¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

sábado, 25 de febrero de 2023

¿Un nuevo partido?

En una semana particularmente movida, la que inició el 12 de febrero del 2023, uno de los expresidentes anunciaba la creación de un partido nuevo. Nada menos. Valdría la pena preguntarse qué será lo verdaderamente nuevo de ese partido: ¿acaso sus miembros? Eso significaría que la actual clase política no participará. ¿Acaso nuevas ideas? Actualmente no se ve en el panorama algo por el estilo. Sin embargo, es muy posible que el electorado realmente daría la bienvenida a alguien que nos presentara opciones diferentes. ¿Será el caso de una organización y un grupo de ciudadanos qué no carguen con el desprestigio, justo o injusto, con el que cargan hoy las distintas facciones políticas?

Dado el origen de quiénes están anunciando la creación de un nuevo partido, parecería como que sería una escisión del Partido Acción Nacional (PAN). Que no sería la primera vez que ocurra, y que en general no han sido exitosas. Hace ya algunos años un grupo de panistas antiguos, miembros de las llamadas “familias custodio” qué ideó su fundador Manuel Gómez Morín,  como una manera de proteger a este partido ante la posibilidad de ser penetrado por el partido dominante,  anunciaron que abandonaban el PAN, y formaron un grupo político en el cual se destacaba Efraín Gonzalez Morfín. No hay manera de saber cuál era su propósito: posiblemente pensaban que el nombre por sí solo atraería al electorado o, tal vez, confiaron en que tenían mucho prestigio por su larga militancia en su partido y que sus miembros abandonarían al PAN logrando que una parte importante del electorado se les adheriría. Lo cual, por supuesto, no ocurrió.

No es nada fácil crear un nuevo partido. Generalmente se busca crearlo con ideas diferentes a las de los partidos existentes, pero muchas veces lo que realmente le da consistencia a un partido no son tanto las convicciones cómo el hecho de que pueda lograr el entusiasmo de los votantes. Lo cual no se ve en el panorama. ¿Será acaso que el concepto de Manuel Gómez Morín de la “brega de eternidad”, se está cumpliendo? ¿Será que no es factible lograr un cambio sustancial en el electorado en un período de menos de año y medio? No es fácil decirlo.

Ya se ha comentado en estas páginas el hecho de que el electorado tiene un gran desencanto con los partidos políticos, los cuales ya ni siquiera quieren usar ese nombre. Hace unas pocas semanas surgió una iniciativa muy interesante, Mexicolectivo, con la idea de reunir un grupo importante de personas interesadas en los temas políticos, pertenecientes a algunos de los partidos con la tendencia socialdemócrata, con la idea de influir de manera decisiva en las próximas elecciones federales. Algunas semanas después, no se ha visto un crecimiento importante entre los que se han adherido a esta iniciativa. Actualmente el número de adherentes a este grupo es de 1343, un crecimiento de 160 personas inscritas en 19 días. Es cierto que este grupo está aún en su etapa de implementación, pero es claro que no se percibe un gran entusiasmo en la población por el concepto de generar una cantidad copiosa de propuestas para crear un nuevo modelo de gobierno en este país.

 Si no se logra mayor participación y más aportación de nuevas ideas, volveremos a buscar un caudillo, un personaje providente qué aglutine la voluntad nacional. Desgraciadamente para la oposición y en alguna manera también para MORENA, en el horizonte el único qué tiene esas características es el actual Presidente. Sus posibles sucesores, a los que él mismo llamó “corcholatas”, no han creado un gran entusiasmo entre la población: solamente tienen eco en su propio partido. Finalmente, volvemos al qué fue el modelo del Partido Revolucionario Institucional, dónde los posibles sucesores del Presidente era muy cuidadosos de no hacer ruido, siguiendo el concepto de uno de los políticos más longevos de este país, de qué “quién se mueve no sale en la foto”.

Ante esta situación. ¿acaso nos encontraremos ante un escenario en qué, por mera inercia tendremos otro sexenio con el mismo grupo directivo y con el modelo de un jefe máximo, cómo fue el de Plutarco Elías Calles, al terminar la etapa más virulenta de la Revolución? ¿Acaso tendremos a un jefe máximo de la 4T, que tome las decisiones de fondo, aunque nominalmente haya un Presidente en funciones?

