¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

lunes, 25 de septiembre de 2023

Reconciliación nacional

 Casi por entrar a los debates preelectorales frente a las elecciones del 2024, resulta interesante definir: ¿cuál es el gran tema? Porque se tratan muchos asuntos: la economía y su control por el gobierno, la violencia, la paz, democracia, gobernabilidad y muchos más. Pero, hasta donde me doy cuenta, nadie menciona el tema de la reconciliación nacional.

Probablemente, para que se mencionara ese asunto, algunos deberían de reconocer: ¿qué nos hace falta? La verdad es que todas las tendencias políticas, en mayor o menor medida, han contribuido a una gran polarización que divide a los mexicanos no solo en cuanto a los temas, sino en una auténtica siembra de odio. Y no es que uno espere que la reconciliación sea lo mismo que la unidad. De hecho, no lo es. La reconciliación tampoco es necesariamente la Paz. Porque un país puede tener una paz impuesta, cómo se da en el caso de las dictaduras, perfectas o imperfectas.

La reconciliación no se puede imponer. Esta se logra sobre todo por convencimiento, a nivel de los ciudadanos. Podría darse al nivel de los partidos, pero no es fácil lograrlo: muchas veces los propios partidos tienen profundas divisiones internas y aunque se presentan al público como un grupo con gran armonía, es muy frecuente que se requieran, para cada elección, importantes “operaciones cicatriz”, tratando de  sanar las heridas internas.

Deberíamos de empezar por reconocer que todos hemos fallado. Los partidos y sus dirigentes han encontrado mucho más fácil el ataque que el convencimiento. Y como les cuesta mucho trabajo encontrar argumentos sólidos para sustentar sus afirmaciones, es mucho más fácil atacar a sus contrincantes. Hay una regla no escrita en los debates, que dice que el que empieza a insultar es porque se le acabaron los argumentos. Y esto es exactamente lo que nos está pasando.

Pero la ciudadanía también tiene parte de la culpa de este clima de crispación. Al no estar bien enterados de los temas y de la administración pública, también caemos en insultar, cuando se nos acaba la posibilidad de convencer. Porque muchas veces ni siquiera se intenta el convencimiento: lo que se busca es acallar a quien opina distinto y dejarlo silencioso. Un contrincante que sabe argumentar nos resulta extraordinariamente molesto. Y los organismos intermedios, los que están entre el Estado y el ciudadano, no han tenido mejor desempeño.

El punto fundamental para que se empiece a dar una reconciliación, es reconocer nuestras culpas. Como dicen los juristas, nuestras fallas culposas: aquellas que no han sido premeditadas, pero que ocurren por descuido, ignorancia o imprudencia.

Se propone, como parte de este proceso de reconciliación, la creación de comisiones de la verdad. Estas, que han sido establecidas en diversos países, no tienen una trayectoria verdaderamente exitosa. En parte porque, generalmente, se han dado después del triunfo de alguna fuerza política y se ha excluido a quienes opinan diferente. Estrictamente, se les podría llamar comisiones de la vergüenza, porque su propósito es exponer todas las fallas de los derrotados, de tal manera que queden tan apenados que no vuelvan a intentar levantarse y luchar por sus ideas.

Es cierto que sí hay quienes intentan una reconciliación nacional. Desgraciadamente, nos dan gran abundancia de diagnósticos y una gran escasez de propuestas. Y muchas veces dichos planteamientos terminan siendo ideas ciertas, pero poco prácticas, que tardarían mucho tiempo en dar resultados. Por poner un ejemplo, mejorar la educación cívica. Algo ciertamente fundamental, pero es muy difícil esperar resultados en un horizonte menor al de varias décadas.

Para bien o para mal, la solución está en manos de los “sin poder”. Asumir nuestro papel de ciudadanos mandantes, exigiéndole a los mandatarios en todos los niveles que dejen de provocar la división. Necesitamos un plan, pero también debemos estar conscientes de que todo plan para la reconciliación tendrá una larga etapa de acciones provisionales, sujetas a una revisión frecuente y con ajustes permanentes.

También requiere algunos aspectos que, más que de acción, son de actitud. Necesitamos reducir la culpabilización y reconocer hay muy pocos casos donde existe maldad pura. Hay que despersonalizar el diagnóstico, Encontrar las fallas sin buscar necesariamente culpables. Desideologizar el proceso de búsqueda de la Paz. Por supuesto, evitar rencores, venganzas personales o de grupo y otros temas similares.

Y no falta quien propone una amplia amnistía, una especie de “borrón y cuenta nueva”. Un tema sumamente interesante, pero que habrá que tratar en otra ocasión.

