¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

lunes, 30 de octubre de 2023

Rebelión de los partidos

 ¿Qué les está pasando a los partidos?  Es una buena pregunta.  Su actividad en las últimas semanas ha resultado, por lo menos, desacostumbrada, poco alineada con su actuación histórica en la política mexicana.  El valor de los partidos políticos es que, de alguna manera, representan votos para los candidatos. Todo ello porque, supuestamente, representan la opinión de algunos sectores representativos de la Sociedad. Pero ¿cuál es su valor cuando no logran aglutinar números suficientes de votos a favor de sus candidatos?

En la democracia y solo en la democracia, es importante tener partidos que realmente sean representativos de la Sociedad.  Cuando estamos hablando de una monarquía, su papel es sumamente limitado y fungen meramente como mecanismo consultivo, pero no es obligatorio seguir sus opiniones, aunque fueren mayoritarias. En las autonombradas democracias populares solo existe un partido de estado, el partido comunista, por ejemplo, en los sistemas de inspiración soviética.  Y en nuestro país, la dictadura perfecta tenía algunos partidos muy menores, muchas veces financiados por el propio sistema y algunos partidos realmente independientes, pero que influían poco en la vida política. Esto fue así hasta aproximadamente los años 90.  El valor de esos partidos políticos tenía más que ver con la posibilidad de demostrar ante la comunidad internacional que no había una dictadura de verdad, puesto que había otras opciones. Y si esas opciones no eran favorecidas por los votantes, decían, quería decir que no tenían plataformas políticas suficientemente atractivas. O, por lo menos, esa era la narrativa en esos años. Después de la apertura democrática del año 2000 y siguientes, por primera vez tuvimos partidos realmente competitivos. No necesariamente efectivos: desacostumbrados a gobernar, su desempeño muchas veces fue deficiente.

En estas últimas semanas han ocurrido algunos hechos notables. Da la impresión de que los partidos, o por lo menos una parte importante de su militancia, se están rebelando a los precandidatos del partido en el poder y de la alianza opositora. Se ha comentado mucho el gran fracaso de los operadores de la 4T para poder reunir un número suficiente de asistentes a una manifestación en la Ciudad de México, en apoyo a la doctora Claudia Sheinbaum. La mayoría de los medios se solazaron difundiendo los vídeos que mostraban el llamado Estadio Azul, con una capacidad de 30, 000 asistentes, prácticamente vacío. Hubo un intento de dar explicaciones, pero finalmente hubo que reprogramar el evento. Queda por verse si la dificultad para reunir un número suficiente de asistentes fue un tema de ineptitud de quiénes se encargaron de la organización, la falta de fondos para poder pagar el acostumbrado acarreo, o si ocurrió, cosa que sería muy grave, que la militancia se les está rebelando a la cúpula del partido de la 4T y a su candidata. Habrá que esperar y ver.

Por otro lado, la ingeniera Xóchitl Gálvez no ha tenido algún evento fallido, pero es un hecho que, a partir de recibir su nombramiento como representante de la alianza opositora, no ha vuelto a tener ninguna reunión multitudinaria.  Puede ser que la ingeniera ha querido ser muy escrupulosa en cumplir los lineamientos de la ley electoral pero, por otro lado, se habla mucho de que la estructura de los tres partidos a los que representa, le han hecho el vacío.  Incluso se han dado datos de que algunos de sus dirigentes han tomado vacaciones y no se han mencionado reuniones entre los partidos y la candidata. Lo cual querría decir que, en algún momento, las estructuras directivas de los partidos no han quedado totalmente a gusto con el nombramiento de doña Xóchitl.

Los miembros de las estructuras territoriales de los partidos tienen como misión atraer votos, no para sí mismos, sino para aquellos que elige su directiva.  Si el partido se negara a convocar suficiente número de votantes, ¿cuál sería su valor? Y esto puede darse por ineptitud o porque se niegan a cumplir su función de convocar.  En cualquiera de los casos, uno se preguntaría: ¿para qué sirven?

