¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

sábado, 17 de septiembre de 2011

Jubilados y Economía


Una tendencia que se hace cada vez más acusada es el efecto que está teniendo en la economía de muchas naciones el gran número de personas que llegan a la edad de retiro. Es el caso de las economías europeas, la japonesa, y en menor medida la de los Estados Unidos. Esas economías en el siglo pasado trataron desarrollar lo que se llamó "el Estado beneficencia", con la oferta del cuidado "de la cuna a la tumba" a cargo del Estado. Varias décadas después empiezan a verse resultados no previstos de estas políticas.

Por un lado, en muchos de estos países los recursos para pagar un la jubilación de los ciudadanos que llegan a la edad de retiro están resultando insuficientes. No hay dinero con que pagar; los sistemas de seguridad social prácticamente en todos esos países están en quiebra. Sólo hay algunas opciones: aumentar los impuestos a una población económicamente activa cada vez menor en proporción, o alargar la edad de retiro de los 65 a los 68 o 70 años.

No sólo eso: en muchos países desarrollados y, por supuesto,  en los no desarrollados las personas que llegan a la edad de retiro se encuentran con que sus ingresos son insuficientes para sostenerse y, por lo tanto, buscan otros empleos, tratan de poner algún tipo de negocio, cualquier cosa menos retirarse.

Esto genera presiones sociales muy fuertes. Al no retirarse los ancianos, aumentan los desempleados jóvenes. Simplemente, no hay huecos que ocupar y se limita fuertemente la movilidad social. Por otro lado, los jubilados que buscan un nuevo trabajo se ven forzados a aceptar salarios más bajos de los que corresponderían a sus capacidades, con lo cual se abarata en conjunto el mercado de trabajo.

De esto hay muchos ejemplos. Por ejemplo, muchas empresas están empleando a representantes de ventas retirados, dispuestos a trabajar sin prestaciones y con horarios recortados con tal de tener un ingreso adicional para complementar sus pensiones de retiro. Obviamente, esto significa menos empleo de jóvenes en ese tipo de trabajo y, si es que encuentran trabajo, lo encontrarán en condiciones menos lucrativas de las que se ofrecían hace unos cuantos años.

Como seguramente usted ya se está dando cuenta, este no es un problema únicamente de los países desarrollados; por supuesto se está dando ya en países de desarrollo medio e incluso en los no desarrollados. Quienes diseñaron los sistemas de seguridad social no tomaron en cuenta el efecto de las campañas para reducir el crecimiento de la población. Vieron las cosas a corto plazo. Cuando se crearon estos sistemas, la pirámide poblacional era de tal manera que por cada retirado había 40 o 50 personas en edad laboral. Con recaudar un 2% del salario las personas, era suficiente para poder sostener a los jubilados. Pero ahora, cuando en Europa y Japón hay un jubilado por cada cuatro o cinco personas en edad laboral, las cuentas simplemente no dan. Típico resultado del análisis de Cuenta Corta. Ahora, muchas décadas después, la solución no es clara.

Claramente hay un  límite a lo que se puede seguir cargando a los contribuyentes quienes, por otro lado, son cada vez menos y cargan con el peso de sostener a desempleados, a los jubilados y a los "ninis”.  La solución es de largo plazo: los países desarrollados deben contribuir a que las economías de los países de grado medio y bajo desarrollo se mejoren sustancialmente. Estrictamente, no hay otra solución viable. A corto plazo, las medidas que se proponen no pueden sostenerse por mucho tiempo; son soluciones que sólo pueden usarse una sola vez, como la ampliación de la edad de retiro. No puede seguir ampliándose indefinidamente. O los aumentos en los impuestos: tampoco puede seguir incrementándolos indefinidamente. La capacitación de los jóvenes claramente ayuda, pero no genera por sí sola nuevos puestos de empleo.

¿Será que nos encaminamos a una era de austeridad? Probablemente no sea la solución: al reducir el consumo de los países desarrollados, todas las economías mundiales sufrirían. ¿Será posible mejorar la distribución de la riqueza rápidamente, de manera de que se generen capacidad de ahorro y gasto entre quienes hoy en día sólo tienen la posibilidad de una economía de subsistencia? No son soluciones fáciles. Por muchos años pospusimos una decisión con efectos de largo plazo; hoy esas decisiones pospuestas se han convertido en una crisis en ciernes, difícil de solucionar en parte porque no se ha logrado comprender de fondo y porque no se está dispuesto a tomar medidas de Cuenta Larga.

jueves, 8 de septiembre de 2011

El fin de las editoriales

Bueno, reconozco que estoy exagerando un poco. Pero no del todo. No, no estoy hablando del final de los libros, aunque hay muchos que ya lo pronostican.  Se dice,  cada vez más,  que la gente ya no lee. Se habla de la crisis de la industria editorial, de la crisis de las librerías pequeñas. Se impone la ley del precio único para los libros, con el objeto de proteger a las pequeñas librerías y, de fondo, también a las editoriales. Todo ello se supone que es para promover la lectura. Yo todavía no alcanzo a entender cómo es que nuestros legisladores piensan que al encarecer los libros la gente los va leer más, pero ese es uno de los misterios de nuestra legislación que posiblemente yo nunca entenderé.

Por otro lado, yo creo que la gente lee más que hace dos décadas, sólo que está leyendo de manera diferente. Es cierto que los libros se leen menos, pero también es cierto que se lee más de otras maneras: artículos, blogs, páginas en Internet, enciclopedias en línea, etc. El negocio de las enciclopedias en papel está en crisis, muchos de los grandes periódicos del mundo están en crisis, pero esto no quiere decir que la gente no esté leyendo, sólo que está leyendo de otras maneras.

