¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

viernes, 8 de abril de 2022

Domingo de ramos electoral

 Sé que es un poco tarde. Sé que muchos, personas inteligentes y a los que admiro y aprecio, piensan diferente. Y que sus razones son tanto o más válidas que las mías. No lo sé, pero creo que estoy en minoría. El hecho es que sí pienso votar por la revocación de mandato en unos días.

En muchos casos la razón para no votar es, en pocas palabras, que no quiero darle el gusto al presidente. “Si fuera otro presidente tal vez sí votaría. Si fuera la oposición quien lo propusiera yo estaría de acuerdo”. En algún modo el argumento es relativamente sencillo: si lo propone AMLO es que debe de ser malo. Complementariamente, al no votar por él, le hago algún daño a su causa. No me convence este argumento: yo creo que se tiene que votar en esta y en todas las ocasiones por los propios méritos de la propuesta, no pensando en quién la está presentando. Es el famoso argumento de autoridad que, según Tomás de Aquino, es el más débil de los argumentos. Un argumento de autoridad a la inversa: si lo propone una autoridad con la que no estoy de acuerdo, no debo de votar en ningún sentido.

Francamente tengo dudas de que el señor presidente de veras quiera una votación copiosa. En primer lugar, está el hecho de qué redujo drásticamente el presupuesto para estas elecciones, con lo cual se hizo incómodo y más difícil para la ciudadanía emitir su voto. Posiblemente está confiando en la fortaleza de su maquinaria electoral y, dado que la oposición ha demostrado una y otra vez su debilidad en ese mismo aspecto, el voto duro de la 4T sí funcionará y se logrará, si no un resultado vinculante, por lo menos una votación que muestre la fortaleza del voto duro de MORENA.

Hay otro tema que no he escuchado comentar: ¿Por qué poner esta votación el 10 de abril? Parecería en realidad como cualquier otro domingo, tan bueno como los demás para llevar a cabo las elecciones. Curiosamente, coincide con el Domingo de Ramos. Domingo con el que empieza la Semana Santa y las vacaciones de primavera. Una cantidad importante de ciudadanos saldrán de vacaciones desde el viernes 8 y el sábado 9, para aprovechar lo mejor posible el periodo vacacional. O sea, estarán fuera de las casillas que les corresponden en ese domingo. Habrá el material electoral en las casillas especiales, pero nadie habla de que hay una cantidad suficiente como para atender a un porcentaje muy elevado de la población que no estará en su lugar de origen. Qué coincidencia, ¿verdad? Pero se dice que en política no hay coincidencias. Y yo lo creo. Además, quienes salen de vacaciones de Semana Santa normalmente son personas de la clase media, en donde la 4T no es tan poderosa, mientras que las mal llamadas clases populares generalmente no toman vacaciones en esos días o las empiezan a tomar a partir del Jueves Santo.

Curioso, ¿verdad? Gran casualidad que las elecciones se hayan dispuesto justamente cuando la clase media de ingresos medianos o altos no estará disponible para votar o, en caso de desear hacerlo, no encontrará boletas suficientes cuando esté fuera del lugar donde está empadronado. Pero es claro, por lo menos para mí, que el argumento a favor de no darle gusto a Andrés Manuel se voltea al revés. Tanto la escasez de recursos como la fecha seleccionada están pensadas para que la clase media no vote. La misma clase media que no es fácil de acarrear y que ha demostrado que tiene mayor abstencionismo, precisamente porque no son sujetos al fenómeno del agradecimiento que, seguramente, está siendo puesto en juego con las visitas de los “servidores de la nación” a los pensionados por la 4T.

Mi argumento, y repito que respeto mucho los argumentos contrarios, es que tengo un deber ciudadano de participar en las elecciones. Hay argumentos para decir que hay elementos de ilegalidad en esta votación. Pero esos ya fueron considerados por las autoridades electorales y, nos guste o no, fueron rechazados. Con lo cual tienen la fuerza de una ley, aunque muchos piensen al revés y no hayan logrado convencer a la autoridad electoral de sus argumentos. Pero, viendo las cosas más a fondo, en esta elección como en las de los últimos 15 años o más, el gran tema es: democracia sí o democracia no. Y más importante: qué clase de democracia estamos construyendo.

La democracia no depende de quién está gobernando ni de quién hace las propuestas para la votación. No depende del hecho de que estemos previendo que una maquinaria electoral formidable se va a aprovechar del resultado. Lo que estamos buscando, al menos algunos que nos consideramos demócratas, es la muy conocida democracia sin adjetivos.

Porque si algo nos demuestra el siglo 20 es que nadie dice estar en contra de la democracia. Como en el sistema soviético, que se auto llamaban “democracias populares”, aunque sólo el partido en el poder y sus miembros tenían derecho al voto. O los sistemas de votación a mano alzada, donde el voto no es secreto y que se ha usado en algunas reuniones políticas de la 4T. Lo que necesitamos es una democracia donde los votos se cuenten y se cuenten bien, donde el Gobierno no organice ni contabilice los resultados, donde haya límites al poder del Gobierno, para que no pueda cerrarles caminos a sus opositores y manejar elecciones de Estado. Que es lo que lograrán si demuestran que el INE ha sido ineficiente. En todas las dictaduras el argumento ha sido: “¿Para qué votar? Es claro que la mayoría está en favor del Gobierno actual, ¿Para que gastar el dinero que podría estar dándose a los pobres en un ejercicio inútil, del que ya sabemos cuál va a ser el resultado?”

Y no es que el señor presidente las tenga todas consigo: hubo una reunión que, según se dice, tuvo con los gobernadores de su partido, para ponerles muy claro que espera resultados tan decisivos como los que tuvo en el 2018. Pero, otra vez, esto bien puede ser para la opinión publicada. Pero, de cualquier manera, sigo creyendo que, aun suponiendo que mi voto será inútil o que reforzará las posturas de la izquierda morenista, tengo el derecho, la obligación y el deber de votar. Y no creo que el modo de mejorar las cosas en este país sea absteniéndonos de ejercer nuestro voto. Tampoco creo que se defiende al INE dejando de votar.

 

Antonio Maza Pereda

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