Es muy posible que sigamos sin renovar los conceptos básicos de la función partidista.  Posiblemente, en el pasado, los números de asistentes a diferentes eventos, era un indicador confiable de los resultados en las elecciones.  Lo cual posiblemente era muy cierto cuando la mayor parte de la población vivía en localidades pequeñas o medianas, dónde se podía controlar con facilidad quién asistía a uno a los diferentes eventos.  Ya no es el caso. Según el CONAPO, en este año más de 60 millones de personas viven en veinticinco áreas metropolitanas. Una población muy difícil para conocer y saber con precisión quién está votando por un partido u otro. Esto significa el 47% del total de la población del país, con mayor proporción de clase media y de educación avanzada, más difícil de controlar por los partidos.

Por otro lado, muchas veces las estructuras de los partidos se están guiando por medios modernos para conocer la intención de voto.  El análisis de las redes sociales, el así llamado número de likes, y los resultados de las encuestas, se les considera tanto o más representativos cómo la asistencia a reuniones políticas o mítines.  Lo cual está por demostrarse.

No deja de ser significativo que, ante el desastre natural en Acapulco, la 4T no haya organizado todavía manifestaciones multitudinarias de apoyo al presidente de la República.  Y, por otro lado, la oposición no ha tratado de hacer lo propio, es decir, crear manifestaciones de repudio al desempeño de la 4T.  Es muy pronto para tener un buen análisis.  Pero no deja de ser significativo que ni siquiera ha habido ningún anuncio y que, la mayoría de la oposición ha manifestado su repudio por fuera de la estructura de los partidos y mediante los comentarios de la Sociedad en las redes. ¿Será que los partidos no se recuperan de su marasmo y están esperando a ver cómo va evolucionando la situación? Solo el tiempo nos dirá. Y lo hará muy pronto.    

Antonio Maza Pereda

lunes, 23 de octubre de 2023

¿Qué beneficios nos ha traído la 4T?

 

La última vez que hice una pregunta parecida a esta, una buena amiga me dio un gran regaño. “¡Cómo crees! No veo realmente ningún beneficio” me dijo. No puedo estar del todo de acuerdo con ella.  Como soy un viejo necio, quiero insistir sobre el tema. Estoy seguro de que podría equivocarme y que podría aprender de esa equivocación. Como en cualquier debate, al final de la discusión, tenemos que reconocer puntos fuertes y puntos débiles, así como aceptar también que de nuestros errores podríamos aprender.

Esta pregunta en particular es realmente difícil en un ambiente de polarización como el que estamos viviendo. Y el gran problema puede ser que no reconozcamos nuestros errores. Esta polarización nos lleva a ver todo en términos de blanco o negro, sin considerar que la realidad tiene múltiples colores. También es algo que nos hace ver todo en una o dos dimensiones, cuando la realidad es en tres dimensiones o posiblemente más. En el asunto del que platicamos, la pregunta sería: ¿Ha habido algún tema, alguna de las acciones de la 4T que le podamos encontrar algo bueno, algún beneficio? Bueno, algo está ocurriendo con la 4T.  Una parte importante de la población se pone a rezar cuando se entera de las propuestas e ideas que quiere implementar esta agrupación. Y eso tiene algo de bueno.

En la historia de nuestro país, lo normal en el electorado ha sido una enorme apatía, una indiferencia importante por las cuestiones políticas.  Hasta los finales del siglo XX había una gran despreocupación por la situación del país.  Se reconocían situaciones peligrosas, se vivieron asuntos preocupantes, pero siempre había la confianza en que el país era lo suficientemente fuerte y que resistiría incluso las decisiones más erróneas.  Ante la visión de peligros reales o imaginarios, siempre se decía que este es un país que ha aguantado mucho.  Que, por otro lado, los poderes fácticos pondrían en orden a los políticos y evitarían que causasen demasiado problema. Y, en última instancia, los gringos intervendrían porque no les convendría tener un país vecino con situaciones demasiado diferentes a las que les interesan a los Estados Unidos.  Con ese convencimiento, una buena parte de nuestra sociedad dormía el sueño de los justos.

