación menor de la esperada por la 4T, quien se supone que tiene un voto duro de, al menos, el 16 % del electorado, sin contar parientes, amigos o hermanos de los beneficiados por los donativos de Bienestar. Situación que le ha permitido tener mayorías muy amplias y votaciones muy abundantes.
La votación actual no llega ni de lejos a la cantidad de votantes que sufragaron a favor de Claudia Sheinbaum, y esto suponiendo que todos los que votaron forman parte del núcleo duro de la 4T. Lo cual seguramente no es así: una parte menor, votó contra los candidatos de MORENA, pero no hay manera de confirmarlo o de cuantificarlos. Seguramente, hubo muchos que obraron de buena fe, por diferentes razones. Votaron porque creyeron y se convencieron de la argumentación de que ese es el modo de evitar la corrupción y la ineficiencia del sistema judicial, que es una plaga en nuestro país.
Otros votaron por quedar bien, por cumplir a quienes les están apoyando, y también lo hicieron buscando algún tipo de beneficio. Sería importante tener mayor claridad sobre las razones de aquellos que están votando de buena fe por este tipo de reformas y cuestionarse como ciudadanía, y también como oposición, qué es lo que la población desea del Poder Judicial. También hay curiosidad por saber quién, entre los aliados y las tendencias de la 4T, resultaron ganadores en el reparto de puestos. Y dado que, con gran disciplina, los resultados fueron los que indicaron los “acordeones” de MORENA, ellos nos indicarían cómo es el balance de fuerzas en la 4T.
Por otro lado, hubo quienes dejaron de votar argumentando que: “Esto es un cochinero y yo no me quiero hacer responsable por un bodrio de este estilo”. Lo cual tiene también su lado complicado. Este fue el argumento que se empleó por muchísimos años en la época de los gobiernos emanados de la Revolución. Porque muchos ciudadanos no querían validar el cochinero monumental que duró siete décadas de gobiernos autoritarios, que no permitían actividad política independiente. Y esa era su razón para no votar, en aquellas épocas.
Pero, al mismo tiempo, ese rechazo era un apoyo indirecto al régimen. Porque el disgusto y el enojo, no se canalizaban a través de los medios democráticos, sino a través del chisme, la molestia, o el coraje, pero finalmente no se expresaban en las urnas. Y esto es importante. En la democracia, el enojo, el descontento, no se expresa evitando las votaciones, sino al contrario, haciendo fuerte la democracia, participando para que cada vez sea más tomada en cuenta.
También hay algo ahí, como una especie de orgullo, pensando: “Yo no me rebajo a participar en un cochinero como este.” “Yo soy una persona decente y no voy a participar en este tipo de fraude”. Desgraciadamente, los jueces que actualmente se han elegido para los distintos niveles, le van a deber su voto a la actividad de MORENA, a sus promotores del voto, sus redes, su núcleo duro. No le van a deber los puestos que van a tener, a la ciudadanía, como debería de ser. Y mucho menos a quienes se expresaron a través de la no participación.
Por otro lado, sí se puede señalar que fue escasa la votación, en una proporción del 12 % a un 13 % de votantes, en la primera declaración del Instituto Nacional Electoral, aunque ya para el martes había quienes decían que no habría votado más del 5 % del electorado.
No sabemos lo que está ocurriendo, por cuáles razones se votó. No tuvimos la información necesaria para tomar decisiones realmente sólidas. Hay un desconocimiento general de lo que es la Ley. Y también, en un sentido más amplio, de lo que significa la democracia, y las instituciones que tradicionalmente se dan en los países democráticos. Nos falta el concepto de los balances y contrapesos, que son verdaderamente difíciles de entender para la mayoría de la población. Tenemos también un desconocimiento, inducido por quienes diseñaron esta votación, sobre los candidatos, de manera que hubo poco tiempo, y poca difusión del conocimiento de los que estaban proponiéndose como candidatos. Y se les dejó la tarea al TikTok y otras redes sociales. Que la mayoría de la población no tiene la costumbre de consultar.
Una gran parte de la ciudadanía no tiene el conocimiento como para poder acceder a información específica a través de las redes. Básicamente, tienen un modo muy simplificado de acceder a las mismas. No hablemos de personas como los obreros, los campesinos y sobre todo ciudadanos que residen en las poblaciones pequeñas, donde muchas veces la infraestructura no permite hacer un uso intensivo de estos medios. Se hizo la difusión para una parte del país que sí tiene esos accesos y esos conocimientos. No para todos.
Además, también en un nivel mucho más generalizado, hay un gran desinterés por la política. Se piensa que hablar de política en reuniones sociales es de mal gusto. Porque lo más probable es que ocurran pleitos. Y es cierto. Efectivamente, puede ocurrir, porque al no tener conocimientos suficientes, nuestra única reacción cuando alguien propone ideas diferentes de las nuestras es el enojo y rebatir a través del insulto. Es lo que ha crecido enormemente en los últimos años. No es ese el modo como se puede llegar a ser democrático. Pero no tenemos otro, porque no sabemos cómo defendernos y no entendemos cómo aprovechar, verdaderamente, lo que sabemos.
Nos encontramos, una vez más, con que nuestra ciudadanía está profundamente dividida, con una gran desconfianza los unos a los otros y haciendo muy difícil una colaboración ciudadana. Podría uno pensar que ha sido el propósito maquiavélico de quienes diseñaron el lío en el que estamos ahora, metidos en el cambio del poder judicial. Si el propósito ha sido dividir a los ciudadanos para que no se puedan poner de acuerdo, claramente lo están logrando. Y no hay que permitirlo. Solo unos cuantos ganan con la división de la ciudadanía. La división de quienes no siguieron las indicaciones de MORENA, el encono que se está creando entre los ciudadanos, debe evitarse. Pensando a futuro, tenemos que sanar nuestras diferencias, por el bien de la Patria.
Finalmente, tuvimos que llegar a una decisión: ¿Votamos o no votamos? ¿Aceptamos el cochinero o nos abstenemos? ¿Fuimos indiferentes o teníamos razones para manifestarnos? Detrás de todo eso pudo haber muchas cosas, porque no supimos qué hacer, de lo cual no tenemos toda la culpa. Hubo quien limitó la información y diseñó todo el evento de manera que no pudiéramos fácilmente acceder a la información. O también puede haber sido porque no nos importó.
Pero finalmente, la solución de fondo, es encontrar el modo de salir de este conflicto que nos está dividiendo como Sociedad. Y la solución está en los propios ciudadanos. Una intervención ciudadana decidida, que no confíe en que las soluciones vengan de los políticos, de una clase política que, tal vez, en algunos casos, ya está irremediablemente desprestigiada. Podría ayudar una refundación de los partidos y de los grupos políticos. Pero lo que necesitamos son actividades ciudadanas, que no estén basadas en la clase política y que nos permitan resolver estos problemas de fondo.
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martes, 27 de mayo de 2025
Se los dije
Hay ocasiones en que, en la discusión entre los políticos y posiblemente entre algunos ciudadanos, es el momento de la frase: “se los dije”. Una frase poderosa, una que no compromete a nada, que lo único que logra decir es: “yo tuve la razón”. Posiblemente, ataqué alguna propuesta, pero no propuse nada nuevo. Simplemente, algo falló: mi oponente se equivocó. Y yo podía darme el lujo de decir: “se los dije”. Ahora, con el motivo de las elecciones del poder judicial, escucharemos esta frase repetida, una y otra vez.
Es una frase poderosa, pero un tanto inútil. No hay ejemplos de que haya alguien que gane elecciones, o posiciones políticas, porque haya podido demostrar que el otro había fallado, o que tenía algún error. Pero eso ocurre frecuentemente. Se apela a la vergüenza de aquel que se equivocó. Y supone que, de pura vergüenza, se retirará del campo y dejará de molestar o dejará de oponerse. Lo cual es bastante dudoso. Lo más probable es que genere todavía más encono, más enojo, y haga más difícil aún, tener algún tipo de colaboración.
Estamos en este momento en una situación que ocurre periódicamente, como un ciclo, en algún momento de la política: el tiempo de una implosión. ¿Qué significa esta palabra dominguera? Básicamente, es lo contrario de la explosión. En lugar de que se expanda una gran cantidad de gases, polvo y materiales, que es lo que ocurre con una explosión, en una implosión, todo se contrae, se reduce a su mínima expresión. Estamos en un momento así. Un gobierno que nació con una fuerte posición de votos a favor, y que se está encontrando con problemas de muy diferentes tipos.
Tal vez el más reciente, es el enfrentamiento con uno de sus grupos fundacionales, la CENTE, un grupo de maestros disidentes, que no se pliegan a los sindicatos tradicionales, y que en este momento han hecho una serie de demandas difíciles de cumplir. Tal vez la más notable es la de pedir el 100 % de incremento en los sueldos. En lo cual, probablemente tienen alguna razón: los profesores, en general, son un grupo mal pagado.
Pero, por otro lado, también es cierto que no hay posibilidad de hacer un aumento así, de súbito. Ese es el problema. Eso podría discutirse, llegar a algún arreglo, un programa para llegar a esa solución. Pero, por lo pronto, lo que ha ocurrido es que se han dedicado a bloquear a la ciudad capital, se han enemistado con la señora presidenta y últimamente han llamado a un boicot a las elecciones del Poder Judicial. Por lo cual, la Doctora Sheinbaum les respondió diciendo que han tomado una de las banderas de la derecha. Una vez más, tratando de que cambien de opinión, porque se avergüencen de que sean llamados derechistas.