La gran diferencia está en la libertad que tienen ahora muchos autores de publicar sin pasar por las editoriales. Se ha establecido un acceso directo entre el lector y el autor, quitando el papel de intermediario que hacían las casas editoriales. Esto, por supuesto, tiene sus ventajas. Muchos autores que no eran publicados porque las casas editoriales pensaban que no darían el volumen de libros suficientes para hacer rentable una edición, ahora pueden publicar una cantidad muy limitada de libros y entregarlos directamente a los usuarios. Un tema muy especializado, que sólo tuviera un público de 100 personas, nunca tendría una oportunidad de publicarse hace dos décadas. Hoy es perfectamente posible. Un escritor que no es famoso, difícilmente va a ser publicado en los periódicos;  en los medios modernos un escritor relativamente desconocido puede llegar directamente a un público que sí le interesa leerlo.

Hay, por supuesto, otros aspectos interesantes. La tecnología de  ”print on demand” permite que una librería pueda imprimir, a un costo razonable y con un margen decente, un solo libro. Esto, por supuesto, cambiaría completamente el concepto de la librería. En vez de ser un vasto depósito de libros, consistiría de computadoras en las cuales se pudieran leer resúmenes de los diferentes libros disponibles en sus bancos de información, y enviar la orden de impresión a una imprenta en la trastienda que, en pocos minutos, podría entregar el libro empastado al cliente. Uno de los enormes costos de la industria editorial, el costo de mantener en inventario a una enorme cantidad de libros por varios años, se evaporaría. Otros impactos no menores, por ejemplo el impacto ecológico se reduciría. Pero, con ese concepto de librería, ¿para qué querríamos tener editoriales? Por no hablar de los libros electrónicos que ya no necesitan librerías.

¿No perderíamos nada con la desaparición de las editoriales? Sí; algo se pierde. Las editoriales tienen un papel importante: se aseguran de que el material publicado es relevante. En el caso de las editoriales académicas y el de las revistas académicas, los comités editoriales y la revisión de pares, aseguran la calidad de lo publicado. Si ellos desaparecieran, dejaríamos de tener un elemento que nos garantizara la relevancia y, hasta cierto punto, la veracidad de lo que se publica. Similarmente, si desaparecieran los periódicos y revistas, cualquiera podría publicar cualquier tipo de falsedad sin que hubiera una compañía que se hiciera responsable, a través de sus comités editoriales, de la ética de lo que se está imprimiendo.

¿Cómo será la industria editorial a largo plazo? Hay muchas fuerzas en movimiento cambiando esta industria. Es muy probable que los autores ganen poder negociador frente a las editoriales. Es muy probable que se tenga una oferta mucho más diversificada de la que hoy tenemos. También es muy probable que el público lector se fragmente de una manera muy importante. No quiero decir que desaparezcan los  “best sellers” , vendiendo millones de libros; lo que seguramente ocurrirá es que tengamos miles de "small sellers” con tirajes sumamente pequeños.  Es muy probable, como consecuencia, que las culturas se fragmenten de manera importante: cuando la población no lea solo un número limitado de periódicos, sino un número muy  grande de publicaciones periódicas, no vea sólo unos cuantos canales de televisión, sino muchos centenares de ellos, no tenga a su disposición solo unos cuantos centenares de revistas, sino millones de artículos disponibles a través del Internet. Cada vez será más difícil tener uniformidad; la diversidad en el conocimiento y en las culturas  será muy amplia. Y, creo yo, para bien.


jueves, 1 de septiembre de 2011

Tecnología y empleo


Conversando recientemente con un consultor mexicano, residente en Estados Unidos y que atiende a empresas muy grandes, me comentó que en muchas partes de ese país las empresas ya se están recuperando o ya se recuperaron de la crisis. Sin embargo, esas empresas no están contratando nuevo personal. Su interpretación, con la que estoy de acuerdo, es que las empresas han invertido en tecnología, no sólo de equipo sino también en los aspectos de métodos y procedimientos, con lo cual ya no requieren de más personal para continuar su crecimiento. Puesto en términos muy técnicos, la producción de una empresa ya no está correlacionada en forma directa con la cantidad de personal que emplea. La tecnología ha roto esa correlación.

¿Es esto algo inevitable? ¿Estamos condenados a tener un desempleo permanente, como el que se ve en Europa, al tener a nuestras empresas cada vez más "tecnologizadas"? Es un tema importante por el modo como influye con la política económica de los países. Hay un dilema en el cual aparentemente siempre perdemos. Si no computarizamos y automatizamos a las empresas, éstas se vuelven poco productivas y se salen del mercado. Si las empresas se automatizan y computarizan, las empresas se salvan pero la economía y el ingreso de las familias, sufren.

No es un dilema nuevo. Cuando en el siglo XIX ocurrió la Revolución Industrial, en efecto fue el desempleo de una gran cantidad de personal y una baja considerable en los salarios de los obreros no especializados, provocando la pobreza de una gran cantidad de personas. Una reliquia de esa época, son los conceptos de Marx y sus seguidores. La solución no fue fácil, ni rápida. Pasó mucho tiempo para que los países que iniciaron la revolución industrial pudieran regresar a un equilibrio entre el capital y el trabajo. Pero la esencia fue la misma: al mecanizar la producción, el resultado inmediato es el desempleo de una gran cantidad de personal.

No hay una solución rápida, de corto plazo, para este tema. Inevitablemente, las empresas, sus procesos y métodos se volverán cada vez más eficientes y automatizados. Lo cual, dicho crudamente, generará mayor desempleo. ¿Hay alguna salida? Por supuesto que la hay, pero es una salida de largo plazo. Sólo un crecimiento importante de la economía mundial puede generar suficientes empleos para sustituir los empleos eliminados por el aumento de la productividad de las empresas. Estamos hablando de que todos los países, pero principalmente los de menor nivel de desarrollo, logren crecer de una manera notable. Sí, cuando India y China lleguen a tener un ingreso per cápita similar al de los países europeos, cuando los países africanos lleguen a tener un nivel económico similar al de los países latinoamericanos, cuando los países latinoamericanos lleguen  a tener un ingreso per cápita similar al de los países pobres de Europa, habrá suficientes puestos de trabajo. A tal grado que, posiblemente, se presente escasez de mano de obra, pero ese es otro tema.

