¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

lunes, 10 de abril de 2023

Nos toca, ciudadanos

  Nos toca empezar a preparar la actividad fundamental de la ciudadanía.  Tal vez podría usted pensar que me estoy acelerando cuando todavía hay tiempo suficiente para esa actividad.  Creo que no y espero poder convencerle.

Como ciudadanos tenemos muchas actividades.  Pero, la más importante es elegir al primer mandatario de la Nación.  Falta mucho, dirá usted.  La verdad no falta tanto.  El día de la votación está a poco más de un año de distancia.  En todas las elecciones, y probablemente con mayor razón en esta, tenemos que ir preparando nuestro voto. Entre otros motivos, por el ambiente de crispación y polarización que estamos viviendo, y muy particularmente por el tema cada vez más común de las llamadas fake news, a las que algunos de mis amigos les dicen sencillamente embustes:  palabra dominguera que significan las mentiras de mala fe, que tratan de pasar por verdades.

Al pensar en nuestro voto podríamos reflexionar sobre varios temas. Podemos hacerlo basándonos en las características de las personas que se proponen para nuestro voto.  Muchas veces pensaríamos en su simpatía, el modo cómo reflejan nuestra manera de ver la realidad, los sentimientos que nos inspiran. Pero, no siempre los simpáticos resultan ser buenos gobernantes. Otra base podría ser examinar sus ideas.  Algo que no es simple porque muchas veces, esos aspirantes tratan de reflejar, al menos en las primeras etapas de la contienda, el modo como siguen las ideas del gobernante o partido que actualmente está en el poder.  Una vez que se haga el nombramiento oficial de los candidatos, estos irán apartándose de la línea del partido, buscando marcar una diferencia. Claramente también habrá que ver cuál es su experiencia y en ella cuáles han sido sus resultados. Algo que a veces puede resultar confuso: sus buenos o malos resultados pueden ser atribuidos a su partido o a su jefe directo dentro del Gobierno.  Y a veces nos encontraremos con personajes con mucho arrastre, que no pueden mostrar resultados de una administración pública, precisamente porque al ser ajenos al Gobierno actual, esos contrincantes tienen poco que mostrar como resultados en la administración pública.

También es interesante evaluar cuál es nuestro estado de ánimo, en lo que respecta a la situación del País y de aquellos que pretenden obtener nuestro voto. ¿Estamos enojados?  Probablemente en este tema es donde se aplica con mayor frecuencia el dicho que dice: “El que se enoja, pierde”. Se dice y probablemente con razón, que no hay que votar con el hígado.  Claramente, ese órgano no sirve para razonar.  Pero, desgraciadamente, muchos de nosotros preferimos el voto de castigo, que típicamente trata de mandar un mensaje de repudio a los gobernantes actuales y a sus contrincantes.  Lo cual puede tener algo de sentido, pero dado el cinismo que prevalece en la clase política, cada vez el voto de castigo es menos eficaz.  A muchos políticos no les importa mayormente el hecho de que la ciudadanía vea que todas las opciones de quienes pretenden gobernar están muy lejos de lo que espera el electorado.  Para los partidos lo que cuenta son los votos, incluso si no fueron contados de una manera correcta. Lo que les importa es llegar al puesto que pretenden.  Sí llegaron mediante engaños, fake news, si hubo confusión del electorado, o desconocimiento de este, no podría importarles menos.  En política la inmensa mayoría son fieles discípulos de Maquiavelo, a quien se atribuye la frase de que “el fin justifica los medios”.

Es una tarea difícil, que requiere buscar fuentes de información en las que podamos confiar, contrastar opiniones divergentes, examinar cuidadosamente los razonamientos y las propuestas que se nos hacen, sus bases lógicas e ideológicas. Hay que tener un gran cuidado con la mercadotecnia política, que tiene por objetivo vendernos a los candidatos, evitando cuidadosamente dar una evaluación equilibrada de sus puntos fuertes y débiles.

Y, finalmente, también tenemos el deber de difundir nuestras ideas, dando a otros el resultado de nuestras reflexiones. En nuestro medio nos hace mucha falta debatir las ideas de los candidatos a gobernarnos.  Sí, se han creado debates públicos entre ellos, pero en términos generales les ha faltado la profundidad que permita al ciudadano elegir por quién va a votar. Necesitamos discutir, debatir, argumentar. Esto, evitando cuidadosamente el ataque personal, la polarización, el uso de los adjetivos hirientes.

Le deseo un buen inicio de esta labor ciudadana.  Es cierto que necesitamos mejores candidatos, es cierto que necesitamos una oposición más propositiva.  Pero más que nada necesitamos que todos los ciudadanos, usted y yo, los que no estamos aspirando a ningún puesto, los “sin poder” a los que generalmente no se nos consulta, asumamos nuestro papel. La clase política no cambiará fácilmente.  Los que están en el poder están muy cómodos ahí y malamente tratarán de cambiar esa situación.  Curiosamente, los que se presentan como oposición también están muy confortables con los haberes que la ley les asigna.  Y ninguno mostrará un cambio de actitud sí se dan cuenta de que una ciudadanía activa, formada y militante los está vigilando y está preparada para exigirles que cumplan con sus obligaciones. 