Ya no ocurre así. La llegada al poder de la 4T ha logrado el despertar de esa parte de la población que estaba dormida. Para efectos políticos, el gran cambio que estamos viendo es el de una ciudadanía preocupada y ocupada de una manera que no se había visto probablemente en varias décadas. La ciudadanía y sobre todo la clase media, que era ligeramente mayoritaria antes de la llegada de la 4T, ha cambiado mucho en su posición. Se han convencido de que la política es algo muy importante, tanto que no se le puede dejar a los políticos, sin que haya una participación social.

Ciudadanos de todos los signos políticos han llegado a la conclusión de que necesitamos aprender a razonar, a debatir y difundir, así como manifestar de una manera muy clara nuestras posiciones en lo político.  Y esto es un cambio fundamental.  Uno que no ha terminado, qué posiblemente tendrá alcances insospechados.  Porque claramente podemos esperar muchos bienes de este interés ciudadano.

La gran pregunta es: este despertar, ¿bastará? ¿Llegará a tiempo? ¿Será suficiente? Uno de los temas recurrentes de la oposición es que estamos ante la última oportunidad. Nos quieren convencer de que, si no se logran cambios sustanciales, después será inútil tratar de hacer cualquier cambio. O ocurrirá tan a largo plazo, qué requerirá varias generaciones para lograr mejorar la situación. Cómo pasó en Rusia y en menor medida en los países de Europa oriental que estuvieron en la órbita soviética.

Lo que no queda claro es: ¿qué se le está ofreciendo a esta ciudadanía, que ha despertado y que busca opciones diferentes? En varias de las formaciones políticas, se nos está ofreciendo más de lo mismo, nos tratan de convencer de que así llegaremos a otros resultados. Lo que, según el dicho que se le atribuye Albert Einstein, es una señal de la locura: hacer lo mismo esperando resultados diferentes. Tal vez será porque la oposición política y la mayoría de sus facciones todavía no entienden que, el hecho de que una parte sustantiva del electorado está en contra de la 4T, no significa necesariamente que esté a favor de sus contrincantes. Son muchos los que esperan cambios sustanciales en todas las facciones de la clase política, y están insatisfechos con la oferta actual de ambos bandos.

Pero hay que reconocer que esto ha sido un gran logro.  Exageraciones, propuestas poco confiables y una situación de falta de respeto por el votante común han logrado finalmente despertar al ciudadano sin poder. Y mientras unos y otros solo repiten sus propuestas ya conocidas y en muchos casos aborrecidas, el ciudadano ahora está alerta. Ha despertado y será muy difícil volver a adormecerlo con eslóganes de mercadotecnia política. Y esto me parece a mí algo muy esperanzador.  Ciertamente, uno de los beneficios que nos ha traído la gestión de la 4T.

Antonio Maza Pereda

 

lunes, 16 de octubre de 2023

Explotación política del anciano

 Con bastante frecuencia los regímenes de tipo populista ponen un énfasis especial en el apoyo a los adultos mayores. Un apoyo que, en términos generales, es de tipo asistencial, es decir, algo que remedia al menos parcialmente las fallas del sistema económico de cada país, para proveer una vejez digna a sus ancianos. Desde hace más de veinte años la Organización de las Naciones Unidas (ONU) propuso un programa con 18 acciones específicas en la atención de los adultos mayores.  Sobra decir qué, en la mayoría de los casos, el cumplimiento de las acciones de desarrollo ha sido claramente insuficiente y que los apoyos de tipo asistencial han sido aprovechados para crear una clientela política.  Esto ocurre aún en países desarrollados y, por supuesto, en México.