Pero tenemos otras cuestiones importantes aquí. Tal vez la otra más notable fue el haber bloqueado el ingreso a la mañanera de la señora presidenta, lo cual también ocurrió justamente en medio de estos diferendos. Y ocurre en el momento en que la Doctora Sheinbaum había acordado ya con ellos una cita donde iban a discutir, iba a escuchar sus ideas, iba a proponer alguna solución. Con lo cual, evidentemente, se canceló, por lo pronto, la posibilidad de esa cita.
Otro tema muy complicado es el hecho de un asesinato de alto impacto en la Ciudad de México, donde se asesina a dos colaboradores de muy alto nivel, muy cercanos a la señora Jefa de Gobierno de la Capital Federal. Además, con una sincronización verdaderamente espectacular. El asesinato ocurre precisamente de manera que, mientras la señora secretaria de Gobernación estaba mostrando los resultados del plan para atender las causas de la violencia, en ese momento le llega al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana la información del asesinato. El señor secretario interrumpe a la señora presidenta y le muestra en su teléfono el anuncio de lo que está pasando. Una coincidencia verdaderamente impresionante. Justo cuando se estaban dando resultados, ocurre un asesinato de muy alto impacto, que echa por tierra todo lo que se está diciendo respecto a los resultados. Se dice que, en política, como en muchos otros lados, no existen coincidencias. Es difícil pensar que esto haya sido planeado tan a detalle. Es una coincidencia verdaderamente impresionante. Esta es la duda que queda presente.
Otro hecho importante: la humillación pública de un abogado en el Congreso. Donde al señor presidente del Senado, se presentó un ciudadano, para pedirle disculpas y someterse a una humillación pública. El senador da como justificación que el humillado pidió esa oportunidad de pedir una disculpa pública. Dando, como razones, que él tenía muchos trabajos con el gobierno. Para ese abogado, era importante pedir esta disculpa. Realmente no cabe duda de que tenía un gran temor.
Una pregunta relevante: ¿por qué una de las ramas del poder legislativo, donde la 4T tiene una mayoría suficiente para cambiar la Constitución, requería esta humillación? ¿Cuál era la necesidad? Probablemente, muy pocos se enteraron de que, según la historia que se cuenta, el que ahora fue humillado, le hizo algunos denuestos al señor presidente de la Cámara. Pero, ¿realmente hacía falta esa humillación pública? ¿A qué le temen? ¿Por qué necesitaban de esa humillación? ¿Realmente se sienten en una situación de riesgo que necesitan tomar medidas tan extraordinarias como esa? ¿Por qué?
No faltará quien diga que esto es el principio del fin de la 4T. Lo dudo mucho. Todo está preparado de manera que tienen poderes absolutos y cada vez tienen menos contrapesos. Recuerda uno la fábula del ídolo de pies de barro. Una donde se cuenta de un ídolo, gigante, de metal muy fuerte, pero que los pies están hechos de barro y una piedrecita que rueda desde una loma, termina rompiendo esos pies de barro y derribando al ídolo. Se muestra que, a veces, donde está aparentemente la mayor fortaleza, el mayor poderío, hay alguna debilidad fundamental. Cuando se tiene tanto temor a este tipo de situaciones, es porque en algo no se están sintiendo totalmente seguros.
Sin embargo, frente a estas muestras de debilidad, incluso de temor, nos encontramos con un problema relevante: la gran debilidad de la oposición, centrada en criticar, buscando el argumento demoledor que pueda quitar a los actualmente gobernantes, con el concepto del “se los dije”. Tratando de encontrar en dónde están las fallas, los argumentos que cambien a la ciudadanía prácticamente de la noche a la mañana. Hay muchos que dicen que necesitamos una nueva oposición. Y es posible que haya algo de esto. Lo que habría que preguntarnos sería si lo que requerimos, en realidad, es una mejor ciudadanía. Necesitamos con urgencia formación en política, de un nivel sencillo, para el ciudadano de a pie. No, no se trata de que todos seamos politólogos. Pero sí que cada uno tenga conocimientos que nos puedan permitir entender, discutir, debatir diferentes propuestas, poder entender cómo funciona el sistema y cómo debe de actuar. Lo que necesita para poder influir y ejercer su derecho de ser mandante, y ponerle sus límites a los mandatarios. Ser capaz de analizar, debatir y, sobre todo, proponer. Y de ahí, con una ciudadanía con esas características, ya vendría la creación de organismos de oposición que puedan ser efectivos. Mientras sigamos en las mismas condiciones que tenemos, solo nos quedará escuchar críticas sin propuesta y una posición cada vez menos relevante de la oposición frente a las situaciones de este país.
martes, 20 de mayo de 2025
¿Votar o no votar?
Es interesante cómo, en las últimas semanas, una buena parte de las conversaciones, en el trabajo, entre amigos, familias y hasta en organizaciones religiosas, se han centrado en una pregunta: ¿Hay que votar en las elecciones por renovar el Poder Judicial o no deberíamos de votar? No es nada sencillo. No hay una respuesta fácil.
Muchos dicen: “¿Para qué votar? No sirve para nada. No importa lo que hagamos, ya están arregladas las elecciones y no cambiarán las cosas. De manera que no tiene sentido votar”. Esto nos recuerda, a los que ya somos un tanto mayores, los tiempos de la dictadura perfecta. Hace ya un buen número de años, cuando eran muy pocos quienes votaban. Precisamente con este mismo argumento: “No tiene sentido votar. No importa lo que hagamos, van a salir los que quiera el gobierno”. Y, efectivamente, ocurría toda clase de cosas: asalto de casillas, quema de votos, robo de urnas. En algunos casos, incluso se acusaba al propio ejército de llevar a cabo estos hechos.
De manera que todos pensaban que ya se sabían los resultados y no tenía mayor caso votar. ¿Quiénes votaban? Realmente, lo hacían los acarreados, los que, de alguna manera, tenían algo que ganar en esa elección. Una pregunta importante, ahora que se está cuestionando y se está proponiendo no votar para hacer quedar mal al gobierno: ¿De veras sirve o no una actividad como esa, la de no votar? ¿Qué va a ocurrir en caso de que no votemos?
Supongamos que una parte significativa de la población decidiera no votar. ¿Cambiarían las cosas? ¿Se repondría la votación de otra manera? No existe nada en la ley que diga que, si no se alcanza un determinado número de votos, se invalidará la votación. Aun si votaran unos cuantos centenares de personas, los resultados serían vinculantes. De manera que votar o no votar daría el mismo resultado.
En todo caso, lo más que pudiera ocurrir es que al gobierno, al poder ejecutivo, le causaría una seria vergüenza. Una consecuencia que no sabemos si realmente le importará, mucho o poco. No sería fácil que eso les obligara a ver las cosas de otra manera. Pero, además, hay muchos modos de interpretar ese resultado. Puede uno decir que no se vota porque no existe conciencia cívica. Y en todo caso, la culpa no es del gobierno, sino de una ciudadanía poco instruida, poco comprometida. No sabemos cuántos dejarán de votar por flojera, por desconocimiento, por lejanía de los lugares de voto. Porque se decidió dar un presupuesto muy raquítico a esta elección. Por la complejidad de las boletas y del modo de votar. También, posiblemente, por el hecho de que hay poco tiempo para instruirse realmente a fondo de quiénes son los candidatos.
La realidad es que, cuando hay una situación como de abstenerse del voto, puede tener algún efecto siempre y cuando haya una oposición efectiva, que le pueda sacar provecho a un acto como este. Pero tristemente, y se lo pregunto a usted, estimado lector: ¿Realmente, creemos que tenemos una oposición capaz, con el prestigio y las ideas suficientes, como para sacarle provecho a un boicot de este estilo? En todo caso, lo que estaría ocurriendo es que esa acción, se quedaría en un aspecto testimonial: damos testimonio de que diferimos con este gobierno, aunque de una manera difícil de contabilizar.
Habiendo dicho todo lo anterior, ¿hay alguna opción? Sí, las hay: no son sencillas, pero son posibles. Se pueden tener maneras de hacerle conocer al gobierno, nuestro desacuerdo con el modo como se están manejando estas votaciones. En los tiempos de la dictadura perfecta, había quienes votaban a conciencia de que el resultado de su voto no iba a modificar la situación, porque los votos ya estaban previamente arreglados. Pero sí había una posibilidad de enviar un mensaje al gobierno, haciendo saber que una cantidad de personas, con cierta conciencia política, estaba mandando un mensaje a través de su voto. El mensaje de que no estaban de acuerdo con la situación. Y esto, a la larga, tuvo resultados.
Hay otras opciones y hay que examinarlas. Abstenerse de votar no es la única. Otra es presentarse a las casillas, solicitar las papeletas y anular el voto. No es simple, pero es algo que se puede llevar a cabo. Se pueden tachar todos los espacios donde se tiene que poner el número del candidato, para que quede claro que no se puede usar ninguno de esos espacios. Y eso sí se puede contabilizar: se puede saber el número de votos anulados y hacer ver que una cantidad importante de los que participaron, yendo a votar, prefirieron anular su voto antes que dar su voto a personas que no consideraban adecuadas.
Una tercera opción es hacer un voto diferenciado. Podemos votar según quién propuso a los posibles candidatos. En las boletas que está promoviendo el INE, se presentan los nombres de los candidatos y además hay un espacio en donde se establece quién está proponiendo ese voto. ¿Cuáles son propuestas del Poder Ejecutivo, del Poder Legislativo, o del Poder Judicial? Y hay una cuarta opción, donde se pone que el candidato está en funciones, es una persona que ya actualmente está llevando a cabo esa función.