Antonio Maza Pereda

lunes, 18 de septiembre de 2023

Votantes indecisos

 En la mayoría de los casos, al enfrentarse a una elección, los partidos políticos cuentan para ganar con su núcleo duro: los miembros de su partido y simpatizantes cercanos.  Por otro lado, también están sus clientelas, ciudadanos que han recibido apoyo de programas sociales o que han sido beneficiados por la inversión pública en sus localidades o en su actividad económica. Pero, aun así, para poder ganar se necesita convencer a un grupo muy importante de la población, que son los indecisos. Ciudadanos que toman su decisión, a veces porque están enojados, o porque les parece que un candidato es el menos malo de los disponibles, o porque le quieren mandar un mensaje al Gobierno en el sentido de que no han cumplido con sus expectativas, y a veces, en muy pocos casos, porque han hecho un análisis concienzudo de las cualidades de los candidatos.

Los partidos políticos pueden, por supuesto, confiar en su núcleo duro, más los parientes y amigos de ese grupo, pero en general no les basta el número de votantes que pueden convencer.  Por eso todos los partidos, cuando gobiernan, tratan de crear nuevas clientelas y de convencer al votante indeciso de que ellos son la mejor opción. Y, por supuesto, el partido gobernante tiene muchas ventajas para poder crear dicha clientela, tanto porque dispone de fondos como porque tiene la posibilidad de influir en los buenos resultados de su gestión. 

En las pasadas elecciones de 2018, se decía que el electorado cautivo de MORENA era de unos 15 millones de votantes. Su triunfo se debió a que una gran cantidad de electores, otros 15 millones no comprometidos con alguna opción, terminaron votando por la plataforma de AMLO. Después de ver los resultados de esta administración en estos 5 años, es todavía dudoso asegurar que MORENA siga teniendo el mismo número de votantes que tuvo en las pasadas elecciones presidenciales. Lo cual nos lleva a pensar qué tipo de indecisos queda por captar por las fuerzas políticas en contienda.

 Probablemente, el segmento más importante que ha sido captado por la 4T son los ancianos.  En estos 5 años se establece una pensión, que el año próximo será de 6,000 pesos bimestrales, qué podría llegar a 15 millones de votantes. Es claro que la 4T ya está aplicando la fórmula de Felipe González, expresidente de España, qué pudo ganar varias elecciones diciendo que, si su partido no ganaba, los adultos mayores perderían su pensión. Receta que ya están aplicando algunos de los “Siervos de la Nación”. Probablemente, esta es la razón por la cual la precandidata del Frente Amplio por México se desvive por dejar muy claro que mantendrá todos los programas sociales.

Están, por supuesto, los jóvenes.  Que no le dieron su voto mayoritario a MORENA y que tuvieron una participación relativamente baja en la elección del 2018. Son un grupo mayor que el de los ancianos, la mayoría están registrados como votantes, pero una parte importante sólo obtuvieron su credencial de elector por otras razones, no para votar.

También está un grupo importante de indecisos en la clase media.  Que en nuestro país es ligeramente mayor que la clase pobre.  Que ha sido objeto de toda clase de insultos, les han dicho toda clase de adjetivos y que han visto reducir sus ingresos, de manera que una parte sustancial de ellos han pasado a ser parte de la clase pobre. Si la oposición toma como lema la pregunta: ¿Estaba usted mejor en el año 2018 que ahora?, buena parte respondería que sí.

Hasta este momento, parece que los partidos políticos no están teniendo una actividad muy concreta para ganarse a esos indecisos. La mayoría siguen pensando que el modo de ganar adherentes es insultar a partes importantes del electorado, atacar ferozmente a la administración actual y también a las administraciones anteriores, incluso utilizando los embustes para desacreditar a los posibles candidatos.  Por ejemplo, negando que alguna de las candidatas haya nacido en México, y que la otra miente diciendo que es indígena y, además, que  fue pobre. Evidentemente, como se ha dicho en estas páginas, todavía hay quienes creen que los insultos a grupos importantes de votantes harán que, por pura vergüenza, cambien su intención de voto.

Quedaría un segmento, probablemente minúsculo, de personas pensantes, que tienen capacidad de influir en otros votantes y que todavía están indecisos sobre su intención de voto o, en otros casos, indecisos sobre la manera más efectiva de plantear sus opiniones a los demás.

Todavía falta bastante en esta contienda.  Hasta ahora, los distintos bandos siguen cultivando a su voto duro, tratando de convencer a los que ya están convencidos.  Es claro que esto no será suficiente.  Puede ser que se dé un gran abstencionismo, si los precandidatos siguen con la misma táctica.

Para el ciudadano común, el “sin poder”, la reacción más ética, en lo político, es la de tomar la iniciativa de informarse, ver todos los puntos de vista posibles, llegar a una opinión calificada e ilustrada y votar en conciencia.  No ganamos nada logrando que la confusión, la polarización y en ocasiones hasta el miedo, nos lleven a abstenernos de votar. Que parecería qué es el plan de los posibles contendientes.