En nuestro país, de acuerdo con los datos del INEGI, hay 17,960,000 personas de 60 años y más. De estos un 70% están en la informalidad y 76% tienen ingresos de hasta 2 salarios mínimos o menos; de los cuales un 9% no tienen ingresos. De este segmento de la población mexicana, un poco más de diez millones reciben el apoyo del sistema de Bienestar. Esto es una pensión de 4,800 pesos bimestrales, que equivalen a 38% del valor del salario mínimo, de manera que una pareja podía obtener con esta pensión un 76% del mismo. Una cantidad sustancial. Ya se ha anunciado que para el año 2024, este pago subirá a 6,000 pesos bimestrales. Para las personas que perciben hasta 2 veces el salario mínimo, es algo muy importante. Y hay que considerar que esto significa 13 millones, 650,000 personas, con derecho al voto.  Si consideramos que tenemos aproximadamente, 35 millones de familias, la influencia de estos pensionados es muchísimo mayor. Por esa razón, la rentabilidad política de este apoyo es muy importante: claramente puede influir de manera decisiva en los resultados electorales.

Algo que no es nuevo. En muchos de los países desarrollados, que generalmente tienen mayor proporción de adultos mayores que en México, las facciones populistas de distintos signos se han preocupado de mantener influencia sobre este grupo de la población.  Y, como es de esperarse, muchas veces se trata de manipular a los pensionados,  amenazándolos con que,  sí estos partidos perdieran las elecciones, los ancianos perderían la pensión.  Con lo cual aseguran una parte importante de los votos.

 Hace poco más de una veintena de años, la ONU creó un programa de 18 puntos para el desarrollo de los ancianos.  Analizando los temas que propone el programa, se encuentra uno con que más del 55% son apoyos de tipo asistencial. El resto son programas orientados al desarrollo del adulto mayor, de manera que pueda participar de una manera más contundente en las sociedades.  Al menos en nuestro país, y sospecho que en la mayoría de los países, los apoyos a los ancianos ocurren principalmente en temas asistenciales, tratando de paliar la situaciones de pobreza de los viejos. Y esto ocurre porque siempre será más fácil repartir dinero, y más rentable políticamente, cómo vimos anteriormente, qué hacer el esfuerzo de desarrollar al adulto mayor. Lo cual es más difícil y generalmente requiere esfuerzos de largo plazo.  Cosa a la que  los políticos le tienen particular aversión.

Pero lo que realmente necesita la población de adultos mayores, más allá de los apoyos inmediatistas,  son apoyos orientados, por ejemplo:   a instrucción y capacitación , a participar en las políticas que influyen en su bienestar, a aprovechar oportunidades de dar servicios a la sociedad,  en ocasiones a través del voluntariado, acceso a servicios educativos que les den oportunidad para lograr su pleno desarrollo, y otros similares. Apoyos que no están ampliamente disponibles en nuestro país, a pesar de que formamos parte de la ONU y  hemos aceptado su mandato.

Por otro lado, es un hecho que la población de adultos mayores tiene mayor participación ciudadana que los votantes de otras edades,  sobrepasando el promedio de la población.  En las últimas votaciones presidenciales, la participación en el voto de los adultos mayores entre 60 y 74 años sobrepasó el 72% del padrón.

En este aspecto la oposición se encuentra en una clara desventaja.  Cuando tuvieron el poder ejecutivo, no tuvieron la visión de ofrecer apoyos, sea del tipo asistencial o para el desarrollo.  Los apoyos del INAPAM consistían mayormente en descuentos en servicios de transporte, diversión y en algunos casos de medicamentos.  Pero no recibían dinero directamente: para beneficiarse debían tener la capacidad de gasto.  Ahora, la oposición está ofreciendo mantener los apoyos actualmente vigentes. Tienen que ganarse la confianza de un electorado que ya ha recibido esos apoyos y ahora deben de creer en las promesas de quiénes no les apoyaron suficientemente en el pasado.