Es claro que los recomendados por el Poder Ejecutivo y por el Poder Legislativo, serán fundamentalmente aquellos que son parte de la 4T. Sí, puede haber diferencias porque no hay una total unidad entre ellos, pero finalmente cualquiera de los que procedan de esos dos campos va a tener esa característica. Y hay otros que son parte del Poder Judicial. Ahí se encontrará uno, una mayor variedad. Y uno podría decidir, si no tiene un conocimiento claro de quiénes son, hacer la suposición de que, al votar por los recomendados por el Poder Judicial, estamos validando de alguna manera que, quienes sean propuestos por ese poder, no tienen tanta influencia del partido gobernante.
Y finalmente, también puede uno votar por aquellos que están en funciones. Que, por cierto, son los mismos que hicieron paros y que se opusieron de una manera importante a estos cambios. Con una ventaja más: el hecho de que son personas que ya entienden y ya llevan a cabo estas tareas. Mientras que todos los demás que se están proponiendo, tienen que llegar a aprender el modo de resolver esas cuestiones. Y tienen que enterarse de los asuntos, porque no los han estado tratando. De manera que, todos aquellos que lleguen sin un conocimiento previo, causarán necesariamente atrasos que van a ser importantes.
. No es un sistema perfecto, pero es una manera de hacer una diferencia. Y, por supuesto, siempre habrá la opción de hacer una investigación concienzuda de cada uno de los candidatos. Su gran número y la ausencia de información clara y detallada, lo hace difícil
¿Qué probabilidad tenemos de que tengamos unos resultados muy buenos? Muy escasa, pero sí podemos tener alguna influencia. Tendremos la capacidad de intervenir, al menos en alguna medida. Es lo que muchos de los ciudadanos están deseando. Necesitamos que a los ciudadanos nos tomen en cuenta. Esto es un gran asunto. Se está jugando la impunidad que nos corroe. Se está jugando la corrupción que hay en muchos campos del Poder Judicial. Y que no se resuelven, solamente, mediante el voto, como se nos está tratando de convencer.
Se está jugando el que podamos seguir teniendo influencia. En los tiempos de la dictadura perfecta, no teníamos ninguna capacidad de participar. Y ahora tenemos alguna capacidad de influir. Ciertamente, habrá resultados muy dañinos si se da más poder a la 4T, al cancelar la posibilidad de que tenga contrapesos. Y usted, ¿qué hará? Yo, voy a votar.
martes, 13 de mayo de 2025
Un nuevo Papa
Hemos estado, en estas últimas semanas, en un tiempo de sorpresas. La muerte del querido Papa Francisco, precisamente cuando nos habían anunciado que iba mejor y ya no se esperaba que empeorara su situación. Luego, la elección de su sucesor, que también estuvo sembrada con sorpresas.
No del todo: el nuevo Papa estuvo encargado por un buen tiempo de la Congregación de los Obispos, en la Curia del Vaticano, de manera que tiene una visión bastante profunda de la estructura de la Iglesia, ya que se encargaba de proponer al Papa a los nuevos obispos de distintas diócesis. De manera que no es un recién llegado que desconozca los organismos del Vaticano. Pero, claramente, lo más importante de su trabajo eclesiástico ocurrió como misionero. Siendo un sacerdote de los Estados Unidos, pasó la mayor parte de su vida sacerdotal en América Latina. Además, se nacionalizó como peruano.
Interesantemente, también es miembro de una orden religiosa. Como muchos de ustedes saben, el clero se divide en dos grandes grupos: el llamado clero secular, que son sacerdotes que les reportan a los obispos de cada diócesis y, por otra parte, el llamado clero regular, que están sujetos a una regla y que reportan a una asociación de clérigos que en muchas ocasiones es mundial. Es interesante que, desde el 1769, no había habido ningún Papa que viniera del clero regular. Ahora, en estos últimos tiempos hemos tenido dos Papas que lo son: el Papa Francisco, jesuita, y ahora el Papa León XIV, que procede de la orden de los sacerdotes agustinos.
Ha sido muy interesante el interés que generaron tanto la muerte del Papa Francisco como la elección del Papa León XIV. En el sepelio de Francisco, hubo la presencia de una buena cantidad de jefes de Estado y de Gobierno, y para reportar el conclave, se presentaron alrededor de seis mil comunicadores, procedentes de todo el mundo. Algo verdaderamente fuera de lo común. En nuestro país, por primera vez que yo recuerde, se preguntó al jefe del Ejecutivo si iba a asistir al sepelio del Papa Francisco, o si va a asistir a la toma de posesión formal de León XIV. Algo que nunca se le cuestionaba al presidente, porque no se consideraba que fuera algo de interés. Se hizo el cuestionamiento y la Presidenta designó a quien la va a representar. Además, anunció una invitación formal para que venga el Papa a México, cuando en otras ocasiones la invitación la hacían los obispos mexicanos. Cambios que están ocurriendo y que muestran el interés de los gobiernos por la figura del Papa.
Es interesante el nombre que escogió este Papa. Hay quien dice que en su nombre se está anunciando su programa. El propio Papa dice que lo ha escogido como un homenaje a León XIII, el Papa que estuvo rigiendo la iglesia entre el fin del siglo XIX y el inicio del siglo XX. Quién es conocido mayormente por su aportación a la creación de la Doctrina Social de la Iglesia, que tiene un interés muy particular por la situación del Trabajo. El Papa León XIII rechazó, tanto el extremo del socialismo como el del capitalismo salvaje.
Fue un Papa que estuvo a favor de los proletarios que sufrían en esa época los resultados de la Revolución Industrial, que los habían dejado como la parte más pobre de la Sociedad. Ese Papa estuvo hablando a su favor, pidiendo cosas como un salario digno, que no era un punto que se considerara importante, promoviendo la creación de sindicatos, incluso de sindicatos católicos, propiciando la creación de las cajas de ahorro, para construir ese hábito fundamental y proveer préstamos a intereses justos. Y más.
Cuando el nuevo Papa fue presentado en la plaza de San Pedro, empieza con un mensaje que está cargado de simbolismo: “La paz sea con ustedes, paz para ustedes”. Esta petición repetida en el rezo de la Regina Coeli y de nuevo en la reunión con los comunicadores del siguiente lunes. No cabe duda de que se trata, solamente, de reconocer que hay grandes situaciones peligrosas para la paz, mismas que comenta el Papa. Pero habló también de las naciones donde se ataca y se persigue el periodismo, por el mero hecho de buscar la verdad. Es algo importante, juntar el concepto de la paz en términos geopolíticos, el de la paz entre las naciones, con la paz al interior de las naciones.
Otro aspecto poco comentado de estos mensajes que está mandando el Papa, tiene que ver con el nombre del primer Papa que se llamó León. Hablamos de San León Magno, un Papa del siglo V, poco conocido, el primer Papa que se le llama Magno. Un Papa sumamente interesante: Doctor de la Iglesia, autor de estudios teológicos muy importantes, dando base a las declaraciones dogmáticas del Concilio de Calcedonia.
Muy significativo, un hecho de cómo intervino ese Papa para lograr la paz. Alrededor del año 452, un guerrero muy poderoso, Atila, el rey de los Hunos, invade gran parte del imperio romano, derrota a varios grupos de su ejército, llega a presentarse ante Roma y está dispuesto a destruirla. Y este Papa sale a convencerlo de que respete la ciudad y que se retire sin hacerle daño. Se habla de que uno de los dichos de Atila era que donde su caballo pisaba ya no volvía a crecer la hierba. Efectivamente, el temor era no solamente el que ganara una batalla o una guerra importante, sino la destrucción que iba a causar en lo que fue el imperio romano. No nos podemos imaginar los efectos que hubiera tenido su victoria. Si este Papa no hubiera logrado que Atila se retirara sin dañar el centro del imperio, hubiera sido un daño muy importante a la cultura y de alguna manera también hacia la propia iglesia católica. Ese es otro aspecto relevante del nombre que ha escogido este Papa. Una visión como un pacificador, como alguien que puede y debe intervenir para evitar los grandes problemas de la humanidad.
Habría que hablar un poco de qué es lo fundamental del papel de un Papa. ¿Cuál es el rol que debe de seguir? Nos encontramos con el encargo que Jesús le da a Pedro: el de confirmar a sus hermanos, a todos nosotros, en la Fe. Ese es uno de los papeles cruciales del Papa. Confirmarnos, para que tengamos un solo corazón y una sola alma. Que podamos entender la Fe de la misma manera. Es un encargo significativo.
Por supuesto, qué bueno que tenga otros roles. Es necesario que una institución, como es la Iglesia, tenga esa capacidad de convocar, de reunir y lograr la pacificación entre naciones, entre países, para que puedan lograr una paz duradera. ¿Qué es lo que este Papa está pidiendo? Fundamentalmente, que cumpla su rol fundamental, el que el mismo Jesús, les encomendó a Pedro y a sus sucesores. Esperemos que logremos ser colaboradores fieles de este Papa, que es una promesa para nuestros tiempos.
martes, 6 de mayo de 2025
Autocensura
Una de las señales que permiten distinguir a un país democrático de una dictadura es, precisamente, la existencia abierta o solapada de censura de la opinión pública. Es un tema muy importante y que los organismos internacionales toman en cuenta al calificar el grado de democracia que puede tener un país.
