¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

miércoles, 26 de enero de 2022

Revocación de mandato

Probablemente uno de los temas más discutidos de este 2022 será la revocación de mandato, propuesta por el presidente López Obrador. Lo que ha dado mucho que hablar, por la inconsistencia que parece darse, ya qué MORENA propone este mecanismo y, simultáneamente, se niega a aportar los fondos necesarios para que dicha consulta ciudadana tenga todas las características para ser creíble. No es un asunto menor el que no haya fondos para suficientes casillas electorales, que permitan a la población asistir con facilidad a los sufragios. Obviamente, de hacerse las consultas con un número reducido de casillas, lo más probable es que las eliminadas sean las de poblaciones menores, que es donde más se esperaría que el voto a favor de Andrés Manuel sería más copioso.

Por lo pronto, a menos que haya un cambio radical, es claro que MORENA podrá reunir las firmas necesarias para que se lleve a cabo la consulta. Eso, a pesar de casi un millón de firmas eliminadas por fallas de diversos tipos. Es claro que MORENA confía plenamente en la fortaleza de su presidente. Si tuvieran la menor duda de qué AMLO no tendría una aprobación apabullante, no estarían insistiendo en que la consulta se lleve a cabo. Y, de hecho, de ser veraces las encuestas que se están publicando, no hay duda de que el presidente ganará esta consulta.

La oposición no ha tenido una argumentación sólida en este tema. Al proponer que la consulta no se lleve a cabo o que, de llevarse a cabo, sea boicoteada por la ciudadanía muestra que ellos también creen en la fortaleza del primer mandatario. Y también es claro que no confían en sus propias argumentaciones: tres años de ataques mediáticos, parlamentarios y en las redes sociales no parecen haber mermado suficientemente la popularidad del presidente, hasta el grado de que la revocación le sea adversa.

Con o sin razón, la consulta se ha planteado como una especie de plebiscito sobre lo atinado de la gestión del presidente. Probablemente es algo inevitable: sin embargo, también puede ser confundida con un concurso de popularidad el cual, dado lo gris de los representantes de la oposición, AMLO ganaría sin mayor dificultad. Porque puede ser que no se le considere apto para el puesto, pero quienes dirigen la oposición no brillan precisamente por sus capacidades, ni pueden presentar opciones que entusiasmen a la ciudadanía.

La apuesta de la oposición es debilitar a López Obrador. No solo en esta consulta ciudadana: esa ha sido su posición desde que empezó a tener posibilidades para ser presidente. Hasta ahora, no han tenido éxito. Sin embargo, insisten en la misma táctica. Aparentemente, creen que al continuar haciendo lo mismo, van a tener resultados diferentes. No es creíble que las cosas cambien si la táctica no cambia. La oposición está en un larguísimo ayuno de ideas novedosas, prácticas, que entusiasmen a la mayoría de la población. Es claro que esto no es fácil: crear una narrativa poderosa, que logró convencer a una parte importante del electorado, le llevó a AMLO unos 18 años. Sus opositores, en sólo 3 años, es muy difícil que desarrollen algo parecido.

En todo caso, la consulta ciudadana de la revocación de mandato, sólo en parte podríamos considerarla como un plebiscito a favor o en contra de Andrés Manuel. Lo que sí va a dar es una apreciación muy cercana sobre la capacidad de movilizar a los votantes que tienen las diferentes fuerzas políticas. Por lo pronto, en la labor de reunir firmas, MORENA logró un buen resultado. Sobre todo pensando en que, a pesar del gran número de firmas canceladas, lograron obtener la cantidad necesaria para esta consulta. Ahora quedan unas cuantas semanas en las cuales las diferentes fuerzas políticas tratarán de convencer al electorado de que aprueben o rechacen la continuidad de la gestión de Andrés Manuel López Obrador. Será la prueba de fuego para los aparatos de comunicación de los distintos partidos, del poder de sus narrativas, y en cierta manera también del desgaste de su voto blando, es decir, aquellos que sin estar totalmente convencidos de sus posiciones políticas, votaron por sus propuestas.