Claramente, podría uno ponerse en la posición de que un ciudadano con profunda conciencia cívica, no permitiría que se le manipule mediante dádivas.  Pero décadas de una formación deficiente en aspectos cívicos, y haber permitido una mala distribución de la riqueza, han creado una amplia franja de la población con poco sentido cívico y bajos ingresos, que en el caso de los salarios mínimos, fueron de los más bajos de Latinoamérica.  Ahora se encuentran más que disponibles para seguir apoyando a quienes perciben como sus benefactores.  Sin darse cuenta de que los grupos populistas solamente les están dando una parte de los impuestos que todos pagamos, incluyendo los más pobres.

Antonio Maza Pereda

domingo, 8 de octubre de 2023

Decisiones... grandes y pequeñas

En muchos casos, la esencia del poder está en la toma de decisiones.  Por esta razón la mayor parte de los gobernantes tratan de dejar la capacidad de decidir en muy pocas manos. Y esto ocurre en la mayor parte de las organizaciones: empresariales, lucrativas o no lucrativas, educativas, ONGs, religiosas y, por supuesto, en organizaciones políticas.

No es lo único que importa: en la gestión de organizaciones, a partir de las decisiones sigue un proceso de planeación, operación y control.  Asuntos que aseguran que la decisión se vuelva una realidad.  Pero, por supuesto, si la toma de decisiones no fue adecuada, difícilmente se tendrá un proceso de gestión sin dificultades. De ahí que la mayor parte de los gobernantes no se sientan cómodos compartiendo la toma de decisiones.  Para lo cual, por principio, se trata de incorporar a los menos posibles en el proceso y asegurar que compartan los puntos de vista de quien dirige.

En la teoría de la democracia, se supone que al ciudadano le tocan las grandes decisiones. Por ejemplo: quién será el primer mandatario y los mandatarios en los diversos órdenes de gobierno. Y, por supuesto, la decisión de quién representará a los ciudadanos en el poder legislativo. Aunque en principio se siguen las formas, en la práctica hay muchos obstáculos para que el ciudadano común pueda tomar una decisión adecuada.  Por ejemplo, las mismas leyes reducen de una manera importante el número de posibles candidatos para los distintos puestos a elección.  Fuera de lo que proponen los partidos políticos, es muy difícil encontrar otros mecanismos para mejorar el proceso. 

 Por otro lado, los intentos de ampliar las posibilidades de candidatos, al menos en los países latinos, no han dado los mejores resultados. Solamente por mostrar algunos ejemplos, este intento de tener una gran cantidad de opciones ha llevado a Italia a tener aproximadamente 200 partidos políticos, con lo cual el promedio de duración de los gobiernos de 1946 a la fecha ha sido de poco más de 12 meses por cada uno. Y eso también ha llevado a que algunos políticos con relativamente pocos seguidores, como fue el caso de Berlusconi, que pudo gobernar gracias a que ningún partido realmente podía obtener una mayoría suficiente. Y también está el caso de Collor de Mello, en Brasil y de Fujimori en Perú, que llegaron al poder desde afuera de los partidos políticos y que no tuvieron buenos resultados.

Volviendo al caso de la toma de decisiones, es de alguna manera de esperarse que los gobernantes se resistan a compartir el poder. Pero también es cierto que la ciudadanía tampoco muestra un gran entusiasmo por participar. En algunos de nuestros Estados se han tratado de implementar decisiones mediante votaciones vecinales, por ejemplo, con escasa participación de los votantes.

En las democracias maduras, el número de puestos que deben ser elegidos por la ciudadanía es mucho mayor que lo que ocurre en nuestro país.  En muchos de ellos se vota por los fiscales, procuradores de justicia, jefes de policía y muchos más.  Además, a veces se sujetan a plebiscito asuntos importantes que son vinculantes para los gobernantes.  Lo cual hace tedioso el proceso del voto y en algunos casos lleva al abstencionismo.  El concepto es muy importante: decisiones de gran envergadura deben ser puestas a votación por los ciudadanos.  Lo cual requiere de importante madurez, y hasta de sabiduría para poder tomar este tipo de decisiones.