¿Por qué importa? Porque las publicaciones en los medios, sean de un tipo o de otro, pueden causar problemas internamente y demeritar la imagen de un país. ¿Por qué ahora, después de varias décadas de haber tenido una censura disfrazada que le permitió a nuestro país, por más de 70 años, la posibilidad de ser una “dictadura perfecta”, (como decía el difunto Mario Vargas Llosa), parecería que hay grupos en el gobierno que quieren regresar a la censura?
Este tema viene a colación por la molestia que tuvo el gobierno mexicano por la publicación, en la televisión de paga, de anuncios del gobierno de Estados Unidos, donde se trata de desanimar a los mexicanos para que dejen de emigrar a Estados Unidos. Después de la queja de la señora presidenta, varios de los medios de paga dejaron de aceptar este tipo de publicidad, aunque es cierto que sigue apareciendo en algunos medios electrónicos y hasta en los comerciales de los juegos de Internet. Esto no ha sido dirigido específicamente a México: se está dirigiendo a todos los países que son el origen de esa migración y se emite en varios idiomas.
La reacción de la señora presidenta de México fue fuerte. Claramente, se veía su molestia, y muy rápidamente el Congreso presentó una propuesta de ley, que en realidad son enmiendas a una ley ya existente, donde se trata de darle facultades al Ejecutivo para poder retirar el permiso a los medios electrónicos o a los medios modernos, si es que no cumplen con algunos ordenamientos. Mismos que no están claramente especificados en dicha ley.
La propuesta, que se centró en un artículo, el 109 de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión, habla del bloqueo de las plataformas digitales en el caso de que no cumplan con las obligaciones que les imponen las normativas aplicables… mismas que no especifica dicho artículo. La primera queja ocurrió en varios de los medios tradicionales, y fue sobre la vaguedad del reglamento. La señora presidenta reaccionó muy rápidamente también, diciendo que no hay una intención de hacer censura, que hay que revisar la redacción para evitar que se preste a malas interpretaciones. Y también dijo que, si es necesario, incluso no se publicará esta normativa. El tema, insisto, es el hecho de que no se habla con claridad de cuáles son las normativas, o qué tipo de transgresiones ameritarían este tipo de castigo, y tampoco cuál es la autoridad competente para tomar estas decisiones.
Es un hecho que todos los países, aun los más democráticos, han incurrido en censura en momentos especiales. Muy particularmente en tiempos de guerra, todos los países contendientes han impuesto una censura con el motivo de evitar darle al contrincante información valiosa de tipo estratégico. Esto nos lleva a algunas situaciones peculiares. En nuestro país, en los últimos tiempos, se ha utilizado este argumento para censurar información, por ejemplo, de los costos de obras públicas importantes.
Un caso muy significativo es el famoso segundo piso que se creó en las vías rápidas de la Ciudad de México, donde se dijo que, por razones de seguridad nacional, no se publicarían los costos en varias decenas de años. Lo cual, obviamente, no tiene credibilidad. Y el mismo argumento se aplicó a la información de los costos del Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. ¿Cuál es el caso, similar al de una guerra, donde un enemigo pudiera aprovechar los costos de una vía de comunicación o de una refinería? Pero, finalmente, así ocurrió y se ha dado con otros casos similares.
En el tiempo de la dictadura perfecta se crearon varios esquemas precisamente para poder censurar a los medios. Por ejemplo, por una buena cantidad de décadas, el gobierno federal creó una compañía paraestatal, llamada Productora e Importadora de Papel, S.A., (PIPSA), que era la única que tenía derecho de importar papel periódico
en México. Nadie más podía hacerlo. Y todos los periódicos, tenían que comprarle obligatoriamente el papel periódico a esa empresa. La cual, curiosamente, se encontraba con que había desabasto de papel periódico justamente cuando los periódicos, que habían caído de la gracia del gobierno, solicitaban el papel. Y se les decía que no había llegado suficiente cantidad y que tenían que repartirlo entre todos los periódicos, e iban a tener menos papel. Una manera de poder decir que no había censura, sino una situación económica: no hay suficiente importación. Y esto se mantuvo por varias décadas.
Eso llevó también a un mecanismo que, probablemente, sigue existiendo en algunos periódicos y en otros lugares, que es crear esquemas de autocensura. De manera que no existe un departamento de gobierno que se dedique a censurar. La Secretaría de Gobernación, que normalmente hace este tipo de eventos, no se dedica a eso, no tiene departamentos específicos para ello; solamente lleva relación con los dueños de los periódicos para dejarles claro que hay cosas que no le han gustado al gobierno. Y espera que las empresas tomen sus propias decisiones, se censuren a sí mismas. Se autocensuren.
Los mecanismos pueden ser muy variados. En tiempos del presidente José López Portillo, se hizo famosa su frase que se hizo pública. El señor presidente les dijo a los periódicos: “No pago para que me peguen”. Y la razón es que una proporción importante del sostenimiento de los medios, es la publicidad del gobierno, y pueden vivir en parte de eso, en algunos casos, hasta por el 60 % de su ingreso, mientras que el resto se obtiene con la publicidad. Eso permitía al gobierno decir que no tenemos una censura, como la que existe en Cuba, Corea del Norte y China.
Estamos en un momento muy peculiar. Una crisis de los medios, que no se ha hecho pública, no se ha analizado a fondo, pero nos encontramos, por un lado, que los periódicos y revistas impresos en papel, cada vez tienen menos clientela. Hay mucha variedad, mucha competencia, tanto de las redes sociales, el internet, como de la televisión y la radio. Cada vez es menor el grupo de gente que lee las noticias en el periódico impreso. No faltan algunos a los que, efectivamente, les gusta sentir el papel y oler el aroma de la tinta. Pero cada vez son más escasos. Y esto es un fenómeno global.
Eso está causando también un cambio en la publicidad. Al final de cuentas, los medios viven de la publicidad. Y si no hay anuncios, si no tienen suficientes lectores o televidentes, no van a tener publicidad. El ingreso se va a ir a otros medios. Por otro lado, la creación de nuevos mecanismos de redes sociales y el fenómeno de los influencers, han hecho que los presupuestos de publicidad se hayan dirigido a otros medios. Porque, después de todo, la publicidad tiene un tamaño fijo y no puede crecer indefinidamente.
De manera que se están eliminando algunos medios en todos los países. Están despidiendo periodistas, sustituyéndolos por mecanismos de inteligencia artificial. También está el hecho de que, en las cadenas de televisión de paga, muchas veces una proporción importante de su publicidad son anuncios de sus propios programas. Se ha reducido de manera significativa la publicidad que sí les genera ingresos.
Al final de cuentas, esta situación genera el grave problema de que los gobiernos, sobre todo los que tienden a ser autoritarios o totalitarios, buscan eliminar los contrapesos. Crean modos para cancelar las opiniones que les son adversas. Las empresas de medios y los propios comunicadores empiezan a escribir pensando si el gobierno se molestará con sus contenidos. Nadie los censura, pero ellos se vuelven más “prudentes”. O sea, se autocensuran.
Al final de cuentas, perdemos todos. Porque la Sociedad, los ciudadanos de a pie, necesitamos información diversa, variada, para tomar nuestras propias decisiones. Cuando la información se vuelve única, monocolor, no podemos decidir, porque no se nos muestran opciones. Ojalá, prevalezca el sentido común, y se elimine este intento de censurar, no solo a los medios tradicionales, sino también a los comunicadores no tradicionales, los que publican por su cuenta en el Internet, a los que también nos amenazan con bloquearnos.
martes, 29 de abril de 2025
El legado de Francisco
En estos tiempos, en la espera de la elección de un nuevo Papa, surgen una serie de comentarios y de explicaciones sobre el legado del difunto Papa. Algunos están tratando de clasificar a los posibles candidatos, como aquellos que buscan la continuidad del legado de Francisco, mientras otros piensan que hay que darle un frenazo y cambiar las situaciones creadas por él. Lo cual no deja de ser un juego de politiquería. Vale la pena ver algunas ideas sobre a qué le podemos llamar su legado, porque es fácil hacer evaluaciones superficiales.
Por ejemplo, decir que Francisco deja un legado de tipo progresista, mientras otros dicen que fue un legado conservador. Lo cual es una clasificación arbitraria. Y muy al gusto de los que analizan a la Iglesia como si fueran equipos de fútbol, o partidos políticos. Vale la pena tener alguna claridad para no caer en esa confusión.
Podríamos hablar de un legado organizacional. Cambios en las estructuras, simplificación de la Curia vaticana. Otro método de trabajo, otra estructura, buscando darle a la Curia una visión más internacional, así como incluir laicos y religiosas, que no estaban incluidas en la época anterior. Pero esto no es más que una modernización, que tiene que ver con buscar eficiencia en una organización, como la del Vaticano, que difícilmente puede sostenerse de una manera sencilla.
Otra parte de este legado es un conjunto de documentos dirigidos a la Iglesia Universal y, en muchos casos, también a todos los hombres de buena voluntad, como lo dicen a veces en su propio título. Uno de ellos, por ejemplo, el documento llamado La Alegría del Evangelio, donde se toma distancia entre la desconfianza de los europeos hacia la teología de la liberación y, por otro, de conceptos filosóficos y teológicos, más al estilo europeo. Habla de la conversión personal, pastoral y comunitaria. Un documento interesante se llama La Alegría del Amor, donde habla de la escucha en la familia, los valores familiares, los conceptos de fraternidad que se requieren en la convivencia familiar.
