¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Autoritario, yo?


Al parecer en este inicio del siglo XXI la gran batalla política, cultural y social es la del autoritarismo contra la democracia. No de izquierdas contra derechas: igual hay autoritarios de izquierda como de derecha o de centro. No en los sistemas económicos: lo mismo hay autoritarismos liberales o neo-liberales como populistas o de economías con predominio estatal. El autoritarismo es una actitud trasversal: se da lo mismo en la familia, en el Estado o en la Iglesia así como en los organismos intermedios, las empresas, las ONG ’s.
Revisemos por mera curiosidad las noticias de las últimas semanas en México. Lo mismo en Tlatlaya como en Iguala, se asoma el autoritarismo.  En la imposición del reglamento de una gran institución de educación superior, vemos el autoritarismo. Lo vemos en la construcción de una presa en propiedad de un gobernador. En la negativa a informar a la ciudadanía, en las maniobras para sellar la información de obras de  infraestructura por 25 años así como en la definición de la Corte  Suprema de que la información del Poder Legislativo no es de interés público y, por lo tanto no hay obligación de informar a la ciudadanía.
Y no es diferente el caso de la familia: el “porque lo digo yo” es el grito de guerra del autoritarismo paterno o materno. En la Iglesia, el Papa ha hablado en contra del clericalismo; y hay que reconocer que buena parte del fondo del clericalismo es el autoritarismo. No únicamente las actitudes "principescas" de algunos miembros del alto clero, sino también en las actitudes de otras instancias menores, incluyendo las de algunos catequistas y sacristanes. Y qué decir de las empresas. No sólo hay autoritarismo en el "Olimpo". Son autoritarios la alta gerencia, la gerencia media y en muchos casos hasta las secretarias y los porteros.
Pero, eso sí, prácticamente nadie lo reconoce. Señale usted el autoritarismo de un político, un empresario, un padre de familia o un clérigo y este, por regla general, reaccionará indignado. "¿Autoritario, yo?". Y no hablemos de los legisladores en los diversos órdenes de Gobierno. Porque pocas cosas se reconocen menos que nuestro propio autoritarismo. Siempre hay razones. Siempre hay "principio de autoridad". Siempre hay un “infantilismo de los gobernados, incapaces de decidir por sí mismos”. Sin entender, por supuesto, que el fruto natural del autoritarismo es el infantilismo de los subordinados. O, a veces, la rebelión. Siempre se invocará el "Principio de autoridad". "Soy yo o el caos", dice el autoritario.
En un estudio muy interesante, realizado por Geert Hofstede[1] y que se ha venido actualizando por varias décadas, se presenta el autoritarismo como el valor cultural de "la distancia al poder". Un valor donde las sociedades aceptan que los superiores tienen derechos diferentes al resto de la sociedad. Donde se considera que ese es el modo normal como ocurren las cosas. El poder está lejano e inalcanzable, es intocable. Se le critica, pero de fondo se le respeta. Porque se respeta ese orden de cosas. ¿Le suena algo parecido a lo que tenemos en nuestra sociedad? De hecho, en ese estudio, se coloca a México en el lugar diez de los países con mayor autoritarismo entre los setenta y cuatro países analizados.
Un virrey de la Nueva España, el Marqués de Croix dijo en una ocasión: “deben saber los súbditos del gran monarca que ocupa el trono de España, que nacieron para callar y obedecer y no para discurrir, ni opinar en los altos asuntos del gobierno”. Cambie usted la redacción, el estilo y adáptelo a las situaciones actuales y encontrará ese mismo espíritu en muchos espacios. No hemos cambiado mucho.
No me gusta decir que esto es un problema cultural. Porque cuando decimos que algo es cultural, es casi tanto como decir que ya no hay nada que hacer y que tenemos que resignarnos. Pero en parte es cierto. Hemos vivido tan inmersos en un ambiente autoritario que casi no lo sentimos. Y, por supuesto, los autoritarios son los que menos lo notan. Para ellos, esa es la situación natural. El pez no se da cuenta de que está mojado.
Probablemente la batalla más importante tiene que ocurrir dentro de nosotros mismos. Observándonos, entendiendo como es nuestra relación con los demás. Tratando de encontrar en qué actitudes y en qué momentos nos estamos mostrando autoritarios. Si un número importante de nosotros, los ciudadanos, empezamos a actuar de una manera que no sea autoritaria,  seguramente podremos hacer la diferencia. Y ya urge.
(Publicado el 1º de Octubre de 2014)




[1] Hofstede , Hofstede: Cultures and Organizations. Mac Graw Hill, 2005.

¿Seguiremos como siempre, "resolviendo" las inconformidades?