Es una situación poco agradable, pero en todo caso no sería tan malo si la ciudadanía reconoce las lecciones que nos está dejando la situación actual. Pero, por supuesto, para ello tendríamos que tener bastante claridad sobre cuáles son las lecciones qué deberíamos aprender y de qué manera podemos transmitirlas a los votantes para lograr que tengamos,  finalmente, el nivel de madurez política que nos ha hecho falta desde que somos una nación independiente.

Antonio Maza Pereda

lunes, 20 de febrero de 2023

Partidos Políticos: ¿son necesarios?

 De alguna manera, en el concepto moderno de la democracia, se nos ha creado una especie de dogma laico: la creencia de que necesitamos de partidos políticos. Un dogma que no necesariamente ha existido siempre. En realidad, el concepto de partidos políticos es una creación de los siglos XIX y XX. Obviamente, es el resultado de la generalización de los conceptos democráticos. En las democracias primitivas no había partidos.

Al generalizarse la democracia como  concepto y forma de gobierno,  llegando a una convicción relativamente generalizada de que es el mejor método de administración pública, ahora la mayor parte de los países adoptan una forma democrática de gobierno. Y con ello, siguiendo el ejemplo de las principales democracias occidentales, se generan los partidos políticos. Mismos que en principio se suponía qué representaban diferentes grupos de intereses y modos de pensar, generalmente presentados cómo ideologías, entendidas como: “Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político”.

Atrás del concepto de los distintos partidos políticos, está la idea fundamental de qué no existe una unidad en el pensamiento de la Sociedad. No sólo eso, probablemente no es deseable que exista tal cosa. Lo cual no ha impedido a los cotos políticos, tratar de crear una ideología dominante. Como en los sistemas de inspiración soviética, qué hubo en una buena cantidad de países en parte del siglo XX, con el sistema del partido único, haciendo ilegal la existencia de otros partidos. O, cómo ocurrió en México, con la existencia de partidos satélites que daban la impresión de que existía una democracia a pesar de tener un partido fuertemente dominante.

Actualmente, en este inicio del siglo XXI, y ante el desprestigio de los distintos partidos políticos,  vale la pena cuestionarnos sí efectivamente debemos de seguir considerando su existencia para que pueda existir la democracia. En muchos países y el nuestro no es la excepción, hay un desencanto generalizado de los partidos políticos. Muchos de ellos concebidos cómo negocios familiares, cómo facciones que viven del erario sin dar mayor beneficio a la Sociedad. Tan es así que algunos de los nuevos partidos ya ni siquiera quieren llamarse así y, para no cargar con el desprestigio del concepto. Prefieren llamarse Movimientos, cómo se dio en México el caso con el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) o el Movimiento Ciudadano.

Ante la decepción de la ciudadanía frente a los partidos políticos, vale la pena debatir: ¿de qué manera estas formaciones benefician a la Sociedad y en particular a la democracia como modo de gobierno? No es una pregunta ociosa. Si no encontramos una respuesta adecuada, posiblemente deberíamos de cuestionar sí tendríamos que seguir organizando a los gobiernos de esta manera. Seguramente a muchos les parecerá algo imposible. El dogma de que requerimos de partidos tiene aceptación prácticamente universal. No nos podemos imaginar fácilmente otra manera de poner a competir nuestras ideas o poder elegir de qué manera  tener gobierno.

Hay algunas posibilidades. En algunos países, han resuelto quitar a los partidos una parte importante de las decisiones de gobierno. En Suiza, por ejemplo, una buena parte de las decisiones se toman mediante plebiscito; no se les dejan a los partidos políticos las soluciones. De otra manera, en los Estados Unidos, en las elecciones se escogen gran cantidad de funcionarios que toman diversas posiciones de mando, generalmente de tipo estatal o municipal, sin pasar necesariamente por el esquema de partidos. En algunos momentos, sobre todo en gobiernos de corte fascista, los congresos se formaban dando representación a diferentes corporaciones, las cuales se hacían cargo de atender los requerimientos de diferentes estratos de la Sociedad. Un sistema desechado en vista de los graves problemas generados por el fascismo.