Muy famosa y en cierto modo novedosa, un tema al que los Papas no habían entrado ampliamente, es la encíclica Laudato Si, con un concepto fundamentalmente de tipo ecológico. Hablando ahí de las necesidades de mejorar, de respetar el ambiente, y también evitar los efectos empobrecedores para la humanidad, del capitalismo extremo. Un llamado para todos.
Otra muy interesante, que tiene conceptos ya tratados en la doctrina social de la Iglesia, la Todos Hermanos, donde habla de la solidaridad con todos. Usa aquí algunos neologismos del propio Papa, como el verbo “samaritanear” (actuar como el buen samaritano), que se trata de portarnos todos a favor de los demás. Habla también de otro concepto, de los “callejeros de la fe”: dejar de ser personal de oficina, sean laicos o sean clérigos. No ideologizar, no izquierdizar o derechizar, sino tratar a todos con amabilidad. Un concepto sumamente importante en un momento en que nos encontramos con que las divisiones entre países como en la Iglesia, se vuelven complicadas.
Muy interesante, la que se titula Predicar el Evangelio, donde habla de las complicidades y los abusos que puede haber, que ha habido y que todavía forman parte de las dificultades que tiene la Iglesia. Donde se habla también del clericalismo y del modo como afecta a los laicos, aunque también habla de que los laicos a veces operan como si fueran clérigos. Este es un tema muy interesante. En esta encíclica también se habla, aunque ya se había tratado anteriormente, de que la Iglesia no es una ONG, no es una organización, sino que es una familia, un grupo que se cuida los unos a los otros. Sobre todo, en su acción hacia los pobres.
Una encíclica muy importante, Cristo Vive, muy orientada a la pastoral hacia los jóvenes, a una escucha activa que permita conocer mejor los unos a los otros. El concepto de quitar el individualismo en la acción de la Iglesia y actuar como familia, como una comunidad. Estos son sus documentos más relevantes, aunque escribió más de dos mil discursos: una tarea impresionante. Pero estos documentos son los que han tenido mayor impacto.
Hay otra parte importante en su legado, algo difícil de copiar, porque se trata básicamente del fruto de su carisma, de su manera de ser, son lo que en otro momento se les llamaron “ideas fuerza”. Son conceptos que buscan tener un impacto significativo en el discurso, en el trato, en el modo de actuar. Por ejemplo, cuando habló con los jóvenes y hacia los jóvenes, les encargó que “hagan lío”. En otras palabras: “arriésguense”. Aunque se pueda enojar algún obispo, aunque se puedan enojar otras personas. Eso les pide a los jóvenes: hagan lío, hagan cosas que suenen, que no sean lo más conocido, lo aceptable, que nazcan de su propia fortaleza, de su propia iniciativa.
Otro concepto interesante fue el asunto del descarte. Habló de que en la sociedad vivimos esa cultura. Se descarta a quienes ya no son productivos desde el punto de vista económico, o a los que nunca lo han sido. Se descarta a los ancianos, que ya no agregan nuevos valores a la sociedad, según algunos. Se descarta a los enfermos, se descarta a los pobres, se descarta a los ignorantes. Se buscaría una sociedad casi perfecta. Y esa cultura la estamos viviendo diariamente.
Otro punto interesante es hablar de que los pastores, los obispos, los clérigos, deben “oler a oveja”. Dicho de otra manera, que deben estar tan mezclados con su pueblo, que huelan como ellos. Que sean parecidos. Estas ideas tuvieron muchísimo impacto. Y en algunos momentos hasta se usaron como una especie de eslogan. También son interesantes sus conceptos sobre el papel de los abuelos en la familia, aunque tal vez esto no ocurra en forma automática, sino que tiene que haber también una reacción de la sociedad para un trato diferente a los ancianos. Son cosas que poco a poco hay que ir construyendo, y que forman parte, precisamente, de los conceptos que él manejó sobre la cultura del descarte.
Es interesante también ver cuál es el concepto de las prioridades en este Papa donde, claramente, los jóvenes forman una parte muy importante de ellas. Sobre todo, pensando en que estamos viviendo en una sociedad que se ha ido envejeciendo, en buena parte por considerar que tener hijos es un costo y una complicación. Habló sobre el clericalismo, donde dijo cosas fuertes; incluso habló de que le repugnaba, lo que no es algo común en un religioso y mucho menos en un Papa. También creó el término de “Iglesia de salida”, una Iglesia que no se queda entre los muros del templo, sino que sale a la vida diaria.
Finalmente, el asunto de fondo no es el legado del Papa Francisco. El legado importante es el del Señor Jesucristo. Un legado rico y tan complejo que no es fácil imitarlo de modo sencillo. La Iglesia Católica les propone los santos a sus fieles, como modelos de maneras diferentes de imitar a Jesús. Actualmente, la Iglesia les señala a sus seguidores más de diez mil santos. ¡Diez mil maneras diferentes de seguir el legado de Jesucristo!
Esa es la tarea fundamental de los cardenales que tienen que elegir al siguiente Papa. No se trata de buscar quién seguirá el legado de Francisco, o el legado de Benedicto XVI, o el de San Juan Pablo II. Lo importante es encontrar a quién seguirá el legado de Jesucristo. Para lo cual habrá que discernir los signos de estos tiempos. Tiempos complejos, a veces contradictorios. Donde 700 millones de personas dejaron de ser pobres, pero hay muchos que emigran huyendo de la pobreza y de la violencia. En los que las cristiandades, en países tradicionalmente católicos, están en declinación, mientras que la Iglesia crece en las tierras de misión. Donde la ciencia y la tecnología crecen a pasos agigantados, mientras que vivimos “el ocaso de la razón” y el triunfo del sentimentalismo. Tiempo de invierno demográfico, tiempo de credulidad y, a la vez, de falta de esperanza. Toda una tarea para el conclave y para el nuevo Papa.
martes, 22 de abril de 2025
Franciscus
Se nos fue el Papa Francisco y nos deja un sentimiento de tristeza. Ya lo veíamos mejor. Nos habían anunciado que su convalecencia iba bien. Además, lo estábamos viendo bastante activo. Había recibido unos días antes de su fallecimiento al vicepresidente de los Estados Unidos, el señor James D. Vance. También escribió y estuvo presente en la proclamación Urbi et Orbi del cierre de la Cuaresma. Estuvo presente, dio la bendición a los fieles que estuvieron en la plaza de San Pedro. Y también después hizo un pequeño recorrido en su famoso Papamóvil, saludando a los fieles. De manera que lo veíamos ya en vía de recuperación.
Hacer una relación formal de un personaje con una personalidad tan rica, es difícil de hacer. Se puede hablar de las primeras cosas que hizo, de los primeros aspectos en que destacó: fue el primero en ser un Papa no europeo. Él fue el primero en usar el nombre de Francisco. También recuperó la costumbre primitiva de que los Papas no tenían un número y no quiso ser llamado Francisco Primero. Decidió no vivir en los departamentos del Palacio Vaticano y quedarse en la casa de Santa Marta, en un lugar mucho más modesto.
Es difícil tener una visión completa de su aportación a la Iglesia. Seguramente, esto requiere de más de un artículo donde se pueda profundizar, no solo en sus hechos, sino también en las reflexiones y los comentarios en torno a su personalidad. Hay quien dice que dividió a la Iglesia Católica. Hay que reconocer que la Iglesia Católica tiene divisiones y que esas ya existían desde mucho antes de que llegara el Papa Francisco. Y también es cierto que no siempre las divisiones tienen algo de malo. Muchas veces esas divisiones permiten aclarar situaciones que no se han entendido, que se dieron por hecho y que es bueno comprenderlas y saberlas manejar.
No esperamos en nuestra Iglesia una total homogeneidad: que todo el mundo esté conforme en las mismas ideas, en las mismas maneras de ver las situaciones. Es interesante que incluso en el Nuevo Testamento está reseñada una división entre San Pablo y San Pedro. El mismo San Pablo menciona cómo él se opuso a San Pedro cuando consideró que estaba haciendo algo que no correspondía con el mensaje de Cristo. Y lo dejó escrito en el Nuevo Testamento como un mensaje para todos nosotros.
Es también interesante recordar la declaración que hizo el propio Papa Francisco en su visita a México, donde en una junta que se transmitió por televisión en directo, una reunión con los obispos mexicanos, les habló de que se pudieran enfrentar, como hombres, y que también se tenían que sanar después de la confrontación. Lo cual quiere decir que no le parecía malo que hubiera tales divisiones. Hay que ir más allá de la superficie. Decir, al menos en esta primera relatoría, cuáles son los conceptos más importantes. En lo personal, tal vez inevitablemente, tengo que partir de mis opiniones personales. ¿Qué fue lo que más me impresionó de su pontificado?
Probablemente, uno de los temas que se ha dejado un poco de lado en todos estos comentarios, fue el llamado el Año Santo de la Misericordia. Un evento extraordinario al que llamó el Santo Padre, y que tuvo frutos interesantes. Fue una explicación más completa del concepto de la Misericordia, que no es nuevo, ni fue propio de este Papa. Ya el Papa San Juan Pablo II había impulsado el culto al Señor de la Misericordia. Pero es importante ver también qué fue lo que ocurrió en ese tiempo.