¿Cómo lograrlo? No lo sé: si lo supiera no estaría yo aquí como vil profesor, sino que estaría como uno de los consultores mejor pagados del mundo dando consejos a Naciones Unidas y a los diversos organismos internacionales. Pero tengo una opinión. La salida de largo plazo para esta crisis que parece que no quiere terminar, necesita de varias medidas que pueden ser, en el corto plazo, dolorosas. Una de ellas, es que los países desarrollados se decidan a pagar precios justos por las materias primas de los países pobres. Mientras los precios de los productos agrícolas de los países desarrollados reflejen los subsidios que sus gobiernos les dan a sus agricultores, no hay manera de que los países pobres obtengan un ingreso justo por sus materias primas. Se requiere, por otro lado, que los países de ingreso medio, como México, dejen de fincar su productividad internacional en el pago de salarios bajos para sus trabajadores en todos los niveles. Para poder crear una economía mundial con un crecimiento mayor, se requiere que haya un número mucho mayor de posibles consumidores, que vayan más allá de un consumo de subsistencia.

Yo sé que esto es una medicina amarga; en el corto plazo significaría menores ganancias para las empresas, pero el largo plazo significa mercados más grandes, más sólidos, con mayor capacidad de consumir y generar, en un círculo virtuoso, más empleo y mejor pagado, generando mayor demanda para todos los bienes y servicios.

¿Utópico? Puede ser. Pero no se resuelve la situación actual dándole dinero a los bancos para que sobrevivan y a las empresas quebradas o a los países quebrados para que salgan de sus quiebras. Esas "soluciones", son fomentos de agua caliente; se requiere una cirugía mayor. Más aún; se requiere un rediseño a fondo de las bases de la economía mundial e, indudablemente, de las bases económicas de las empresas. Y tiene que hacerse de manera coordinada: sirve de poco que sólo un país o sólo un grupo pequeño de empresas emprendan ese camino. Si sólo unos pocos lo intentan, los resultados a corto plazo serán tan malos que esos pocos no podrán llegar a vivir a largo plazo.

Estoy dispuesto a que me corrija. Pero, por favor, corríjame con argumentos, no con adjetivos o descalificaciones. Mejor aún; corríjame mostrando un camino mejor y, con todo gusto, aceptaré mi error.

viernes, 26 de agosto de 2011

El fin de la publicidad


Hace poco más de 10 años, algunos investigadores escribieron libros anunciando el fin de la publicidad. Rápidamente agregaban: El fin de la publicidad… como la conocemos. Obviamente, nadie en su sano juicio pensará que ya no puede existir la publicidad. Sin embargo, en aquella época se decía que las razones para la desaparición de la publicidad o por lo menos un cambio sustancial en el modo como se da, venía de dos aspectos: la tecnología que permite al oyente de la publicidad cambiar rápidamente de medio en el cual la publicidad le está siendo transmitida y el crecimiento de la publicidad a través de Internet. En consecuencia, muchos ya no reciben esos mensajes publicitarios. En consecuencia, son cada vez más inútiles. Ese era el argumento.

A 10 años de distancia, tenemos la ventaja de poder ver desde la Cuenta Larga que tan atinadas fueron esas previsiones. Las bases de los pronósticos siguen siendo vigentes. Sin embargo, la publicidad no se ha acabado ni ha cambiado sustancialmente.  En todo caso, se podría decir que esas bases se han reforzado. Hace 10 años, sin embargo, no existía el crecimiento impresionante que han tenido las redes sociales, permitiendo transmisión rápida, a la vez personalizada y masiva de la información. Por otro lado, en aquella época los medios impresos seguían siendo muy importantes. Hoy en día, muchos de los periódicos están luchando por su vida; pierden lectores muy rápidamente y, al perder audiencia, dejan de ser atractivos para la publicidad. Y algo así seguirá con la televisión.

Sin embargo ni en aquella época, ni tampoco ahora, se ve la falta de ética en la publicidad como un motivo para que ésta deje de ser efectiva. Tal parece que muchos publicistas, tanto los comerciales como los de mercadotecnia política, piensan que el apego a la realidad no es un tema. El destinatario de la publicidad es visto como un ser inerte al que se le puede vender cualquier mensaje  siempre cuando haya dinero necesario para poderlo repetir multitud de veces. Es como si esos publicistas aceptaran la cínica frase de Joseph Goebbels, el secretario de propaganda de Hitler, que afirmaba: "Una mentira repetida 1000 veces se convierte en verdad".

¿Habrá un momento en que los destinatarios de la publicidad dejen de creerle? Yo creo que esto ya está ocurriendo. Cada vez se confía menos en los mensajes publicitarios, y por buenas razones. Hay, sin embargo, una gran inercia. Hay  publicistas que siguen haciendo lo que siempre han hecho: confiar más en la saturación de los oyentes que en la veracidad del mensaje. Nadie ha podido demostrar convincentemente y sistemáticamente que el dinero gastado en publicidad genera mayor cantidad de ventas. Un dicho muy manejado por los publicistas es que "la mitad del dinero gastado en publicidad el dinero a la basura; desgraciadamente nadie sabe cuál es esa mitad”.
Entre más comunicación rápida, personalizada, masiva y de bajo costo será manejada por el público, con mayor facilidad se podrá dar el fenómeno de la publicidad "de boca en boca", y los mensajes engañosos o manipuladores podrán ser desenmascarados con mayor rapidez. Esto ya está ocurriendo; es un hecho que la publicidad masiva cada vez tiene menos efecto sobre adolescentes y adultos jóvenes. Curiosamente, los mismos que son usuarios intensivos de las redes sociales. Las marcas que han logrado un magnífico posicionamiento a través de los medios de publicidad tradicionales, no tienen la misma penetración entre los mercados de jóvenes y adolescentes.
A largo plazo: ¿desaparecerá la publicidad? Seguramente no, pero tendrá que cambiar sustancialmente. En temas como estos puede ocurrir un cambio repentino. Hay quienes han comparado algua estos fenómenos con el acumulamiento de las fuerzas tectónicas que provocan un temblor de tierra. Esas fuerzas se van acumulando por años y aún décadas hasta que llega un momento en que se desbordan y provocan un temblor. Algo así puede ocurrir; se está acumulando un desencanto, una incredulidad hacia todo lo que llega a través de la publicidad formal. La seguimos necesitando para informarnos sobre nuevos productos, nuevas marcas, nuevas ofertas. Claramente, sería muy difícil que un producto con muy poca publicidad sea conocido rápidamente en su mercado. Pero otro asunto es que les creamos. Es muy posible que cualquier falla o engaño en la publicidad sea rápidamente expuesto a través de las redes sociales, provocando un efecto totalmente contraproducente.