Por lo pronto, amigas y amigos ciudadanos, hay que hacer todo lo necesario para tener un voto ilustrado, consciente y responsable. La nación no merece menos. Habrá toda clase de sofismas, de presiones, de dificultades para votar en condiciones muy restringidas por falta de recursos. Pero lo importante, como en todas las ocasiones, será ejercer nuestro derecho y nuestra obligación ciudadana, con lo mejor de nuestras capacidades y siempre pensando en lo mejor para nuestro país y nuestros hijos.

 

Antonio Maza Pereda

miércoles, 19 de enero de 2022

Y a Usted… ¿Cómo le pinta el año?

Ya hemos pasado la primera mitad de enero del 2022 y todavía estamos cuestionándonos: ¿cómo será este año? Hace bastantes años teníamos la costumbre de preguntarnos unos a otros: “A usted ¿cómo le pinta el año?”  Lo cual se prestaba, por supuesto, a bastantes chistes malos. “Pues me pinta como el pintor XXX”, decían los cultos haciendo burla de su pintor menos favorecido; “Pinta horroroso”, decían.

Bromas aparte, esta es la época de buenos propósitos, mismos que rara vez cumplimos, así como de pronósticos bastante coloreados por nuestro carácter pesimista u optimista. Claramente, todos quisiéramos un año venturoso, pero entre la pandemia, la cuesta de enero, noticias escandalosas e interpretaciones optimistas o pesimistas de las conferencias mañaneras del Poder Ejecutivo, nos encontramos con una gran variedad de suposiciones.

Tal vez la pregunta debería ser otra: ¿De qué manera va a pintar a usted a este año? Porque, curiosamente, cuando pronosticamos pesimistamente la situación, es frecuente que esa profecía se cumpla. Y lo mismo cuando pronosticamos venturas, muchas veces ellas se cumplen. Más aún: ¿qué es lo que ustedes y yo vamos a hacer para que este sea un buen año? Porque si sembramos flores, será muy raro que cosechemos cardos, si sembramos árboles frutales, será muy raro que cosechemos pasto.

Valdría la pena reflexionar sobre esto: en este año como en todos los demás, cosecharemos lo que habremos sembrado. Mucho o poco: eso ya dependerá del clima y de las condiciones del terreno. Si lo que sembramos es división, es odio, son desventuras, lo más probable es que precisamente eso será lo que cosechamos. De manera que el modo como nos pinte el año dependerá, de buena manera, de nosotros mismos. Yo me pregunto y les pregunto, queridas amigas y amigos: ¿qué es lo que nos proponemos sembrar?

Además, tenemos otro aspecto importante:  los propósitos de Año Nuevo. Famosos porque rara vez se cumplen. Y tal vez el problema viene precisamente de que se hacen propósitos. Generalmente, de superación personal: este año sí bajaré de peso, completaré ese diplomado que he estado posponiendo, tomaré el curso de un idioma que me hace falta para el trabajo, este año sí me decidiré a formar una familia, y muchos otros más. Pero se empieza a acelerar el año, preocupaciones y trabajo empiezan a capturar nuestro tiempo, y esos propósitos se posponen para mejores tiempos. Para cuando ya no esté tan ocupado, para cuando las cosas estén más fáciles. Y, como es de esperarse, esos tiempos fáciles o esa ausencia de preocupaciones nunca llegan: al contrario, cada vez son más presionantes.

Y para ello no hay una receta mágica. pero algo podría ayudar el hecho de que no hagamos propósitos, sino planes. Planes concretos, estableciendo tiempos, recursos, indicadores de desempeño, puntos de revisión de avance. En otras palabras: “ponerles pies” a esos planes para que caminen. Que es justamente lo que no hacemos con los buenos propósitos. Que siempre podrán ser muy buenos, pero si no los planeamos, es muy difícil que se lleguen a cumplir. Claro: también los planes fallan. No se trata de una receta infalible. Pero si los planes están bien hechos, si se toman en cuenta los recursos que les vamos a dedicar, si establecemos puntos de revisión, es mucho más fácil que nos demos cuenta si el plan está fallando y tengamos la oportunidad de hacer correcciones a tiempo.