El evento, que duró de finales del año 2015 al 2016, tuvo una serie de presentaciones y de reflexiones sobre el tema de la misericordia, incluyendo varios de los pasajes de los evangelios y otros elementos similares. Sin embargo, posiblemente el asunto más notable fue que, durante el año de la misericordia, el Papa concedió un permiso para las personas que hubieran sido separadas de la iglesia, por haber participado o facilitado un aborto. Se les permitió que, en lugar de tener que presentarse frente a un obispo a solicitar que se les levantara la sanción eclesiástica, podían presentarse en confesión ante cualquier sacerdote y obtener la absolución.
Hubo reacciones, sobre todo en algunos grupos provida, que estaban insistiendo en el endurecimiento de las sanciones a quienes estuvieran involucrados en un aborto. Finalmente, terminando el año de la misericordia, el Papa Francisco, hizo permanente esa disposición, de modo que ya de ahí en adelante cualquier caso relacionado con el tema del aborto puede ser llevado ante cualquier sacerdote en confesión y solicitar la absolución. Lo cual es un cambio importante y que, a algunos de los grupos provida, no les pareció adecuado, pero finalmente no hicieron tampoco un gran alboroto.
Otro concepto relevante que ocurrió durante este pontificado fue la Reforma de la Curia, que tuvo que ver con establecer mayor transparencia, modificaciones en procedimientos, sobre todo en aspectos de tipo financiero. De una manera más notable, se empezaron a incorporar dentro del personal de la Curia a religiosas, y seglares. En México tenemos un seglar, el Doctor Rodrigo Guerra, quien ocupa un puesto importante en la Curia del Vaticano, como secretario del Consejo Pontificio para América Latina. Simultáneamente, fue discutido si se pudiera aprobar el sacerdocio para mujeres, y lo que se logró fue ampliar la participación de las mujeres en los cuerpos de decisión de la Iglesia Católica.
Un tercer tema fue el asunto de la llamada sinodalidad. Un término poco conocido, que tiene como etimología la palabra que significa “caminar juntos”. La sinodalidad se estaba manejando básicamente como las reuniones de obispos, y se amplió el concepto para incorporar en este caminar de la Iglesia Católica a sacerdotes, obispos, religiosos y religiosas, y también seglares, con la idea de que todos caminemos juntos en la toma de decisiones y en nuestro modo de vivir como organización.
Un tema que se discutió bastante: se hicieron reuniones previas en distintos países para presentar conceptos a discusión, hubo tres eventos, en los cuales hubo invitados seglares y religiosos. Estos invitados, normalmente, no están incorporados en estos tipos de reuniones, sino como expertos, porque los sínodos generalmente eran solo de obispos. Y esto es un cambio, un modo diferente de manejar los puntos de vista y los trabajos de la Iglesia. Un cambio fundamental.
Esto tiene que ver con una serie de declaraciones del Papa, desde el momento en que tomó posesión, diciendo que él se oponía al clericalismo, entendiendo por ello el predominio de los clérigos sobre el resto de la Iglesia. Precisamente, el concepto que está detrás del tema de los sínodos de la sinodalidad. Esto despertó bastante interés, aunque no faltó algún que otro cínico que decía que habría que esperarse unas cuantas décadas para ver que esto se aplicara.
Posteriormente, en la visita que hizo el Papa Francisco a Brasil, hubo un comentario sobre el tema, que a algunos les descorazonó. Francisco reiteró que había que incluir a más laicos en las decisiones de la Iglesia; pero, por otro lado, también dijo que muchas veces se les había pedido a los laicos participar y no había habido respuesta. Lo cual de alguna manera es el fruto natural del clericalismo, porque cuando este existe, su resultado es el infantilismo de los laicos en cuestiones de la Iglesia.
En las preparaciones del sínodo se hicieron consultas en las cuales se incluyeron a clérigos, religiosos y religiosas, además de seglares. En el caso de estos últimos, generalmente la consulta ocurrió entre los laicos que ya están participando en actividades de la Iglesia. Los mismos que en algún momento el Papa Francisco los llamó “laicos clericalizados”, y que consideró que no era una situación adecuada. Finalmente, no hay un mecanismo sencillo para poder hacer consultas a los laicos llamados “seglares en el mundo”.
El sínodo terminó en octubre del año pasado y se dijo, en ese momento, que posteriormente habría un documento donde el Papa Francisco daría sus directrices sobre los resultados del sínodo. Lo cual, aparentemente, no ha ocurrido y no resulta claro cuál será el resultado en este asunto. Ya se entregó un documento como una relatoría con las conclusiones del sínodo y hubo una declaración del Papa diciendo que sus resultados no son normativos y se tendrán que ir aplicando en diferentes localidades para tener más claridad para su uso.
Hay más que decir sobre estos 12 años de presencia del Papa Francisco entre nosotros. Un pontificado que tuvo un inicio único en los últimos tiempos de la Iglesia, dónde se dieron simultáneamente un Papa emérito, quien renunció a su cargo y se retiró al estudio y la oración, simultáneamente con un Papa actuante. Este y otros temas valen la pena comentar en una próxima publicación.
viernes, 11 de abril de 2025
Escenarios ante las amenazas de Trump
Si algo marca la diferencia entre este inicio del año 2025 y años anteriores, es la inquietud que nos trae el señor Trump y sus conceptos de protección de la economía de su país, por la vía de los aranceles. Es una situación tan novedosa, que muchos países no tienen claro cuál debe ser su respuesta y aun los que creen tenerla, fallan en captar el fondo, la esencia, de cómo reaccionar frente al señor Trump.
Y es porque en lo fundamental de su manera de actuar, es buscar ser enormemente impredecible. En eso está su ventaja competitiva. Es tan difícil de predecir, que no hay manera de crear una respuesta coherente y válida para todos los casos. Y por supuesto, hablando de política, se necesita tener una manera de reaccionar, y de interpretar lo que se puede hacer frente a un señor de estas características.
Tratar de hablar de tendencias y de pronósticos, resulta ser muy poco válido para una situación como la actual. Los aspectos de política, los matemáticos o los de lógica formal, muchas veces carecen de validez. Para ello se han creado métodos, que son las técnicas de escenarios, que tienen características diferentes. Una de ellas es que no se les asignan probabilidades. No se debe hablar de escenarios más probables o menos probables. Solamente se habla de futuros posibles: no probables, solamente posibles.
Frente a alguien tan impredecible, como es el caso del señor Trump, tiene uno que estar construyendo y revisando permanentemente diferentes escenarios, y tener previsto, al menos en principio, cuáles serían las respuestas frente a cada uno de ellos. Por lo pronto, no es posible considerar todos esos escenarios, pero sí vale la pena de hacer el comentario de algunos de los que se pueden dar, porque son posibles, y construir nuestras respuestas como nación o grupo de naciones, frente a los retos que nos presentan.
Un primer escenario: las acciones del señor Trump restan validez y fragmentan al sistema internacional de comercio, creando una guerra comercial generalizada en la cual puede haber consecuencias positivas y negativas tanto para los Estados Unidos como para todos los demás países. Para Estados Unidos, una guerra comercial podría traer algunas cosas positivas. Por ejemplo, crear una crisis económica mundial causaría una caída importante de los intereses que tiene que pagar Estados Unidos y que hoy por hoy tienen un peso que es sumamente significativo. Estados Unidos tiene deudas equivalentes a un 25 % por encima de su PIB anual, con lo cual resulta ser impagable, a no ser que haya una caída masiva de intereses.
Obviamente, puede haber otras consecuencias de esto. Además de que Estados Unidos podría pagar barato sus deudas, le quitaría poder a los que pueden competirle en distintos modelos de nación, incluso lograr que muchos de sus competidores dejen de tener la posibilidad de entrar fácilmente a los mercados de los Estados Unidos, precisamente porque estas medidas los convierte en proveedores caros. Estas son las consecuencias positivas para Estados Unidos.
Pero, por supuesto, también tiene consecuencias negativas. Una depresión mundial que también arrastraría a los Estados Unidos. La creación de conflictos regionales, o incluso más que regionales, es un riesgo porque, históricamente, todas las crisis económicas profundas de nivel generalizado solo se han resuelto a través de guerras. Las caídas de las bolsas de valores, tendrían consecuencias importantes porque la financiación de muchos de los proyectos de crecimiento de los países, incluyendo los de Estados Unidos, se basa en el dinero barato que se puede captar a través de las emisiones de acciones en las bolsas de valores. Esas emisiones en bolsa, además, tienen un riesgo bajo para el emisor, en caso de falla del emprendimiento.
Algunas otras consecuencias, por ejemplo, serían la situación de que los algoritmos de inteligencia artificial, en los cuales se están basando muchas de las decisiones empresariales, perderían validez porque ya su lógica no es tan adecuada.
En un segundo escenario, Estados Unidos, después de amenazar con una aplicación masiva de aranceles, busca negociar de manera separada, país por país. Algo que no es nuevo: en Estados Unidos siempre ha habido la tendencia a hacer a un lado los organismos transnacionales o multinacionales, como pueden ser Naciones Unidas y otros similares, para actuar de una manera bilateral, en lugar del concepto multilateral que es el modo de actuar de esas organizaciones.
Esta parece ser la situación que tenemos en este momento. Tiene ventajas para Estados Unidos, porque cada país tiene debilidades diferentes y puede obtener de ellos concesiones diversas. Es una estrategia difícil de implementar, porque estarían negociando con decenas de países simultáneamente. Pero puede lograr una buena negociación con cuatro o cinco grandes grupos de países, por ejemplo, como la Unión Europea y los más importantes de sus proveedores, y lograr un resultado adecuado.