Hay quien dice que están iniciando los jaloneos en vistas a las próximas elecciones federales. Se señala la inconformidad en el Instituto Politécnico Instituto Nacional, que no ha sido resuelta a pesar de los esfuerzos del gobierno Federal y que, coincidentemente, se inicia a unos cuantos días de las celebraciones del 2 octubre. Además están los hechos de  Iguala, el nuevo interés periodístico por los asuntos de Tlatlalpa. No es difícil ver detrás de esto una "conspiración" destinada a crearle problemas al gobierno federal ante las próximas elecciones donde, posiblemente, pudiera cambiar el balance de poder en el Congreso y hacer difícil a la actual administración seguir gobernando como lo han hecho hasta ahora.
Por principio, no me gusta razonar en términos de "conspiraciones". Las teorías del "complot" siempre me han parecido con un escaso sustento. Pero en fin, puede ser que algunos analistas políticos tengan razón o al menos parte de razón. El guion parece similar al de 1968: manifestaciones estudiantiles, seguidas por un abuso de fuerza de características criminales para "apaciguar" a los disidentes. En una versión sintética, por supuesto.
Creo, sin embargo, que vale la pena analizar otros aspectos. La inconformidad de los alumnos y profesores del Politécnico, tiene bases reales. Hay muchos puntos por resolver en nuestra educación, en la educación superior y el Politécnico no es la excepción. A esto agréguele el autoritarismo con el que se manejó el asunto y el resultado es el de esperarse: en una era de comunicación prácticamente constante, no se puede contar con que la gente de acepte dócilmente lo que le impone la autoridad, y menos diciéndole que el argumento a favor de sus reformas es que… las acepto la Junta de Gobierno.
Por otro lado seguimos atorados en un paradigma curioso. Para muchos, la solución a los problemas se da mediante manifestaciones. Y esto tiene varias aristas. La gente se manifiesta porque funciona. Porque la autoridad no hace caso de otra manera. Puede que no nos guste, pero así es. El premio por manifestarse, es que la autoridad les hace caso a los manifestantes. O pagan a los líderes, que para el caso es casi lo mismo. No hay consecuencias malas para los manifestantes; para la ciudadanía a la que se le provoca toda clase de malestares, las consecuencias son de una gran molestia, pero finalmente no hay un daño permanente. O no es visible. En realidad es de esperarse que sigamos teniendo gran cantidad de manifestaciones dado que no hay mecanismos confiables, respetados, aceptables para todas las partes, que permitan hacer una mediación en conflictos que tienen los ciudadanos. De modo que, cada vez más, veremos grupos de 20 o 25 ciudadanos alterando la vida de las mayorías, buscando que quiten a una profesora del kínder o que devuelva las entradas de un evento de entretenimiento. Si no hay mecanismo para conciliación, seguiremos resolviendo los problemas a través de manifestaciones y a través de demostrar que podemos reunir más personas a favor de nuestra idea que los que se oponen a esa idea.
Detrás de este curioso paradigma está una gran desconfianza en el poder y la imparcialidad de sus instituciones. Desconfianza en nuestros gobernantes, en nuestros partidos políticos, en los que se supone que nos representan, en los funcionarios de todo tipo de instituciones. Claramente estamos hablando de que nuestra democracia es mucho menos que perfecta. Muchos dirían que es inviable.
Claro, debemos resolver los problemas inmediatos. Debemos darle una solución adecuada a los estudiantes de todo México, en todos los niveles, no sólo a los del Politécnico. Debemos, por supuesto, investigar y llevar ante los tribunales a quienes cometieron atrocidades en las manifestaciones de Iguala y en otras ocasiones. Ésas son las soluciones de corto plazo. Pero, claramente, no podemos seguir así. Esta manera de resolver problemas, de atender inconformidades, cada vez resulta menos funcional. ¿Y qué solución da usted, me dirán? La verdad, yo creo que debemos reunir las mejores mentes y los mejores expertos de este país, a la gente pensante, para encontrar una solución a este modo de actuar de la ciudadanía. Y más vale que nos demos prisa, porque no será sencillo encontrar la solución e implementarla.

(Publicado originalmente el 14 de Octubre de 2014)

De regreso

Hace tres años que dejé de publicar este Blog, salvo por un artículo sobre Salarios Mínimos que publiqué este año.
Este 2014 ha sido un año terrible, "annus horribilis", como dicen los latinos. Un año en el que hemos visto mucho y malo, océanos de tinta y abismos de declaraciones. Pero, para variar, casi todo en "Cuenta Corta". Algo  he publicado sobre los acontecimientos de Septiembre de 2014 a la fecha, algo en tono de Cuenta Larga. Algunos me han dicho, y tienen razón, que algunos de esos artículos tienen sentido en términos de Largo Plazo y que debería reeditarlos para este Blog. Y aquí, con gusto, obedezco.

En los próximos días iré subiendo cuatro o cinco artículos ya publicados y es mi propósito seguir dando vida a una nueva etapa de este Blog. Ojalá me acompañen en esta aventura.

Un abrazo

Antonio Maza Pereda