A propósito, en estos momentos la Iglesia Católica está llevando a cabo un proceso que tiene propósitos similares a los que estamos mencionando.  El llamado sínodo sobre la sínodalidad tiene el propósito de incorporar religiosas y seglares en algunas de las decisiones de la iglesia.  Hay un campo amplio donde los católicos que no forman parte del clero podrían opinar de una manera informada y mejorar la calidad de la toma de decisiones. Cómo es de esperarse, también allá encontramos resistencias.  Pero es interesante qué, la qué es probablemente la organización con mayor número de miembros en el mundo, y también la más antigua, está considerando necesario analizar este tema.

El asunto en general es bastante difícil.  Siempre se podrá decir que la ciudadanía no tiene las capacidades para influir de manera decisiva en la toma de decisiones. Un argumento que, de ser aceptado, nos lleva a decir que, si no somos capaces de tomar decisiones de mediana importancia, muchísimo menos la tendríamos para elegir a quienes llevan los asuntos de mayor peso en el país.  De aceptar este argumento de la falta de sabiduría política, tendríamos que abandonar el sistema democrático e intentar lograr lo que algunos filósofos griegos consideraron cómo la solución: la aristocracia, entendida esta como el gobierno de los mejores.  Dónde quedaría por definir quiénes son esos mejores.

El futuro de la democracia probablemente dependerá de una buena solución a este tema.  Si no logramos definir un sistema donde una sociedad, cada vez más informada, mejor comunicada y no necesariamente mejor formada, pueda tomar decisiones aceptables y de alta calidad, estamos en serios problemas. ¿Qué es difícil?  Por supuesto.  Nunca en toda la historia de la humanidad se ha logrado algo así.  Pero la alternativa no es sostenible a largo plazo.  Necesitamos mejorar la capacidad de tomar decisiones políticas y sociales, informadas y bien razonadas, dónde la mayoría de los ciudadanos tengan la última palabra.  

Antonio Maza Pereda

lunes, 2 de octubre de 2023

Amnistía: ¿una solución?

Hablando de obtener una paz que ha sido muy difícil de conseguir, se habla de la posibilidad de crear una amnistía, como una condición para lograr la reconciliación en nuestra Sociedad. En teoría suena bien, pero en la práctica se ha visto que es muy difícil. La población en general, y en particular los afectados por la violencia, tienen una gran resistencia frente a este tema. Comprensiblemente.

Es cierto que la amenaza de un cambio político genera un miedo al cambio. Aquellos que han sido atacados ferozmente por sus opositores piensan: “sí perdemos, nos van a acabar”. Cuando tuvimos el inicio del cambio democrático, este era un tema que hacía predecir que el partido en el poder haría todo lo posible, legal o ilegal, para impedir el cambio de gobierno. “Tenemos que seguir gobernando”, decían. Hablaban del “fraude patriótico”, sin sonrojarse.

El tema de la amnistía tiene algunas dificultades. La primera es definir qué tan amplia es su cobertura, que tan general es el perdón. Algunos han propuesto que cubra cualquier delito, otros solamente los delitos políticos electorales, algunos piden que únicamente no se perdonen los llamados “delitos de sangre”. No hay acuerdo.

Habiendo dicho esto, en la práctica se ha visto que se han dado indultos de facto. El presidente Vicente Fox, después de haber hablado muy fuertemente de encarcelar a los que habían delinquido, en la práctica poco hizo por cumplir tal promesa. Hubo quien creyó que hubo un acuerdo: que el partido que gobernó el país por más de 70 años le permitiría tomar posesión a cambio de no hacer efectivas sus promesas. Algo parecido ha ocurrido con la 4T. Habiendo dicho que el presidente Peña Nieto ha sido uno de los más corruptos en nuestra historia, en la práctica no se le ha tocado ni con el pétalo de una rosa. Y no hablemos del “innombrable”, Carlos Salinas de Gortari, a quien ahora le podríamos decir “el innombrado”. Después de haber sido atacado ferozmente por muchos años, desapareció completamente de la agenda de la 4T. De hecho, el autor de la “caída del sistema”, Manuel Bartlett, no solo no ha sido juzgado por ese fraude electoral, sino que además se ha incorporado en uno de los puestos más importantes de esta administración.