 

Antonio Maza Pereda

lunes, 11 de septiembre de 2023

La Presidenta

 


La precampaña a la presidencia para el período 2024- 2030 se ha puesto interesante por el hecho, ciertamente inédito, de tener dos precandidatas con las mayores probabilidades para ser quien presida el Poder Ejecutivo de nuestro País.

 Probablemente, lo más importante es que el hecho de ser mujeres no fue el tema de las discusiones que las llevaron a esas posiciones. En un país tan machista como México, esto es realmente extraordinario.  Recordemos los casos de Cecilia Soto, Josefina Vázquez Mota y Margarita Zavala, quienes estuvieron nominadas como candidatas a la Presidencia y en cuyos casos se dio esta discusión: ”¿Verdaderamente está México preparado para tener una presidencia femenina?”  Y el tema fue discutido muy ampliamente. No fue el caso de estas precandidatas.  En esto podemos ver un avance en la madurez política de nuestro país.

Claramente, una vez tomada la decisión de la administración actual y su oposición más relevante, han empezado las discusiones y los señalamientos. Que si la doctora Sheinbaum es un títere de Andrés Manuel, que si la ingeniera Xóchitl Gálvez lo será de Claudio X. González.  Y en ambos casos se está suponiendo que ellas son incapaces de tener iniciativa propia, que ambas serán manipuladas por varones y que no podemos esperar de ellas un liderazgo fuerte. O sea que el aparente avance en la aceptación de las mujeres gobernantes es puesto en duda.  Posiblemente con el propósito de captar el voto machista. O dividir el voto opositor.

Nuestro País es uno de los que, en todo el mundo, llegó más tarde a la aceptación del voto femenino. La clase política, dominada en aquella época por los sectores jacobinos, se negaba a aceptar el voto de la mujer, con el argumento de que ellas eran fácilmente manipulables por el clero y que eso les daría un gran poder a los curas. No fue hasta mediados de los cincuenta del siglo XX que, finalmente, se les concedió el voto.  En la práctica, con el famoso “techo de cristal “que todavía padecemos en muchas organizaciones públicas y privadas. Es decir, un obstáculo invisible que no permite a las mujeres acceder a los máximos niveles de decisión.

 Este “techo de cristal” aparentemente se ha roto, aunque se siga poniendo en duda la capacidad de las mujeres en el campo político. Y qué bueno que se haya roto: dar el voto a la mujer, pero sin permitirles el acceso a los más altos niveles de responsabilidad, no deja de tener algo de simulación.

Por lo pronto, estas acusaciones a las precandidatas de ser fácilmente manipulables, de tener una gran debilidad en cuestiones delicadas de gobierno, están siendo usadas como un arma mediática.  Las experiencias en otros países, confiando el poder ejecutivo a mujeres, ha demostrado que no existe tal debilidad.  Solo por mencionar dos casos relativamente recientes, Golda Meir y Margaret Thatcher, quienes gobernaron con una gran fortaleza e incluso condujeron a sus países  durante guerras extranjeras,  cómo fue el caso de la  guerra de las Malvinas, con Margaret Thatcher,  apodada “la dama de hierro”,  y el de Golda Meir, qué condujo a su nación durante la “Guerra del Yom Kipur”,  que estableció la situación actual de Israel en el Medio Oriente.

¿Será verdaderamente efectiva una mujer presidenta? Claramente, depende de la Sociedad, del electorado. Los votantes, tanto masculinos como femeninos, ¿tendrán la confianza en que una de ellas conduzca al país de manera igual o mejor que los varones? La pregunta no es ociosa. Y en particular habrá que ver si las mujeres tendrán la confianza para elegir a otras mujeres. Porque es claro que en esto no necesariamente se da una conciencia de clase. Se dice, y hay algo de razón, que son muchas mujeres las que contribuyen gustosamente a sostener al patriarcado.

Ojalá podamos sacudirnos estas costumbres, estos criterios que tanto daño le han hecho al país. Necesitamos incluir a todos los sectores de la Sociedad en la toma de decisiones, y con mayor razón al sector que es  mayoritario y que puede aportar puntos de vista muy valiosos a nuestra vida pública.

Antonio Maza Pereda

 

lunes, 4 de septiembre de 2023

La Candidata

 Antes de lo esperado, pero como era el resultado que muchos creían que ocurriría, la ingeniera Xóchitl Gálvez resultó ser la candidata del Frente Amplio por México. Se logra lo que en el pasado se llamaba un candidato de unidad de la oposición. Al parecer, más de lo mismo. Pero hay un aspecto muy importante. Se le da continuidad a una asociación de los tres partidos de oposición más importantes del País, el PRI, el PAN y el PRD, pero con la diferencia importante de que ahora no solo se le da cabida a la ciudadanía, sino que además la triunfadora no viene de los partidos.