De modo que hay que volvernos a preguntar: ¿qué haremos para que el año que empieza sea como queremos? ¿De qué manera lo planearemos para facilitar que se lleven a cabo? Y si nuestro plan llegara a fallar, cosa que no tendría nada de raro: ¿Tenemos un plan alternativo?

Yo sigo deseándole a todos ustedes, amigas y amigos, que tengan un excelente año. Y estoy convencido de que eso dependerá en un porcentaje muy elevado de cada uno de nosotros. El mero hecho de que cambiemos el número que le hemos asignado al año, no hace que las cosas cambien. No hay que esperar que una combinación venturosa de números nos haga más felices en este año de lo que fuimos en los años anteriores. Yo le deseo y me deseo a mí mismo, que este año sembremos felicidad. Felicidad para otros, felicidad para nuestra sociedad, felicidad para nuestra familia. Que no nos confiemos a que nuestros buenos deseos se cumplirán en automático. Construyamos planes que nos permitan hacer que nuestros deseos se cumplan. Y, si algo falla, hagamos el recuento de nuestras fallas como de nuestros aciertos y construyamos de nuevo nuestra siembra. 

 

Antonio Maza Pereda

viernes, 14 de enero de 2022

Tendencias al 2022

Esta es la época del año donde adivinos, Think Tanks, influencers, consultores, expertos y hasta analistas políticos se dedican a decirle a la población qué es lo que debemos de esperar para este año. Todo un tema. Yo en lo personal no me atrevo a pronosticar ni siquiera las próximas cuatro semanas, mucho menos lo que va a ocurrir en este año. Y no me arriesgo a pronosticar qué ocurrirá dentro de mi casa, no digamos en el país o en el mundo. Pero no cabe duda de que muchos les gusta el papel de los modernos Nostradamus. Un papel lucidor, sin duda alguna.

De manera que parto de decir que no sé qué va a pasar. Tal vez podría decir algo de lo que es posible que pase, que son 2 cosas muy diferentes. En todo caso, hay algo de ilusión en esto de saber cómo vendrán las cosas para este próximo 2022. Lo que sí podemos es decir qué opciones hay de manera que podamos tener lo que algunos le llaman un plan alternativo o, en términos empresariales, lo que se llama un plan B.

Si regresamos al inicio del año 2020, recordaremos que ninguno de los llamados futurólogos supuso, ni siquiera lejanamente, lo que iba a pasar en ese año. Se sabía desde los últimos días del 2019 que en una región poco conocida de China estaba empezando una enfermedad rara. Nadie le daba mucha importancia: de China hemos recibido enfermedades como la gripe aviar, la gripe porcina y algunas otras enfermedades. Pero nadie se imaginó lo contagioso de esta enfermedad ni la mortandad que el COVID 19 traería a la humanidad.

Casi 2 años después, ahora tenemos más variantes de la enfermedad original. Lo que empezó de manera local, se ha convertido en la pandemia más mortífera de las últimas décadas. Y, como hace 100 años, no hemos podido dominar plenamente este mal. No cabe duda de que se han estado dando palos de ciego, en buena parte porque todavía no sabemos tanto como a veces nos gusta creer. Muchas de las recetas que se recomendaron a la población en el principio, demostraron ser poco eficaces. Se propusieron medidas que se anunciaron como fundamentales, como por ejemplo la limpieza de las suelas con tapetes desinfectantes o esterilizar las superficies, que han demostrado ser poco útiles. Y no es de extrañarse: se estaban aplicando medidas preventivas a enfermedades que se tratan de manera diferente.

Ahora, al empezar del 2022, hay quien habla del “COVISito” y minimiza el impacto de esta variante Ómicron. Sin embargo, muchos señalan que esta variante es mucho más infecciosa. Por poner algunos ejemplos, en los primeros días de este año se triplicó el número de enfermos en el estado de Veracruz. Lo cual de alguna manera era de esperarse: las festividades navideñas y de fin de año continuaron e incluso se hicieron con mayor intensidad que en el final del año 2020. Pero además también es cierto que se está midiendo mucho más a los presuntos enfermos. de manera que no es de extrañarse que los números hayan aumentado.