Es cierto que las amnistías han tenido malos resultados en otros países. En el caso de Colombia, donde se propuso un indulto general para la guerrilla y los paramilitares, hubo un plebiscito que mostró que la mayoría de la población no estaba de acuerdo. Era de esperarse: aquellos que fueron víctimas de esos grupos o parientes cercanos de las mismas, reaccionaron con un fuerte rechazo. Las amnistías en otros países, como en República de El Salvador, donde el indulto fue acompañadO por un desarme generalizado de la población, los resultados fueron mixtos. En Europa las amnistías al IRA y a la ETA han dejado una secuela de encono, qué se sigue reflejando en las elecciones. Un poco más exitoso fue el caso de la transición democrática en España en los finales del siglo XX, donde hubo un indulto al Partido Comunista de España, modificando las leyes que ponían a  sus miembros en prisión. Como un acto mediático importante, Santiago Carrillo, secretario general de dicho partido, se entregó al Gobierno para forzar la aplicación de la ley de amnistía. Esto, sin embargo, no fue sin oposición. Aun a la fecha sigue habiendo formaciones políticas españolas qué se oponen a esos indultos, aunque hace años que están en vigor.

¿Podría haber algún tipo de perdón para los narcos? Probablemente, es mucho más difícil. Porque la amnistía debería de incluir que estos grupos dejaran de operar como lo hacen actualmente y se quedarían sin sus fuentes de ingresos. En los Estados Unidos, según algunos rumores, cuándo se acabó la Ley  Seca, las bandas de contrabandistas de alcohol, qué se dedicaban mayormente a ese negocio y también al juego ilegal, la prostitución y el derecho de piso, se encontraron con que, al eliminar dicha ley, sus ingresos disminuirían radicalmente. Ante esa situación, de acuerdo con los rumores, se les permitió a esos grupos delincuenciales tener áreas de juego legalizado, mayormente en Las Vegas, Nevada, y en otras áreas del país, con la condición de que fueran legales. Cuando se ha hablado en México de la legalización de las drogas, se ha abierto la discusión sobre este tema. Y en Estados Unidos, a lo largo de los años, el tráfico de licores fue sustituido por el de drogas y armas. Y la legalización parcial a las drogas, aun sin ser total, ha tenido como resultado la gravísima crisis del fentanilo.

Claramente, hay otros temas anexos a esta situación. El tema de la corrupción, el cambio de leyes, el impacto político adverso para quien proponga una amnistía, aunque sea parcial. Porque es un hecho que la mayoría de la población estaría en desacuerdo. Los familiares de los miles de muertos y desaparecidos, las víctimas de los cobros de piso son un número tan importante que con facilidad descarrilarían una iniciativa de este estilo

Al final, el gran tema es el del perdón. Muy difícil, aun en los casos dónde los implicados son miembros de una familia, extraordinariamente difícil cuando los que deberían perdonar, lo que buscan es justicia. Y no se les puede culpar de ello. Sin embargo, creo que es muy difícil, si no es que casi imposible, poder tener paz sin alguna medida de perdón, en la forma de amnistía o de alguna otra manera. ¿Qué es mucho pedirle a la Sociedad? Seguramente. ¿Qué tendría un alto costo político, tanto que podría ser un verdadero tsunami para los actuales partidos políticos? Por supuesto. Pero es algo que hay que ir considerando. Nosotros, como Sociedad, deberíamos de prepararnos, por qué algo habrá que hacer para lograr verdaderamente la Paz. Muy triste, pero probablemente inevitable.

Antonio Maza Pereda