¿Qué deberíamos de esperar de los partidos políticos? Que nos ofrecieran diferentes análisis de las situaciones que afectan a la Sociedad, ofreciendo posibles soluciones, diferentes opciones para atender esos temas. Cosa que muchas veces no ocurre: cómo lo estamos viendo cuando los partidos tienen como única solución a los problemas de la Sociedad, que otros se quiten para gobernar ellos.

También esperaríamos qué educaran al electorado, dándonos una cultura política pero, sobre todo, ayudándonos a entender los problemas nacionales y el modo como se podrían resolver. En alguna medida hoy los partidos se cuidan los unos a los otros y de esa manera podrían ponerle coto a la corrupción. Lo cual no siempre ocurre: si algo hemos podido entender últimamente, es que en cierta medida esa vigilancia no ha logrado que reduzca la corrupción, sino que ha sido utilizada como un arma arrojadiza para atacar a los demás. Quisiéramos que de ellos nazcan nuevas soluciones para los grandes temas nacionales. Tristemente, estamos pasando por un larguísimo ayuno de ideas nuevas. Da la impresión de que no se les ocurre nada realmente nuevo. Aun los que presumen de ser innovadores, sólo nos están volviendo a dar un recalentado de ideas ya usadas y muchas veces fracasadas.

Ante todo esto, ¿realmente los necesitamos? Creo que no. En otro tiempo necesitábamos quien nos representara, por la ignorancia de las grandes masas de la población y las grandes dificultades de comunicación. Ahora no nos hacen falta especialistas que se dediquen a representarnos. Sí queremos que la democracia permanezca, tendremos que pensar que necesitamos lo que algunos llamarían una cirugía mayor. No es un tema fácil, no es algo que se pueda resolver rápidamente, pero es importante que lo cuestionemos. Cuándo vemos una gran parte de la población decepcionada de los partidos, es claro que hay que emprender una tarea que podría tardar años para reformar el modo cómo,  sin perder lo básico de la democracia,  nos liberemos del yugo de una clase política qué usufructúan los partidos para su propio beneficio.

Antonio Maza Pereda

lunes, 13 de febrero de 2023

Mexicolectivo y la unidad

 Continuando la conversación de la semana pasada, sobre la propuesta de Mexicolectivo, buscando crear una visión para el futuro de nuestro país, parece que hay el propósito de lograr una cierta medida de unidad  entre los participantes de este grupo y los que se adhieran a su propuesta.

Antes de poder entrar a las ideas concretas, que ya se están empezando a capturar en esta aplicación, hay que cuestionarnos si realmente es posible aspirar a la unidad  del electorado. Más aún: valdría la pena cuestionar si es verdaderamente necesario. Lo que se necesita es tener un conjunto de principios comunes, unos mínimos acuerdos qué nos permitan construir la democracia que estamos buscando.

Es muy probable que todos podamos tener bastante unidad en cuanto a una visión de país. Una visión que puede ser de corto o de largo plazo. Sin embargo, en términos generales, sería muy raro encontrar quien no esté de acuerdo en qué queremos tener una mejor economía,  seguridad, paz interior, reparto justo de la riqueza y otros conceptos parecidos.

Tal vez podamos tener mayores diferencias en cuanto a las prioridades. Mientras algunos pudieran tener como prioridad la paz interior, para otros posiblemente la prioridad estuviera en un reparto equitativo de la riqueza, como un prerrequisito para tener paz interior. Posiblemente los primeros argumentarían que no se puede crear riqueza de manera sostenida mientras no se tenga paz. Y es importante que cada quién defina con claridad cuáles son esas prioridades. U otras.

A partir de estas preferencias habrá que estar aproximadamente de acuerdo en cuanto a los grandes objetivos. Lo cual ya es más complicado. En alguno de los documentos de Mexicolectivo se habla, por ejemplo, de tener un aumento del producto interno bruto del 5% anual. No faltará quien piense que 5% es demasiado poco y otros piensen que 5% es difícil de obtener en el corto plazo.