En uno de los chats inteligentes, que los hay y mucho más de lo que nos imaginamos, alguien nos hacía reflexionar sobre cuál era la situación en junio y julio del 2020, cuando la discusión no era cuántos se enfermaban, sino la escasez de respiradores para poder atender a los enfermos graves y la dificultad para conseguir tanques de oxígeno. Temas de los que ahora no estamos hablando, y esperamos que no se den.

No es que podamos cantar victoria. De hecho, sería peligrosísimo hacerlo. Pero ya tenemos vacunas razonablemente eficaces, tal vez no tanto como lo quisiéramos, y también ya se anuncian y se han aprobado en algunos países terapias para curar a los ya infectados. Son muy pocas las enfermedades que hemos logrado vencer definitivamente. Probablemente tendremos que aprender a convivir con esta enfermedad, cómo convivimos con enfermedades como la malaria, la influenza, el dengue y el paludismo. Porque no hay muchas enfermedades a las que de veras hemos vencido. Tal vez se podía hablar de la poliomielitis, así como de la viruela negra, y no tenemos una total certeza de que efectivamente ya estén erradicadas.

Lo que muy probablemente tengamos todavía por mucho tiempo son las consecuencias sociales y económicas de la pandemia. El deterioro de ramas completas de la economía, el desempleo poco visible, debido al apoyo de las redes familiares son algunos ejemplos. Asuntos que, seguramente, estarán por ahí bastante tiempo. Necesitaremos construir nuevas opciones, nuevas soluciones, y aceptar que no habrá un regreso rápido a las situaciones del 2019, que tampoco eran tan maravillosas.

Antonio Maza Pereda

lunes, 3 de enero de 2022

En México necesitamos reconciliación

Por casi toda la duración de la vida independiente de nuestro país, diversos grupos y tendencias políticas han hecho suyo el lema: “Divide y vencerás”. En estas reflexiones he insistido en la siembra sistemática de división y odio que hemos sufrido en estos últimos años. Sin embargo, profundizando en el tema durante estas últimas semanas, me queda claro que la siembra de odio ha sido una constante en la historia  política de este país.

No se ha notado tanto por el hecho de qué, como dice una máxima del análisis político, “la historia la escriben los vencedores”. Pero en nuestra época, donde cualquiera con un teléfono inteligente puede hacer llegar sus opiniones en segundos a otras partes del país y del mundo, ha sido muy clara la realidad de la siembra científica del odio. Que si la única opinión disponible fuera la de las castas políticas, solo tendríamos la versión de los vencedores y no nos sería tan clara la siembra de odio que está ocurriendo.

Agréguele usted la ausencia de autocrítica de la casta política, y llegará a la triste conclusión de que la división entre los mexicanos seguirá presente por mucho tiempo. Analizando las declaraciones de gobernantes y “oposición”, la tónica no va a cambiar. Es claro que la clase política, en sus distintas tendencias, no han captado el agobio, el cansancio de una ciudadana que cada vez cree menos en sus supuestos representantes. Como lo demuestran todas las encuestas sobre la confianza que tienen los mexicanos en los partidos políticos y en los tres poderes de la Unión.

¿Qué podemos hacer, nosotros los ciudadanos de a pie, para revertir esa oleada de odio que está ahogando al país? Como dije alguna vez en un evento público, si supiera la solución, no estaría yo dando conferencias y escribiendo artículos. Estaría haciéndome rico, vendiendo consultoría a las Naciones Unidas y a muchos gobiernos. Creo que la solución no vendrá de una sola persona, sino del esfuerzo de la sociedad y en particular de los sin poder como usted y como yo. Pero hay algunas ideas que valdría la pena explorar y debatir.