Hace la economía todavía menos predecible porque no hay un solo criterio, sino que varía según cada país. No cabe duda, también, de que en este caso Estados Unidos podría tener dificultades internas. Se evita un poco el temor a la caída de las bolsas de valores, precisamente porque se ven sólidas. Pero no cabe duda de que, por otro lado, sigue siendo muy cierto que las bolsas de valores dejarían de cumplir una buena parte del valor que les han permitido ayudar a los países a manejar una economía con un financiamiento con capital de riesgo, cosa muy importante.
Finalmente, hay un tercer escenario, que de ninguna manera es el único posible, ya que puede haber otros asuntos. La situación de que las bolsas de valores y los grandes capitales logren detener a Trump, algo que se ha visto un poco en estas últimas semanas. Después de estar discutiendo el tema y de varios días de caídas simultáneas de bolsas de valores en todo el mundo, el señor Trump pone una moratoria de tres meses al asunto de los aranceles. Excepto en su enfrentamiento con China, a quien no está dando ninguna tregua. Finalmente, quiere decir que le importaron las bolsas de valores, incluso a un nivel personal. Es muy probable que el señor Trump con esta caída de las bolsas haya perdido millones de dólares en unos cuantos días.
En lo positivo, este escenario puede traer estabilidad a más largo plazo, pero en el corto plazo tendrá complicaciones. Habrá que impulsar una reglamentación del comercio mundial para darle mayor flexibilidad, sobre todo frente a las barreras no arancelarias que manejan los países europeos, así como Japón y otros países asiáticos. Claramente, habría todavía inestabilidad de algunas áreas de la economía y no quiere decir esto que no continuarían sus intentos de proteccionismo.
Son tres situaciones: ninguna es más probable que la otra. Son, simplemente, un poco de alimento para su reflexión, amiga y amigo. Vamos a vivir situaciones de volatilidad, de incertidumbre, la necesidad de negociar con mayor frecuencia sobre situaciones con poca estructura, y requeriremos fortalecer las habilidades de negociación en todos los países y sus empresas.
Estaríamos hablando de una turbulencia en el corto plazo. ¿Qué tan breve es ese corto plazo? Este asunto tiene una fecha de cierre muy clara. Si Trump no tiene resultados en los próximos 18 meses, muy probablemente tenga que dar marcha atrás y tener cambios importantes. ¿Por qué? A finales de 2026 vienen elecciones de mitad de su mandato y el Partido Republicano podría perder el control del Congreso si no presenta resultados. Y eso le complica mucho la situación.
¿Y México? Desgraciadamente, en nuestro país se usa muy poco la técnica de los escenarios. Todavía seguimos creyendo en pronósticos y la mejor prueba es que, al principio de todos los años, hay una cantidad de eventos donde se habla de las tendencias y los pronósticos que presentan “los enterados”, mismos que se desacreditan rápidamente, pero al año siguiente se repiten. Una posible razón es que muchos, tanto en la iniciativa privada como en el gobierno y la oposición, consideran costoso y a veces hasta inútil pensar en posibilidades. No quieren dedicar tiempo para tener preparadas, aunque sea en lo más básico, las posibles estrategias para cada uno de los escenarios posibles.
Valdría la pena hacer un esfuerzo para establecer escenarios, ante la situación volátil que estamos teniendo, sobre todo en nuestro comercio exterior. Los programas que presenta el Plan México no hablan en ningún momento de escenarios. Aunque, podría ser, que solamente hayan presentado los 18 programas que consideran posibles y se hayan reservado los escenarios. Habría alguna razón para hacerlo: ni los medios ni la sociedad están acostumbrados a manejar escenarios y se podría dar una cierta confusión. Sería importante empezar a trabajar de esa manera, sobre todo si avizoramos una época dónde el manejo de la geopolítica empiece a ser con base en criterios un tanto caprichosos, en lugar de seguir los conceptos lógicos de la economía mundial.
Agradezco el apoyo de mi colega y amigo Salvador Díaz Espejel, con quien tuve interesantes conversaciones sobre la aplicación de escenarios, sobre todo en el aspecto del abastecimiento, donde pudimos explorar las posibilidades que se discuten en este artículo.
martes, 8 de abril de 2025
Plan México: Programas y Acciones
Ante el anuncio del señor Trump sobre los aranceles con los que amenaza a la humanidad entera, la doctora Sheinbaum ofreció la presentación de su respuesta para el caso de que esos aranceles se pongan en vigor en su máxima expresión contra nosotros. Afortunadamente, en sus presentaciones, el Señor Trump no nos mencionó, sino que se dio por hecho que lo que ya se había anunciado es que los aranceles no aumentarían, sino que se respetarían en general la mayoría de los que están previstos en el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.
Es interesante el plan que presentó la señora presidenta. Se agradece, por supuesto, el hecho de que se tenga transparencia y nos diga por anticipado qué quiere lograr y de qué manera se piensa lograr. Es importante que se haya hecho algo así. Hay la intención general de fortalecer a la economía mexicana y también el bienestar, de manera que uno no sea en decremento del otro. Un buen concepto.
Se trata de un buen plan: contiene objetivos, es verdaderamente sencillo ubicar a través de esos que se establecen ahí, cómo se pueden medir los resultados y eso es algo que siempre es importante en cualquier plan. Desgraciadamente, cuando los planes se quedan en buenas intenciones es precisamente porque no hay una manera fácil de medir los resultados y, en una inmensa mayoría de estos planes, sí podemos decir que tienen objetivos de resultados, no objetivos de actividad, que es lo que con cierta frecuencia ocurre.
Falta, por supuesto, más detalle y es de esperarse: en una presentación pública, donde no se podía durar demasiado tiempo, no se podía tener un gran desarrollo. Sí, vale la pena poder tener claridad sobre dónde se va a encontrar el detalle de esos objetivos. Es un asunto demasiado amplio como para tratar de analizarlo por completo en un solo artículo, pero sí se pueden hacer algunas observaciones.
Hay que pensar que es un plan de tinte socialista y, por lo tanto, eso es lo que se debe de esperar de él. No se puede esperar que tenga otro tipo de soluciones porque, básicamente, es el resultado de ese tipo de pensamiento. Es bastante mejor que otros planes que hemos tenido en diferentes gobiernos. Surge una duda: el programa que se está presentando en este momento, ¿anula o desaparece el Plan Nacional de Desarrollo que establece la Constitución? No queda claro.
Pero, independientemente de eso, podemos ir revisando algunos de sus conceptos. Curiosamente, una parte sustancial de los programas son similares a los que ha presentado el señor Trump en un aspecto: buscar una mayor autosuficiencia de la economía nacional. Así como el señor Trump quiere tener lo máximo posible de producción en los propios Estados Unidos, buscando que no se les esté comprando a los extranjeros, nosotros tenemos de los 18 programas, 6 dedicados a la sustitución de importaciones. Es el mismo concepto de Trump con otro nombre.
Es interesante que es un tipo de idea que ya se había aplicado en México, de hecho, por bastantes décadas, y que finalmente trajo inconvenientes y no tuvo los resultados que se podían esperar. Crearon ciertos rubros de la industria de tamaño muy pequeño, de manera que no podían tener capacidad de ser competitivos internacionalmente. Habría que cuidar esto. Hay un refuerzo a los programas sociales y se le pone bastante importancia en dos de los 18 programas que tienen que ver con este tema.
Se le da mucha importancia al poder de compra del gobierno. En distintos campos: en la obra pública, en la construcción de vivienda, el esfuerzo para que las adquisiciones del gobierno se hagan sobre todo a la industria nacional, a los productores locales, y también los así llamados polos de bienestar que se van a establecer en diferentes partes del país.
Un punto importante: ciertamente el gobierno es el mayor comprador en este país, no necesariamente el mejor pagador, como apuntan algunos. Y eso requiere de los proveedores al gobierno un amplio financiamiento. Pero, finalmente, es un gran poder de compra y puede ayudar a orientar la economía, al menos en alguna parte. Por otro lado, también se habla de negociaciones con empresas y con tiendas, para también lograr una proveeduría orientada a la industria local.
Ciertamente, esto podría llevarnos a que no siempre todo lo que compremos localmente, tenga la calidad y la competitividad que se requiere para el comercio internacional. Ese es el problema más importante del esquema de sustitución de importaciones. En buena medida, produjo el atraso tecnológico de una buena parte de la industria del país. Se habla también, y esto es muy relevante, de la simplificación administrativa, sobre todo en el tema de licitaciones. Un asunto viejo, uno del que se ha hablado muchísimo. Difícilmente se puede recordar algún presidente que no haya hablado de la necesidad de la simplificación administrativa. Los resultados, tristemente, han sido bastante escasos, lo cual no quiere decir que no pueda lograrse en esta ocasión.
Muy interesante: un programa de apoyo a la industria micro y pequeña. Y esto es algo muy importante, aunque parecería que no tiene nada de diferente. Por desgracia, se habló en México del tema de las PYMES, pequeñas y medianas empresas. Pero claramente, las micro y pequeñas empresas tienen necesidades y dificultades muy diferentes de las que tienen las empresas medianas. Y en general, lo que ha ocurrido cuando se crearon cajones de crédito en la banca de desarrollo y en la banca comercial dedicados a las PYMES, fue que las empresas medianas eran las que podían reunir la información y presentarla de manera que sus préstamos fueran autorizados con facilidad.