Pero aún tendríamos que estar de acuerdo en cuál es la estrategia, cuál sería el modo cómo alcanzaríamos ese crecimiento de la economía. Posiblemente habría algunos qué dirían que eso sólo se puede lograr sí facilitamos muy ampliamente la participación privada en la economía, en todas las actividades productivas. Por otro lado, seguramente habrá quien piense que el único modo de lograr ese tipo de crecimiento es poniendo toda la economía bajo el mando del gobierno. Y aún habría algunos que pensarían que la mejor solución estaría en una mezcla del sector público y sector privado en la economía.

El punto es que podemos ponernos más fácilmente de acuerdo en una visión, y conforme vamos bajando hasta los detalles nos encontramos con que no estamos teniendo acuerdos. Y así como puse estos ejemplos podríamos tener muchos otros. Por ejemplo: ¿De qué manera logramos la paz interior?, ¿Cómo transformamos nuestro sistema judicial para evitar la horrible tasa de impunidad que estamos padeciendo? ¿Cómo reduciremos sustancialmente la corrupción: por el medio chino de fusilamiento de los corruptos, o por medio de una profunda educación cívica, para que la existencia de la corrupción sea impensable para la ciudadanía?

El asunto es que las ideologías hacen complicado llegar a los acuerdos. Y no podemos aspirar a qué todos acepten la misma ideología, no al menos en un sistema democrático. Esa es la razón por la cual, en los sistemas totalitarios, a los disidentes se les elimina, se les encarcela o se les exilia. Métodos que no son impensables para algunos ideólogos.

Claramente tenemos que aspirar a obtener acuerdos, preferiblemente de largo plazo. Nuestros planes nacionales de desarrollo, que nominalmente son sexenales, generalmente tardan un año en desarrollarse y tienen el horizonte de la duración que tenga el gobierno que se acaba de elegir. Con lo cual tenemos un plan que en la realidad es de 5 años cuándo se aprueba; pero conforme avanza una administración gubernamental, el plan se va quedando anticuado y solamente tiene un horizonte cada vez más limitado. Hoy, nuestro actual plan nacional de desarrollo solamente es válido para los años 2023 y 2024. No considera los cambios importantísimos qué tuvimos durante los años del 2020 al 2022. Estamos trabajando con un plan de cortísimo plazo.

Nuevamente, no es manera de tener una planeación nacional. Pero mientras sigamos teniendo el concepto de darle todo el poder al Presidente (la presidencia imperial) y se le va arrebatando poco a poco, conforme va avanzando el proceso de sucesión presidencial, seguiremos teniendo una planeación deficiente.

El tema central de una democracia es partir del concepto de qué nunca será posible tener una total unanimidad en los grandes y pequeños temas del gobierno. Posiblemente harán falta más iniciativas similares a la de Mexicolectivo para tener una gran variedad de opciones. Y por esa razón tenemos necesidad de procedimientos muy robustos para lograr acuerdos qué, sin ser resultado de la unanimidad, sean funcionales. Porque se emiten los votos por una ciudadanía informada y consciente y además quiénes no resultaron favorecidos por la mayoría de los votantes, aceptan qué ese resultado es válido. Para lo cual, desgraciadamente, todavía nos falta bastante.

Antonio Maza Pereda

lunes, 6 de febrero de 2023

Mexicolectivo: un punto de partida

 


En mi opinión, el asunto más importante en México, al final de enero y principios de febrero, fue el lanzamiento de un lugar en la Web, convocando a la reflexión sobre el tipo de nación que debemos construir. Participaron el partido Movimiento Ciudadano, académicos de distintas universidades, incluyendo dos ex rectores de la UNAM, algunos políticos de otros partidos, mencionando originalmente a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quién después se deslindó de su participación, además de algunos empresarios. La discusión en los medios se centró en estos participantes y también de alguna medida en el contenido del documento de lanzamiento, al que se le trató como una declaración de los firmantes.

En este caso, yo creo que posiblemente esté muy equivocado, porque una lectura superficial del documento titulado “Un punto de partida” y subtitulado “Encuentro: colectivo por México”, me deja la impresión de que se está haciendo la convocatoria a una acción colectiva de reflexión que busca ofrecer un terreno común, los aspectos mínimos que debemos de compartir para mejorar nuestra situación actual.