Antonio Maza Pereda

 

 

viernes, 7 de abril de 2023

Cultura del entretenimiento

 

Recientemente un buen amigo me deseaba, a propósito de la Semana Santa, que lograra reconstruir el alma. Me encantó el concepto. Un deseo claramente ambicioso.  A veces tenemos que reconstruir el alma, una tarea similar a la de   reconfigurar el software o nuestras aplicaciones cibernéticas; parecida a la reorganización de nuestros planes.   Algo que nos ocurre con alguna frecuencia.

También me estaba   deseando un trabajo exigente, honrado, nada fácil a la hora de llevarlo a cabo. Porque requiere de un esfuerzo de profundizar en nuestros pensamientos, nuestros razonamientos,  en nuestro conocimiento de lo que ocurre a nuestro alrededor.   Pensando en la cultura de esta primera cuarta parte   del siglo XXI, podríamos definirla como una cultura del entretenimiento.   Entendiendo que la definición de una cultura se hace mayormente por el orden de importancia que le damos a nuestros valores.   Y así,  sí le damos prioridad al entretenimiento  y a la diversión sobre la reflexión   profunda,   estaremos actuando en una cultura que pone en primer lugar el entretenimiento.

No hay más que ver cuánto de nuestros ingresos se destinan a la diversión.   He visto muchachos y muchachas jóvenes endeudarse para   poder asistir a un espectáculo, por montos que podrían fácilmente ser el de sus ingresos de uno o más meses. Pero que lo hacen con gusto, considerando que esa diversión lo vale. En otro campo, recientemente me hicieron una encuesta sobre el mercado de un producto industrial y una de las preguntas era si el empaque del producto me parecía divertido.   Después de que se me pasó el ataque de risa, reflexioné: ¿cuál es el sentido de que se use en industria química un empaque que se pueda considerar divertido?   Pero, evidentemente, al diseñador   de ese producto le parecía algo muy importante.

 Hay que reconocer que eso es algo que nos ocurre a todos.   Gracias a las “benditas redes sociales”, han aumentado exponencialmente la facilidad y la disponibilidad de las ocasiones para la diversión y el entretenimiento.   Simplemente considere usted cuántas horas del día le dedica al entretenimiento, cómo mezcla el entretenimiento con su trabajo formal. Después de medir eso, calcule usted cuánto le dedica a profundizar sus capacidades para desarrollar el trabajo que le han encomendado   o que usted mismo se ha impuesto.

Recientemente se presentó   el resultado de una evaluación sobre el coeficiente intelectual de   la humanidad.  Dicen los   investigadores   que, por primera vez desde que se empezó a   medir ese indicador de la humanidad en su conjunto, el coeficiente intelectual ha disminuido en la última década.   Los investigadores no llegan a comentar cuál es la razón de esta disminución.   Pero no faltarán algunos,  por ejemplo Nicolas Carr o Cal Newport,   qué le asignan esta disminución a  la presencia permanente de distractores y al concepto, muy de moda,   de las multitareas, que nos recetan para ser cada vez más   productivos.

No quiere decir esto que no debamos de tener   entretenimiento y   diversión.   Ellos forman una parte del descanso necesario.   Pero cuando se exagera   puede reducir la eficiencia.   Algo similar ocurre   con actividades necesarias, cómo podría ser el sueño.   Claramente necesitamos   una cantidad razonable de sueño, para mantenernos mentalmente activos. Pero una persona   que considere el sueño como su actividad   fundamental,  dormirá veinte horas diarias,   y claramente terminaría enfermo.   De la misma manera que si creyera que con dormir tres horas diarias podría aumentar enormemente su productividad.

Volviendo a mi amigo, yo entiendo   qué es un buen deseo  y tiene que ver con que yo   tenga profundidad   en mis pensamientos,   en mis acciones. Entiendo que no me está pidiendo un tipo de profundidad   exclusivamente académica, racional, científica o religiosa.   Aunque claramente   tiene elementos de esos en la reflexión, que me permiten   tener un pensamiento profundo   y, cómo dice mi buen amigo, reconstruir el alma.

La profundización   ocurre fundamentalmente en nuestro interior.   Y muy particularmente   en nuestra capacidad de poner prioridades en nuestro trabajo y nuestro descanso.   Así como ocurre en los individuos, ocurre también en la Sociedad y, señaladamente, en las actividades de nuestro Gobierno.   Muchas veces nuestro desacuerdo   con nuestros mandatarios   no es por las actividades que llevan a cabo, sino porque estas no concuerdan con las prioridades de la Sociedad.   Por poner un ejemplo, darle prioridad al ahorro sobre el gasto en la salud, se trata de fondo de un tema   de prioridades.

  Claro que ya pasó la Semana Santa, pero aún tenemos algunos de nosotros una semana adicional   dónde podemos dedicarnos a revisar nuestras prioridades.   En todo caso, no es   un trabajo para hacer de una sola vez, sino una tarea permanente.  Profundizar, construir nuestras prioridades, definir    tareas, concentrarnos en lo fundamental. Ese es el tema.

Antonio Maza Pereda