Con lo cual, el resultado fue que esos apoyos fueron acaparados por las empresas medianas y no llegaron en cantidad suficiente a las micro y pequeñas empresas. Entre ambas, según algunos de los últimos censos, son los mayores empleadores del país. Las empresas micro y pequeñas, aunque son casi 4.6 millones de empresas en el país, pocas recibían estos apoyos, mientras que las medianas, que son unas 28,000, recibían muchos más fondos. Es importante que se haya hecho este cambio.
Se habla también de ciencia y tecnología, lo cual era de esperarse viniendo de una presidenta que ha desarrollado su vida profesional mayormente en el campo de la investigación. También sumamente relevante, y no se han logrado resultados suficientemente buenos. Se habla también de reglamentación y negociarla, en algunos casos. Por ejemplo, para lograr precios controlados sin decirlo de esa manera.
Importante también, habla de crear 100.000 empleos. No se dice en qué tiempo, se dice cuándo se iniciará; pero no queda establecido si ocurrirá en el primer año, o si ocurrirá en varios años. En México necesitamos 1200,000 nuevos empleos cada año, de manera que 100,000, siendo significativo, sigue siendo una pequeña parte de lo que el país necesita; aproximadamente lo requerido cada mes.
En resumen, es difícil criticar este programa. Es cierto que sí deja dudas y tal vez la más importante es: ¿Con qué? ¿Con qué dinero se va a hacer todo esto? No hay una sola palabra en la presentación donde se hable de ello, y tal parece como que se haría con los mismos recursos que ya se tienen. Pero en los escenarios que nos está planteando el señor Trump, tendremos reducción de nuestras exportaciones, al menos en una buena parte de ellas, un crecimiento bajo de la economía precisamente debido al miedo que ha desarrollado este tipo de presentación del señor Trump, que hace difícil pensar que en las condiciones actuales vamos a tener mayor gasto. La pregunta sigue estando ahí.
En resumen, es un plan que puede no gustarles a algunos, pero realmente la mayor parte de las dudas vienen de un concepto ideológico diferente, pero el punto fundamental es correcto, los temas que se están tratando son importantes, y todos ellos hay necesidad de atenderlos.
Habrá que esperar y ver; habrá que conocer el detalle de los proyectos que ya se han presentado, para poder opinar y proponer. Que es lo que más se requiere, más que la crítica. Si algo necesitamos en este momento en nuestro país, son personas dispuestas a proponer, que hay muy pocas, y no tener tantas personas muy dispuestas a criticar, pero sin proponer soluciones diferentes.
martes, 1 de abril de 2025
Elecciones del Poder Judicial
Estamos a poco menos de tres meses de las muy debatidas elecciones del Poder Judicial. La gran mayoría de la población tiene una confusión considerable. No tenemos claros muchos de los aspectos que habrá de tomar en cuenta el ciudadano para dar su voto. Simplemente, tratar de conocer por quién hay que votar, es toda una tarea difícil de llevar a cabo. Lo que podemos anticipar es un gran abstencionismo en esta elección.
La inmensa mayoría del electorado, ni está entusiasmado ni tiene claridad respecto a por qué votar y por quién votar. Mucho menos cómo saber de una manera precisa quiénes son los candidatos ni cuáles nos presentan la mejor oferta para la ciudadanía. Simplemente, por el hecho de que muchos no conocemos suficientemente las cualidades que un buen juez debe tener, las características para hacer justicia, como dice la Constitución, de manera pronta y expedita. Por no hablar de sus funciones, sus obligaciones y sus atribuciones.
Lo cual explica el poco entusiasmo que hay por la participación. Tanto, que probablemente nos enfrentaremos a la elección con mayor ausentismo en nuestra historia. Habría que ver también a qué situación se está enfrentando el ciudadano. Hay muy poca información, respecto a quiénes son las personas por las que vamos a poder votar. En buena parte, por lo oscuro del método de selección de los posibles candidatos, que no fue transparente de ninguna manera. Y también por la enorme cantidad de personas por las que habrá que votar.
A nivel federal, se habla de que tendremos que votar por nueve funcionarios del más alto nivel. Pero cuando bajamos al nivel local, encontramos situaciones diferentes. Por poner un ejemplo, y no porque sea el caso más importante, en la Ciudad de México, habrá que votar por 133 puestos, y si hablamos de que al menos hubiera tres candidatos por puesto, ya estamos hablando de conocer la información de alrededor de 500 candidatos. Toda una tarea. Vamos a suponer que solamente estuviéramos dedicando 10 minutos por candidato para conocerlo. Eso nos daría algo así como 5 000 minutos, para tener una idea mediana de las capacidades de los que están proponiéndose para la elección. En ese caso pensaríamos que el ciudadano estaría dedicando alrededor de unas 83 horas solamente para tener una idea de quiénes son esos candidatos. Algo así como dos semanas laborales de tiempo completo dentro de los próximos tres meses.
En el Estado de Jalisco, son 55 candidatos en el nivel local; menos, pero todavía una carga pesada. Además, otras fuentes hablan de otros 800 cargos de nivel nacional. Una gran confusión y una tarea titánica. Esto, suponiendo que toda la información estuviera ya preparada y lista para ser consultada, lo cual claramente no es el caso. Nos encontramos con una gran dificultad para encontrar la información de esos candidatos.
El Banco de Datos de Candidatos de la Ciudad de México, contiene 60 páginas, que además no tienen claridad en cuanto a que no haya repeticiones. También nos encontramos con que se da una información muy escueta sobre cada uno de ellos: si es hombre o mujer, su nombre, y cuál es el cargo y la especialidad a la que aspira el candidato. Una información realmente muy escasa y que, claramente, no permite tener una idea de quién es la persona que tiene mejor preparación.
Y esto es considerando solamente las elecciones locales, que no se dan en todas las entidades federativas, pero sí en una cantidad importante de ellas. Además de los nueve puestos de primera importancia, también hay puestos que son federales y que no están incluidos en estos números. De manera que sí, también se trata de una carga de trabajo relevante, no solo en la preparación para estar en la capacidad de votar, sino también por el tiempo dedicado a sufragar y estar en las casillas emitiendo nuestro voto.
Declaró el organismo electoral del Distrito Federal que se necesitarán solamente dos minutos para emitir el voto, lo cual suena verdaderamente difícil. Si son 133 puestos y nos dicen que tardarán dos minutos, estaríamos hablando que cada voto tendría que llevar menos de un segundo. Un verdadero prodigio de memoria para recordar los nombres de 500 personas, a qué votación corresponden y cuál ha sido su oferta, para lograr tan rápidamente como en un segundo, escoger entre todas las personas por las que hay que votar.
Hay otros puntos que son también importantes. Hay puestos donde se declaró desierta la elección, porque no hubo candidatos. Y no queda claro qué es lo que va a ocurrir con esos puestos. ¿Se repondrá la elección de los puestos vacantes? ¿Se dejarán en el puesto a los que ya lo estaban desempeñando, o se pedirá una nueva elección? ¿Los designará el partido gobernante o se hará una nueva tómbola para asignar esos puestos?
Estos son los temas que nos tienen preocupados a muchos de los ciudadanos y que hace que más de uno piense que no será nada fácil. Hay otro aspecto que probablemente es mucho más importante. Como dicen los abogados, suponiendo, sin conceder, que todos estos candidatos sean honestos, que todos ellos sean capaces y que sean elegidos realmente los mejores juzgadores del país, todavía quedaría un tema que es sumamente significativo: ¿Cómo se va a manejar la transición? En eso tampoco tenemos total claridad.
Es muy claro que, aun suponiendo una capacidad muy superior de los candidatos, que los futuros miembros del Poder Judicial tengan un gran conocimiento y sentido de su deber y de su servicio a la Nación, van a recibir asuntos que no han conocido. No saben cuál es la conformación de las distintas carpetas de investigación ni su contenido, como para poder tener una decisión suficientemente clara.
Es de esperarse que tendremos un gran retraso en las sentencias del Poder Judicial, simplemente por el hecho de que tienen que ponerse al tanto de una cantidad de asuntos que ya estaban siendo atendidos en diferentes grados de avance y que tienen que atender con precisión para poder dar un resultado justo. Y por supuesto, esto va a causar dificultades y hará que lo que exige el artículo 17 de la Constitución, en cuanto a que la justicia debe ser pronta y expedita, se vea muy mermado. Difícilmente podremos esperar que en un plazo mediano vamos a tener mayor agilidad, mayor facilidad en el desempeño del Poder Judicial.
Esto causa una gran inquietud del electorado. Si, como estamos, hay casos que se tardan hasta 5, 10 años o más en ser resueltos, podemos esperar, con tristeza, que la mayoría de los casos ahora se alargarán todavía bastante más hasta que los nuevos juzgadores tengan la capacidad y hayan completado su curva de aprendizaje para que puedan dar resultados que sean superiores.
Necesitamos mayor explicación, mayor conocimiento de lo que va a ocurrir, más información para poder votar en conciencia y, por otro lado, tenemos que estar preparados para esperar resultados que, en el corto plazo, no van a ser más rápidos. Esperemos que sí logren lo que se dice: que sean resultados de personal más honesto. Pero desgraciadamente la oscuridad del método de elección de los juzgadores nos causa dudas. Sin considerar la capacidad que tiene el gobierno de manipular a aquellos que prácticamente colocó en el puesto, lo que nos hace temer, con alguna certeza, que estaremos entrando en una etapa de serias dificultades.
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