¿Estoy siendo demasiado crédulo? Puede ser: yo creo que la mayoría de la gente no es tonta. Sé que estoy en minoría y, por supuesto, sé que ningún publicista admitirá, en público, que creen que la gente no razona los mensajes que recibe. Pero acepte usted por favor que es un escenario posible: el escenario de que la gente deje de ser crédula frente a la publicidad, que trasmitan rápidamente su descontento con los mensajes mentirosos que recibe y que obliguen a que tengamos un tipo totalmente diferente de publicidad, basado en los conceptos más raros en este siglo: el uso de la verdad.

jueves, 18 de agosto de 2011

¿La sociedad del conocimiento?

Es muy frecuente escuchar, sobre todo en los medios relacionados con el cómputo, que ahora estamos en la sociedad del conocimiento. Y para demostrarlo, se cita todo el enorme acceso a la información que ahora tenemos. Estoy de acuerdo. Una de las ventajas de la edad avanzada es poder hacer comparaciones. Yo tuve oportunidad de poder obtener la información de manera remota, en tiempo real, mucho antes de que existiera el Internet. Bancos de datos computarizados, muchos de los cuáles todavía existen y operan, ofrecían información muy valiosa, en línea y en tiempo real. Había, sin embargo, dos diferencias importantes. La velocidad de transmisión de información era extraordinariamente lenta,  probablemente por una relación de 3 o 5 órdenes de magnitud. Es decir, para poner un ejemplo,  una información que obtenemos hoy en dos centésimas de segundo, se tardaba entre 200 y 1000 segundos. La otra diferencia era el costo. La conexión al banco de datos, sin considerar el costo de la llamada de larga distancia a Estados Unidos o Europa, era de doscientos dólares la hora. Esto hacía, por supuesto, que solo una minoría muy pequeña, altamente entrenada para búsquedas en línea, podía obtener esa información a un costo razonable.

Contra esas desventajas, había una ventaja enorme: esa información estaba validada por empresas especializadas, empleando a personal altamente capacitado, para poder garantizar la veracidad de esa información.  Hoy tenemos muchísima más información, a velocidades muy superiores y costos prácticamente nulos, pero sin ninguna validación. Si usted o yo queremos mentir en la red, nada lo impide.

La realidad es que no podemos hablar de que tenemos una sociedad del conocimiento, si entendemos por conocimiento la información validada, codificada, recuperable y analizada hasta llegar a sus consecuencias o conclusiones. Tenemos, sí, un mar de datos; no podemos hablar de que tenemos conocimiento y muchas veces ni siquiera información. Y, finalmente, usted y yo tomamos decisiones con el conocimiento, no con datos.

A largo plazo ¿qué consecuencias puede tener esto? Hoy vivimos en una situación de confusión inconsciente, es decir, creemos que sabemos pero no estamos conscientes de nuestra propia confusión. Sobre esto podemos plantear dos escenarios: seguimos profundizando en esta confusión, con la consecuencia de que nuestras decisiones sean cada vez menos precisas y atinadas o, haciéndonos conscientes de que necesitamos transformar los datos y la información en verdadero conocimiento, llevaremos a la humanidad a un nuevo estado de desarrollo mucho más avanzado.

Al analizar la situación de este momento de agosto de 2011, podemos ver que a la economía número uno del mundo sumida en la incertidumbre respecto al modo como puede lograr una salida eficiente de su crisis económica, a sus autoridades pensando que las medidas de corto plazo serán suficientes, teniendo sus bolsas de valores con bandazos diarios de mejora y caída de sus índices. ¿Cómo es posible que personas que tienen un acceso a la información mucho más amplio que el que se disponía hace 40 o 50 años, habiendo avanzado enormemente en las ciencias económicas y las de la administración tanto pública y privada, no puedan llegar a soluciones sensatas?

No me lo puedo explicar de una manera sencilla. Mi teoría, que deseo fervientemente que esté equivocada, es que el exceso de datos insuficientemente analizados ha llevado a estos personajes a este estado de lamentable confusión y a que nos arrastren prácticamente a todos los países a un estancamiento generalizado.

A un nivel más inmediato: ¿está su empresa sumida en una confusión debido a la falta de información convertida en conocimiento? ¿Está usted mismo confundido con un exceso de datos que no hacen sentido? Si es así, me temo que estamos muchos en el mismo barco. Y los medios de comunicación, los analistas de negocios, y todos los que deberían estarnos orientando, están tanto o más confundidos que nosotros. Afortunadamente, la solución está en nuestras manos. Podemos adquirir el hábito de ser críticos respecto a los datos y la información que recibimos, el hábito de buscar la lógica y el razonamiento que soporte a la información y a las conclusiones que recibimos,  cultivando un sano escepticismo y no tomando por buena, a primera vista, cualquier información que se nos ofrece.

