¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

domingo, 22 de junio de 2025

Ocaso de los organismos internacionales

Los bombardeos de los Estados Unidos en Irán, este domingo pasado, hacen visible la debilidad de los organismos internacionales que, supuestamente, se han creado para evitar las guerras mundiales y los conflictos locales. No es nada nuevo: su debilidad ha sido un proceso de deterioro lento y gradual, porque se han tenido resultados mínimos o nulos, en muchos casos importantes donde los organismos internacionales, mayormente los dependientes de Naciones Unidas, han tenido un efecto poco relevante. Las condenas de la ONU a la invasión rusa a Ucrania, por poner un ejemplo; las censuras a los señores Netanyahu, Maduro y Putin, por diferentes acciones que vulneran gravemente el derecho internacional, el rechazo de la OEA al proceso de elecciones del Poder Judicial en México, han sido declaraciones sonoras, pero totalmente inefectivas. Los condenados siguen actuando exactamente igual, les han importado muy poco las condenas y las reclamaciones de los organismos internacionales. Es poco probable que en esta ocasión los resultados sean diferentes. Es de dudarse que la ONU logre sentar a negociar a Irán, Israel y los Estados Unidos para lograr un acuerdo mínimamente satisfactorio para todas las partes. Menos aún si el tono de las declaraciones ha sido que “primero será la fuerza y después la paz”. Un criterio que promueve el poder antes de las negociaciones. De fondo, no se trata de una paz verdadera; más bien significa el acto de rendirse ante el más fuerte. Estos organismos internacionales se crearon, a raíz de la Segunda Guerra Mundial, precisamente con la intención de evitar conflictos armados de la magnitud que está ocurriendo en estos últimos años. Su antecedente fue la Sociedad de las Naciones, que funcionó entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, con los mismos propósitos que las Naciones Unidas y que tuvieron también un efecto prácticamente nulo. De hecho, su fracaso se considera por especialistas como una de las causas remotas de la Segunda Guerra Mundial. Eso se intentó repetir con la ONU, que trataba de mejorar las fallas de ese primer intento. No es que estos organismos sean totalmente ineficaces. Entidades como la FAO o la UNESCO tienen claramente logros, aunque queda mucho por hacer. Por el contrario, es un hecho que también ha habido un rechazo importante de sectores, tanto de izquierda como de derecha, a estos organismos. En muchos casos, por una desconfianza sobre la creación de un gobierno mundial que borre la soberanía de las naciones. Esto ha sido propiciado por las acciones de Naciones Unidas para tratar de cambiar la cultura. Y no solamente la cultura, sino incluso las creencias religiosas y éticas de partes importantes de la humanidad. Vemos, ciertamente, el ocaso de estos organismos. Si cada vez son más ineficaces, los países signatarios dirán: ¿Por qué seguirlos sosteniendo? Este es un tema que habría que vigilar con cuidado. Algo se puede lograr, hay mucho por mejorar, y mientras todo se quede en declaraciones, que no tengan consecuencias, todo lo que se haga en este sentido será poco efectivo. ¿Será necesaria una refundación completa de esos organismos?

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