  • ·       Partir de un principio fundamental en todos aquellos que tenemos la posibilidad de comunicar nuestras ideas: comenzar por la presunción de buena fe de los que opinan diferente de nosotros. Claro, no es nada fácil. Pero la inmensa mayoría de los que opinan de manera diferente tienen algún punto de verdad en su percepción. Aceptemos que sólo una pequeñísima minoría realmente quiere hacerle daño a nuestro país. Y que casi todos intentan, muchas veces de buena fe, soluciones a los problemas que percibe.
  • ·       Clarificar la diferencia entre las percepciones de situaciones que deben mejorarse, en las cuales muchas veces podríamos estar de acuerdo, y de las soluciones a esas situaciones, en donde podríamos diferir muchísimo. Por poner un ejemplo muy personal: yo creo que la mayoría de los problemas que percibe la 4T son problemas reales. Estoy de acuerdo en que hay una pésima distribución de la riqueza, en que no se han atendido suficientemente los problemas sociales, sobre todo de las clases menos favorecidas, que la corrupción es una realidad y muchos otros puntos. Con lo que no estoy de acuerdo es con el modo que se están planteando las soluciones a esos problemas. Y por ahí deberíamos de partir. Mientras la oposición no reconozca que hay mucho de realidad en los temas que llevaron a MORENA al Gobierno en este país, no podrán ofrecer soluciones que capturen las mentes y los corazones del electorado. Porque las oposiciones han sido particularmente agudas en criticar las soluciones, y notablemente omisos en proponer soluciones diferentes.
  • ·       Se ha intentado y se han propuesto en diferentes foros el crear “comisiones de la verdad”. Y la triste realidad es que los países que han intentado este tipo de soluciones no han logrado eliminar la división: casi siempre la han profundizado. Como son los ejemplos de España y de Chile donde, bajo diferentes enfoques, se han intentado estos esfuerzos. Tal vez porque, al ser los gobernantes en turno los que gestionaron esas comisiones de la verdad, no se les percibe como realmente objetivas y quienes opinan diferente se consideran atacados.
  • ·       Necesitamos construir un consenso sobre cuáles son los grandes problemas del país y, sobre todo, en qué orden están nuestras prioridades: por dónde empezar, qué logros poner en los primeros lugares, qué podría posponerse temporalmente para concentrar los esfuerzos en los problemas realmente cruciales. Desgraciadamente, esto no se ve en nuestro medio. El poder legislativo, quién debería ser quién debatiera estas prioridades, está más ocupado en imponer sus agendas que en buscar el consenso. Y así se trata de un tema de ver quién puede más, no de quien entiende mejor lo que la sociedad requiere.

Finalmente, y le pido por favor que no me considere un iluso, necesitamos construir mecanismos para mejorar la amistad social. Algo muy difícil: hay que definir qué es y que no es amistad social. Eso hace que la solución sea muy complicada. Posiblemente tendríamos que partir nuevamente de la presunción de buena fe. Partir del hecho de que nuestros conciudadanos, en su gran e mayoría, quieren el bien de la sociedad y que diferimos en cuanto a las prioridades, en cuanto a las soluciones, pero la mayoría estamos buscando el bien común. ¿Muy difícil? Lo sé. ¿Una ilusión? Posiblemente. Y seguramente no será una solución a corto plazo. Difícil de aceptar:  estamos convencidos de que debe haber alguna solución maravillosa que logre restituir el cariño y la amistad entre los mexicanos, fácil y rápidamente. Seguramente por la influencia de la televisión y las películas, dónde problemas complicadísimos de nivel mundial se resuelven en un par de horas o cuando mucho en una miniserie que dura unas cuantas semanas,

De modo que no me queda más que invitarle a enmendarme la plana, a proponer otras soluciones y a debatir sin cansancio. Quedarnos callados, estancarnos en la crítica destructiva o en la profundización del odio entre mexicanos, no es la solución. Usted y yo tenemos que hacer algo realmente nuevo, si queremos revertir este grave mal. Ojalá que este 2022 sea el inicio de la reconstrucción de la amistad social entre los mexicanos. Y que usted contribuya de una manera destacada para este propósito.