Pensando en la mayoría de mis alumnos y de mis clientes, soy optimista. Creo que la gran mayoría tienen todas las capacidades necesarias para desarrollar y cultivar las habilidades que acabo de mencionar. Y, si tengo razón, hay mucha más gente con capacidad crítica de la que nos imaginamos. Por esta razón creo en el escenario de que, pasando esta temporada de confusión, tendremos una gran dosis de humildad y de sabiduría para poder aprovechar y agregar valor al mar de datos que hoy nos inunda.


jueves, 11 de agosto de 2011

¿Cuándo tendremos automóviles eléctricos?




Por supuesto, la verdad es que ya tenemos automóviles eléctricos; de hecho, la construcción de automóviles eléctricos se inició en el siglo XIX, pero el desarrollo de grandes campos petroleros en Texas y el mayor rendimiento y velocidad del automóvil de combustión interna hicieron desaparecer dos tecnologías: la de automóvil eléctrico y la de los automóviles de combustión externa.

La pregunta tal vez debería plantearse de otra manera: ¿Cuándo será el automóvil eléctrico el medio dominante de transportación en el mundo? Claramente, las ventajas ecológicas son importantes. Sin embargo, mientras una parte importante de la energía eléctrica se genere mediante plantas termoeléctricas, el ahorro de combustibles fósiles no será importante; solamente se consumirá el combustible en forma centralizada en vez de hacerlo en cada automóvil por separado. Sí, habrá un poco de mejor eficiencia al poder tener una combustión más limpia, pero no será significativo.
Parece bastante evidente qué, si queremos hablar a largo plazo, hay  al menos tres puntos a considerar para tratar de hacer un pronóstico sobre la generalización del uso de los autos eléctricos:
  • ·         El costo del combustible. Si el petróleo crudo llega a tener precios de $200 por barril o más, el costo de la gasolina será probablemente prohibitivo.
  • ·         La generación de energía eléctrica de maneras alternativas. Mientras no se reduzca significativamente el uso de petróleo para generar energía, no se tendrá una electricidad más barata, en el escenario de que el petróleo crudo tenga precios muy elevados. Mientras se siga produciendo la energía eléctrica mediante el uso de petróleo, el costo de electricidad seguirá estando muy relacionado con el costo del petróleo. Por no hablar de que la contaminación no se reducirá de modo significativo.
  • ·         El desarrollo de baterías ligeras, baratas y con gran capacidad de almacenaje de electricidad. Las baterías de las que hoy se dispone para acumular electricidad son extraordinariamente pesadas. Probablemente el 60% o más de la energía que consume un automóvil eléctrico, se emplea en transportar esas baterías. Baterías ligeras y con una gran capacidad de almacenamiento de energía eléctrica son prácticamente una necesidad para que el automóvil eléctrico se vuelva atractivo económicamente.

Obviamente hay otros factores; probablemente una conciencia cada vez mayor sobre el daño que se le hace la ecología podría acelerar este proceso. ¿Podríamos, en estas condiciones, hacer responsablemente un pronóstico sobre el uso del automóvil eléctrico de manera generalizada? No cabe duda de que es un tema extraordinariamente difícil, dado que hay múltiples factores que intervienen para ese pronóstico. Por estas razones, hay algunos en la industria automotriz que prevén un largo tiempo de uso de automóviles híbridos (que usan alternativamente gasolina y electricidad) y no ven la generalización del automóvil eléctrico antes de 30 o 40 años.

¿Por qué hacer este comentario? Mediante éste solamente quiero hacer un ejemplo, probablemente muy simplificado, de las dificultades que presentan los pronósticos a largo plazo. Es muy raro que existan de situaciones que dependan sólo de unos cuantos factores; con este ejemplo que hemos visto, hay muchos factores que entran en juego. Para poder pronosticar la generalización del automóvil eléctrico necesitaríamos hacer pronósticos de los costos del petróleo, revisar a profundidad las patentes y la investigación tecnológica sobre medios alternos de generación de energía y revisar asimismo patentes e investigación tecnológica sobre las baterías eléctricas, para tratar de definir cuánto falta para poder tener de una manera generalizada generación y acumulación de energía eléctrica barata y sin impacto ambiental. Nuestro pronóstico, estaría en la confluencia de tres pronósticos. Por lo menos; bien puede ser que haya otros factores que influirán.

Divertido ¿no? No cabe duda de que no es sencillo tratar de pensar a largo plazo, si se quiere ser serio.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Educación y Cuenta Larga

Un tema de preocupación, probablemente en todos los países, es la educación. En los países de desarrollo medio, como es México, es visto como uno de los temas en los que no se hecho lo suficiente. Un tema difícil precisamente porque es un tema de largo plazo; cualquier cosa que se haga por mejorar la educación no tendrá resultados rápidos.

Recientemente apareció en la prensa una entrevista a Bill Gates, quien junto con su esposa Melinda hicieron un donativo de 5000 millones de dólares a lo largo de varios años para mejorar escuelas en comunidades pobres dentro de Estados Unidos. A pesar de lo sustancial de la cantidad invertida, el propio Bill Gates reconoció que no se puede demostrar que haya habido una mejora en la calidad de la educación en las escuelas beneficiadas. De hecho, como lo comenta Macario Schettino, es muy poco lo que se sabe sobre los factores que aumentan la calidad de la educación. Y, si no se sabe con certeza qué hacer para mejorar, claramente no hay un camino claro para optimizarla.

Obviamente, un primer paso para mejorar cualquier cosa es medir los resultados. Otro, es mejorar la situación económica de los profesores de manera que pueden dedicar más tiempo a su propia formación y actualización. Un paso más, es una selección y promoción adecuada de los mejores profesores. Todo ello, sin embargo, ha estado notoriamente ausente por muchos años en nuestro país. Más aún; hay sectores del propio magisterio que se oponen a este tipo de medidas (con excepción, claro, de mejorar su situación económica).