Se logra un pacto de civilidad entre partidos con ideologías relativamente diferentes, y al mismo tiempo se vence, en parte, la desconfianza mutua entre la casta política tradicional y los ciudadanos organizados en distintas instituciones, que no necesariamente tienen una intención política. Esta inclusión de la sociedad civil de alguna manera queda reflejada porque la candidata triunfadora, aunque ha sido propuesta para distintas posiciones por el Partido Acción Nacional, es percibida por la ciudadanía como alguien que no forma parte de la típica casta política: una profesional exitosa, empresaria con el mérito de haber partido de su posición indígena y de clase social muy modesta hasta lograr una carrera universitaria, con cuyos conocimientos construye una empresa rentable. Algo totalmente diverso de lo que nos presentan los políticos tradicionales.

El Frente logra vencer una serie de dificultades, aparentemente difíciles de remontar: los intereses de los partidos, qué se juegan el registro que les permite acceso a fondos sumamente importantes, las ambiciones personales de sus integrantes y también sus diferencias ideológicas que son aparentemente insalvables. Haber logrado esta asociación no es poca cosa. También es un logro haber creado un método de selección, claramente perfectible, qué finalmente no se pudo llevar hasta el final, pero qué permite a estos partidos y a los participantes de la sociedad, llegar a una solución relativamente aceptable para todos.

Hay quienes señalan como un mal resultado el que no se haya podido concluir hasta las últimas consecuencias el procedimiento que se había propuesto para elegir al candidato. No cabe duda de que hizo falta tener mejor organización, sobre todo en las votaciones ciudadanas. Que no es cosa fácil: el Instituto Nacional Electoral nos ha acostumbrado a que las elecciones ocurran con mínimas fallas, pero hay que reconocer que esto no es nada sencillo. Les falta mucho a nuestros partidos para lograr la capacidad para tener lo que algunos le han llamado las elecciones primarias. Pero para ser una primera vez en que se intenta un acuerdo de esta magnitud, los resultados son buenos. Sobre todo, pensando que la clase política está acostumbrada al icónico “dedazo”.

En mi opinión de “ciudadano de a pie”, “sin poder”, me parece que debería haberse tenido más cuidado en el trato a Beatriz Paredes. La impresión es qué se le impuso una solución y que no se tomaron en cuenta sus méritos. En la declaración donde acepta el resultado que de alguna manera le impone su partido, deja ver su desagrado porque el procedimiento se llevó a cabo con criterios mercadológicos. En esto tiene razón. Ojalá se pueda encontrar un modo de recuperar y aprovechar sus capacidades para diseñar e implementar las políticas más relevantes del País.

Y sería muy importante qué esto se extienda a todos los candidatos que compitieron por este puesto, incluso aquellos que no pasaron a la ronda de los foros. No es momento de profundizar en las divisiones, sino el de contribuir a crear soluciones de largo plazo y sobre todo para solidificar el papel relevante que debe tener la sociedad civil en estos casos. Si hoy les une el tratar de descarrilar el proyecto de la 4T, habría que cuestionarse: en caso de que logren derrotarlo, si la unión qué han logrado ahora, se podría sostener si la 4T dejara de ser un factor importante.

Es necesario construir unidad hacia el futuro, mejorar los métodos de elección y consulta de los candidatos, hacer institucional el papel de los grupos ciudadanos no políticos y concentrarse en soluciones con un amplio apoyo, de largo plazo y qué resuelvan los temas qué la 4T puso en la palestra. Porque si no se resuelven los problemas que hicieron que una parte importante de la ciudadanía apoyara a la 4T, a futuro seguiremos cayendo en situaciones que son las que menos le convienen a nuestro País.

En fin, que a raíz de este triunfo, se han precipitado los acontecimientos. La respuesta de Xóchitl Gálvez en el Congreso a la presentación del informe presidencial de Andrés Manuel, el discurso de aceptación de su triunfo como candidata, han tenido un amplio impacto en los medios, tanto en los tradicionales como en las redes sociales. Son discursos centrados mayormente en las críticas al presidente saliente, establecer algunos objetivos muy generales para el futuro y poco más. Habiendo definido cuáles son las metas, ahora es importante empezar a discutir el cómo: de qué manera se van a llevar a cabo estos propósitos, cuál es la estrategia para que se cumplan. Y aquí es importante que se logre una muy amplia consulta en todos los sectores de nuestro País, para lograr un acuerdo lo más amplio posible.

Antonio Maza Pereda