El preámbulo, qué en mi opinión es impecable, llega tan lejos como para decir que lo importante es la reflexión y que si el resultado final de la misma cambiara hasta la última coma de este documento inicial,  la convocatoria de todos modos habría logrado su propósito. Una postura verdaderamente fuera de serie. Quiénes redactaron este documento o al menos su preámbulo, se proponen buscar realmente una reconciliación nacional y profesan no estar buscando imponer sus opiniones. Así entendí yo este documento. Pero, finalmente, ¿quién soy yo para decir que los medios  tomaron como se dice “el rábano por las hojas”  y que  yo entendí el documento mejor qué sus comentaristas muy prestigiados? De manera que lo animo a que lea por su propia cuenta este documento, y decida quién tiene razón.

Para acceder al mismo, usted tiene que entrar al sitio www.mexicolectivo.com  e inscribirse dando un correo electrónico y un teléfono, así como su nombre completo. Al quedar inscrito tendrá usted la posibilidad de capturar el documento llamado Punto de Partida y podrá participar con opiniones en ese mismo espacio. Habrá también la posibilidad de participar en un chat, que al momento de escribir este artículo todavía no estaba plenamente operativo, y leer opiniones de otros inscritos en este lugar, para contrastarlas con las suyas propias. Se propone que este espacio esté en operación los próximos cinco meses, y al final de junio se presentará un resultado final.

Yo no recuerdo un esfuerzo de esta magnitud desde que tengo la condición de ciudadano, en las elecciones federales de 1967. A nuestro país le hace mucha falta que nuestra ciudadanía entre a procesos de reflexión y debate de los grandes temas nacionales. Hemos tenido procesos de reflexión muy interesantes,  qué contribuyeron importantemente a una transición democrática, pero que fueron fundamentalmente de grupos de ciudadanos distinguidos y con una gran influencia, que hicieron un esfuerzo muy meritorio y que tuvieron resultados  muy interesantes.

Pero hoy en día no basta con eso. Se necesita una participación mucho más amplia de la ciudadanía. Probablemente este esfuerzo que ahora inicia no será suficiente para lograr el despertar ciudadano que algunos venimos pidiendo desde hace algún tiempo. Afortunadamente, también se da la coyuntura de que la tecnología disponible por buena parte de nuestra población permite tener este tipo de ejercicios. Es precisamente muy esperanzador que sean los jóvenes los que más acceden a estas tecnologías, porque nuestros ciudadanos jóvenes, justamente decepcionados de nuestra política, podrían aprovechar ampliamente este instrumento.

Hasta el momento de escribir este artículo (el 6 de febrero 2023, a las 11.00 am), el lugar solo tiene 1173 personas inscritas. Muy pocas, sí consideramos la publicidad que se le ha hecho. Seguramente con que sólo se inscribiera una parte muy menor de Movimiento Ciudadano, ya se hubiera alcanzado un número mucho mayor. Lo cual quiere decir que para que funcione plenamente este instrumento habrá que hacer una promoción mucho más intensa.

No faltan algunas críticas un tanto curiosas. Por ejemplo: alguien me dijo que yo ya había caído en la trampa del Movimiento Ciudadano. No entiendo por qué les parece que yo caí en una trampa por aplaudir que un partido político convoque a otras fuerzas, incluso ajenas a sus integrantes y trate de hacer una consulta amplia, incluyendo intelectuales y otros pensadores de nuestro país. Ojalá todos los partidos, y no sólo los de oposición, tuvieran este tipo de iniciativas. Porque al final el tema fundamental es que la ciudadanía asumamos nuestro papel como mandantes en nuestra Sociedad.

Me propongo, estimados lectores y lectoras, hacer una serie de reportes comentando el documento original y los temas que están siendo incorporados en este sitio. En principio me parece una idea excelente. Es, como dicen los autores, un punto de partida. Mucho más que eso: es un paso importante en la dirección correcta, para lograr el tipo de participación ciudadana que requiere este país.

Antonio Maza Pereda