Este es un caso claro de un problema que no se atiende porque pertenece a un tema de Cuenta Larga. Si este año no se hace nada por mejorar la educación, el año próximo la situación no estará peor. Es un tema que no es urgente, pero que es importante. O que no era urgente; después de muchas décadas de descuidar este tema, ya se nos volvió crisis. Y el tema se complica porque estamos ya en la tercera o cuarta generación de profesores mal preparados, generando alumnos aún peor preparados, y formando profesores con una menor preparación que sus antecesores.

Sí, es un tema importantísimo, que hay que atacar de inmediato, pero en el que no podremos esperar resultados pronto. No podremos anunciar en los periódicos de dentro de un año mejoras sustanciales, probablemente no podamos comparar este sexenio con los resultados del sexenio próximo sino de un modo muy marginal. Es muy posible que se necesiten 12 o 18 años para empezar a ver resultados.  Y, me temo, ni la ciudadanía ni muchísimo menos los medios tenemos una visión de largo plazo y la paciencia necesaria para esperar los resultados. Lo cual, muy probablemente, conduciría a cambios y modificaciones frecuentes en las medidas para mejorar la educación, simplemente porque no se dio tiempo para que las medidas anteriores demostraran ser eficaces.

Un gran tema, y muy probablemente un tema mundial. En los Estados Unidos ya hay una cantidad importante de familias que prefieren llevar la educación primaria y media en sus hogares, en parte por razones ideológicas y en parte para asegurar la calidad de la educación que sus hijos reciben. Para atender ese sector de la población, hay medios y métodos que permiten certificar la calidad de la educación que el niño recibe en casa. ¿Tendremos que llegar a algo así? ¿Tendremos que resignarnos a que nuestros hijos reciban una educación de calidad inferior y que deban de volverse autodidactas para poder completar las deficiencias de la educación que nos proporcionan las escuelas de este país?

No tengo las respuestas. Y, por lo que veo, las autoridades educativas tampoco las tienen.

miércoles, 27 de julio de 2011

Paz: confusiones y Cuenta Corta

Tener una vida razonablemente pacífica es, muy entendiblemente, una de las más importantes preocupaciones de nuestro país. Por ello es muy angustiante ver que los diferentes sectores no se ponen de acuerdo en lo que entendemos por paz.

Algunos entendemos que la paz no es únicamente la tranquilidad, fruto de una tiranía o de haberse coludido con quienes delinquen. Como cuando algún político, que rápidamente desmintió lo que había dicho, afirmó que en los tiempos en que su partido gobernó se buscaban acuerdos para que la violencia no sobrepasara determinados límites. Una paz aparente fue el resultado, pero también permitió que  llegáramos a los extremos estamos viviendo.

La paz verdadera es el fruto del orden de la sociedad, no la justificación del desorden o su institucionalización y control. Vivir en un Estado de derecho es mucho más que eso; es una manera de ser, es una cultura. Y la nuestra no es una cultura pacífica. Nada más hay que ver como proliferan en los videojuegos, el cine  y la televisión los contenidos de altísima violencia y como gozan de gran aceptación.

Por otro lado, tanto la población como los medios no están dispuestos a soluciones de Cuenta Larga. Cuando el secretario de seguridad pública dijo que los resultados definitivos de la lucha contra el crimen organizado se verían en siete años, los medios y la población se le fueron encima. Y, otra vez, es entendible. A nadie le gusta que debamos de tener soluciones a 15 o 20 años, como las que pueden proveer aquellos que dicen, con toda razón, que hay que trabajar sobre educación, trabajar con los jóvenes, acciones de tipo cultural, reconstrucción del tejido social y otras. Claramente, esas son soluciones de fondo, pero no tendrán resultados rápidos.

Yo tuve oportunidad de estar en Colombia a final de los ochentas, cuando se desató en su mayor intensidad una guerra entre el crimen organizado y el gobierno, simultáneamente con acciones guerrilleras en diversas zonas del país y el desarrollo de los grupos paramilitares que se ponían a las guerrillas y trataban con violencia a la población civil que simpatizaba con ellas. He podido regresar diez veces en los últimos cuatro años a trabajar en la ciudad que era la más violenta del país: Medellín. Y puedo dar testimonio del cambio fundamental que ha habido en el ambiente social en los niveles de seguridad ciudadana, la disminución muy sustancial de la violencia. Comprensiblemente, los ciudadanos de Medellín no se consideran satisfechos; piensan que debería haber aún mayor seguridad ciudadana. Pero es un hecho que han sido extraordinariamente exitosos. Y que podemos aprender mucho de sus lecciones. No viene al caso detallar lo que hicieron: desde acciones de Cuenta Corta, de control policiaco, de mejora del sistema de información, de prohibición de motocicletas de alta velocidad, que eran los vehículos preferidos los sicarios, hasta acciones de Cuenta Larga,  como crear centros juveniles con bibliotecas, campos deportivos, áreas de esparcimiento. Medidas para reconstruir el tejido social, como crear de sistemas de transporte rápido para que los padres y madres de familia pudieran pasar más tiempo con sus hijos y algunas campañas nacionales tan interesantes como la llamada "por la paz, yo manejo sin odio", orientada a los conductores de automóviles.

Claramente tuvieron mucho éxito, pero claramente no fue rápido. Olvídese de los siete años que nos prometía el secretario de seguridad pública; es casi el triple del tiempo. Y esto es el fondo del asunto. Como dice Macario Schettino, hay un diálogo de sordos entre los distintos niveles de gobierno y las organizaciones civiles en pro de la paz; y la razón es que están hablando en diferentes idiomas. Unos, usan el lenguaje de la Cuenta Corta; otros proponen soluciones de Cuenta Larga. Y creo yo que todos debemos de tener claro que se necesitan los dos lenguajes, que se necesitan los dos enfoques, que hay que tomar acciones de corto plazo, que no son las de fondo, pero sin las cuales no habrá espacio para que las soluciones definitivas puedan implementarse y llegar a resultados.

Y este tema no es muy diferente de otros del índice nacional: la regularización del sector informal, la mejora de la competitividad del país, la educación en todos los niveles, son algunos temas que no se han analizado suficientemente y a los que siguen dando soluciones parciales. Los problemas trascendentes, los problemas complejos, no se pueden resolver únicamente con enfoques de corto y  largo plazo; es necesaria una combinación armónica de la Cuenta Corta y la Cuenta Larga.

jueves, 21 de julio de 2011

Delegación y Tecnología


El fenómeno tecnológico más extendido, en los últimos tres años, ha sido el desarrollo espectacular de las redes sociales basadas en tecnología, aunada con la difusión cada vez mayor de los teléfonos inteligentes. Millones de personas se comunican con gran velocidad,  formando redes que hacen que su comunicación sea mucho más efectiva. De hecho, se habla de una brecha entre los "tecnológicamente nativos" y los que no lo son; las generaciones muy jóvenes que nacieron inmersos en este mundo de la comunicación rápida separados de los que nacimos mucho antes.

¿Qué consecuencias podrá tener esto, a futuro, en la administración de las empresas? Una de las piedras angulares de la administración de las empresas es el concepto de delegación: se delega poder, se delega autoridad, se delegan responsabilidades y con ello se permite el crecimiento a gran escala de las empresas. Sin este procedimiento, el límite del crecimiento de la empresa serían las fuerzas de su empresario, su capacidad de trasmitir y supervisar órdenes a un tramo de control muy grande. Delegar permite al empresario o al director general mantener un tramo de control manejable, que puede desempeñar eficientemente y donde él ya no supervisa las tareas directamente, sino a aquellos que han delegado a su vez tareas y su supervisión. Supervisa resultados y deja a otros supervisar tareas.

¿Qué pasa cuando el directivo puede dar las órdenes directamente, a todo el personal, en tiempo real, sin distorsiones, gracias a que dispone de la tecnología de redes sociales? ¿Qué pasa cuando, gracias a las diversas tecnologías de manejo de información y de control integrado de las empresas (ERP por ejemplo)  el directivo puede recoger la información de los resultados directamente, sin pasar por el filtro de sus subordinados? Esto claramente suena como el sueño de muchos empresarios; ahorros en tiempo, en errores, en el costo de la estructura de personal dedicada a hacer posible la delegación y supervisión de las tareas. Ciertamente, es tentador. Y, gracias a la tecnología, esto es cada día más posible.

Desde luego, no es algo sin consecuencias. Hay inconvenientes en aspectos de seguridad, aspectos sociales graves por el desempleo de personal muy capacitado, deshumanización de la organización y, paradójicamente, facilitar lo que se ha dado en llamar la "delegación hacia arriba". Cuando el directivo aceptó su comunicación en forma directa y cotidiana a todo el personal, se abre la puerta a que el personal le pase a su directivo las decisiones que deberían estar tomando o que, en una estructura tradicional, hubiera tomado la gerencia media.

Claramente, es una situación en la que los aspectos negativos y los positivos deben ser sopesados cuidadosamente; los riesgos no son menores. Sin embargo, creo que hay un término medio, una posibilidad de mejorar la comunicación interna de la organización, mediante la tecnología de redes sociales. No estoy hablando de que cada trabajador en todos los niveles tenga siempre su teléfono inteligente y lo esté contestando todo el tiempo; fácilmente se volvería posible el abuso. Pero seguramente se pueden encontrar usos productivos de esta tecnología y de los conceptos que involucran. Se puede pensar en usar las redes sociales o aprovechar los conceptos de estas (brevedad, inmediatez, posibilidad de transmitir imágenes) para asegurar la comunicación directa del director general con cada uno de los miembros de la empresa, en términos que involucran a toda la organización, donde no se quiere correr el riesgo de distorsiones, en anuncios de tipo general, en acciones de desarrollo de la cultura organizacional.

Un concepto nuevo, que hay que verlo en Cuenta Larga, ver sus posibilidades y sus consecuencias en el largo plazo. Estoy seguro que, si volvemos a tocar el tema dentro de tres años, habremos encontrado desarrollos inesperados en la administración de empresas, mediante el uso de esta tecnología.

jueves, 14 de julio de 2011

La tragedia Europea

En las últimas semanas, la prensa de negocios nos ha hablado de la "Tragedia Griega", apodo que le han puesto a la crisis económica que está ocurriendo en Grecia, en un intento de convencernos de que los reporteros son personas cultas y que saben que los autores del género de la tragedia son precisamente los antiguos griegos.

En un análisis de Cuenta Corta, la tragedia procede del endeudamiento provocado por la crisis económica mundial iniciada en el año 2008 o 2009, según el autor al que usted le crea. Ahora, sin embargo, nos encontramos que la tragedia no es únicamente griega. Portugal, Irlanda, España y en estos días, la tercera economía de Europa, Italia, presentan síntomas muy semejantes a los que presenta la economía griega. Las medidas para resolverlos son muy similares: recorte presupuestal, mayormente en el gasto social, y aportación de cantidades fabulosas de fondos procedentes de la Comunidad Europea.

Visto en términos de Cuenta Larga, las raíces de este problema son mucho más antiguas. En los cincuenta del siglo XX, la mayoría de los estados de Europa occidental adoptaron el concepto del "Estado Benefactor". Se basaron en dos supuestos importantes: el aumento de la productividad de los europeos y la permanencia de la pirámide poblacional. Para reforzar este concepto, se promovió una intensa campaña para convencer a la población de reducir la natalidad. 60 años después nos encontramos con la situación de que la población de Europa, en muchos países y en muchos sectores, ya tiene en promedio la edad de retiro, que no es precisamente aquella donde se puede esperar la mayor productividad. Por otro lado, al reducirse drásticamente la natalidad, la proporción del gasto social que puede sostenerse a partir de la aportación de los trabajadores en edad laboral, se reduce también.

Por esta razón, en la mayoría de estos países las soluciones están basadas en la reducción del gasto social, la reducción de las pensiones y leyes para posponer la edad de retiro. Interesantemente, en muchas de las manifestaciones que se han dado para protestar por las medidas de ajuste, predominan los jóvenes. Evidentemente, si se alarga la edad de retiro y se reducen las prestaciones sociales, no habrá retiro de trabajadores de edad madura y no se abrirán espacios para la contratación de jóvenes. Esto es exactamente lo que está ocurriendo; los "inconformes" españoles, son básicamente jóvenes que no encuentran trabajo y que, dadas las medidas de ajuste, tendrán oportunidades aún menores de obtenerlo en el futuro inmediato.

Por si fuera poco estos jóvenes, muchos con estudios avanzados, no se muestran muy dispuestos a entrar a trabajos en el campo o en las fábricas, con lo que se crea una demanda para mano de obra poco o medianamente especializada. Y a esa mano de obra, hay que importarla y darle prestaciones sociales.

Claramente, habrá que tomar algunas medidas de Cuenta Corta. Pero van a ser solamente una "curita" cuando se necesita cirugía mayor. Las medidas de Cuenta Larga no darán resultados rápidamente. Eso es claro para todos. Lo grave es que no se están proponiendo soluciones de largo plazo. Por ejemplo, encontrar empleos productivos para los jóvenes que hoy no encuentran empleo, para evitar tener una generación completa de personas dependientes de la beneficencia pública. Resolver el problema de una emigración que no pueden evitar a largo plazo, porque, parafraseando a Keynes, en el largo plazo todos los actuales trabajadores estarán muertos y no es suficiente la población con residencia legal para sustituirlos. Y no en un plazo demasiado largo. Soluciones dolorosas, como por ejemplo, trabajar en la base de la pirámide de los países menos desarrollados para generar un crecimiento sostenible de la economía mundial, que no esté basado en el consumismo de unos pocos sino en el consumo de los muchos que tengan un nivel de vida decente.

No está fácil, ¿verdad? Por demasiado tiempo se estuvo posponiendo una visión de Cuenta Larga. Ahora, no habrá medidas fáciles ni indoloras. Por el bien de la economía mundial, ojalá todavía haya tiempo. Y ojalá aprendamos de esta tragedia para que todavía tomemos a tiempo las medidas necesarias.

Cuenta Larga

Aún antes de los mayas, en Mesoamérica se inventó un sistema de numeración vigesimal que posteriormente se aplicó al calendario. Este sistema generó dos maneras de llevar el tiempo: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Desgraciadamente, este concepto del tiempo no ha trascendido a nuestra cultura, sobre todo en las culturas de negocios y de la administración pública. Tenemos una administración de cuenta corta, en la que planeamos, en el mejor de los casos, en términos de un año. Para muchos empresarios, su cuenta corta llega hasta el próximo día de pago de la nómina y su cuenta larga llega hasta el cierre del ejercicio fiscal. Para muchos administradores públicos su cuenta corta llega hasta el cierre de la próxima edición de los diarios o de los semanarios y su cuenta larga llega hasta la fecha de las próximas elecciones.

Esto significa que tenemos casi siempre planeaciones y administraciones fundamentalmente tácticas. Nos cuesta mucho trabajo pensar en términos estratégicos y las consecuencias están a la vista. Empresas y empresarios de visión corta, que planean en términos de semanas, cuando deberían tener una visión de lustros o décadas. Una administración pública que piensa en términos de un sexenio que se va acortando conforme va transcurriendo su mandato, cuando deberían pensar en términos de décadas o de generaciones, como debería ocurrir en las áreas de educación y de salud.

No es manera de conducir un país o una empresa. No, no estoy diciendo que planeemos a trescientos años. Lo que sí digo es que tenemos que salirnos de nuestra cuenta corta, cualquiera que esta sea, y que reflexionemos en las consecuencias a largo plazo de nuestras estrategias. Porque, frecuentemente, las soluciones que dan resultados a corto plazo, con frecuencia generan malas consecuencias a largo plazo.

Este es el propósito del blog Cuenta Larga. En él se tratará de proponer, exponer y, espero, debatir pensamientos, escenarios y  juicios de Cuenta Larga. Sí, estoy consciente de que los estoy invitando a especular y a hacer propuestas que pueden fallar. Pero no hay remedio; el largo plazo no tiene palabra de honor. Pero el pasado no tiene porqué repetirse y cuando Usted está haciendo su estrategia en Cuenta Corta, sus probabilidades de quedarse… bueno, corto, son muchas.

¿Se anima?  ¿Quiere arriesgarse a dejar nuestro cómodo mundo de la miopía administrativa y asomarse al mundo de los grandes riesgos? Si es así, acompáñeme en este blog y nos divertiremos mucho juntos.

Bienvenidos

Este blog es un hermano menor de Cartas a Estrategas  http://cartasaestrategas.blogspot.com/

Su propósito es hacer comentarios breves sobre noticias de negocios o artículos interesantes que podrían tener un impacto estratégico. A diferencia de Cartas a Estrategas, que trata temas estratégicos y la metodología de formulación de la estrategia, este es un blog orientado al comentario de temas de impacto social y empresarial y sus consecuencias a largo plazo. La idea es proponer temas a discusión y crear conjuntamente análisis de escenarios y opciones para la Planeación a Largo Plazo.

Los invito a entrar en una dinámica de reflexionar y aportar su visión con una comunidad de personas que no están conformes con los análisis de corto plazo que, frecuentemente, encontramos en los análisis que los medios de comunicación suelen proponernos. Lo invito a enriquecer el análisis estratégico de los administradores y mejorar a nuestra sociedad de este modo.
¡Aquí lo esperamos!