¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

martes, 13 de diciembre de 2022

Violencia generalizada

 Ya muy cercanos a la época navideña, entre otros muchos villancicos de la época, se escucha con frecuencia y en varios idiomas la canción “Noche de Paz”. La frecuencia con que se repite el tema en esta época nos indica que hay un anhelo en todas las naciones y en todas las culturas porque la Paz sea una forma de vida. Aspiración que no siempre se cumple.

Un aspecto que, por otra parte, no siempre nos queda claro. Por ejemplo, cuando nuestras autoridades tratan de medir el progreso de sus esfuerzos por reducir la violencia, generalmente tratan de medirlos como la reducción en el número de homicidios dolosos. Un concepto muy importante pero que no necesariamente refleja todos los tipos de violencia que se generan en nuestra Sociedad. Ello sin tomar en cuenta que, el mero hecho de que se reduzcan las denuncias por homicidios dolosos, no quiere decir necesariamente que se está logrando un avance, dado el gran aumento en la impunidad.

No tenemos claro lo que se considera violencia. Porque si sólo pensamos que los homicidios son la violencia, estamos dejando fuera toda clase de situaciones que afectan a nuestra sociedad y que también son particularmente violentas.

Hace ya algún tiempo, la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Género, creó un instrumento llamado violentómetro, que señala hasta 27 tipos diferentes de violencia en las relaciones personales. Desde conceptos que muchos consideran cómo no violentos, por ejemplo, las bromas hirientes, la “ley del hielo”, los celos, o ridiculizar y ofender, llegando hasta las amenazas de muerte, la violación, la mutilación y el asesinato. Comportamientos violentos que además crecen de manera progresiva. Aunque claramente no todos los violentos pasan por estos niveles y llegan hasta los más agresivos, es un hecho que la mayoría comienza por conductas aparentemente poco violentas.

Esto que se da en las relaciones de género, claramente puede encontrar sus paralelos en relaciones de familia, laborales, escolares y de muchos otros tipos. Mientras sólo consideremos que los niveles más agresivos de este violentómetro son los que verdaderamente deberíamos de limitar, nuestra Sociedad seguirá siendo una sociedad violenta. Y hay que considerar que, en nuestro medio, una parte importante del entretenimiento tiene aspectos de violencia. No nos ponemos a considerar la enorme cantidad de furia que tenemos en nuestra cultura del entretenimiento, violencia que es actuada pero que es disfrutada por las mayorías. Eso sin considerar la violencia reglamentada en el box, el fútbol americano y hasta en las corridas de toros a la usanza española.

El tema es que nos estamos acostumbrando permanentemente a la violencia, ignoramos su existencia, la minimizamos y luego nos escandalizamos al ver que aumenta progresivamente. Las soluciones que nos proponen los gobernantes en los tres Poderes de la Unión buscan, en términos generales, imponer castigos cada vez más fuertes a algunos de los comportamientos considerados más violentos. Sin tomar en cuenta que el aumento de la penalidad nunca ha servido para reducir las conductas delictivas. Como claramente estamos viendo con las figuras de feminicidio, con penalidades cada vez más fuertes y que no han servido para reducir ni los propios feminicidios ni otros actos de violencia cómo son la intrafamiliar y las violaciones. Y es de esperarse porque las penalidades, por intensas que sean, tienen poco efecto cuando la impunidad es prácticamente absoluta en esos crímenes.

Claramente la solución pasa por un rechazo masivo de la sociedad a todos los grados de violencia, no únicamente a la violencia más extrema. Porque cuando una persona se acostumbra a ser violenta, muchas veces va aumentando su grado de violencia hasta que llega un momento que ya es imparable por él mismo agresor. Cuando la sociedad percibe un comportamiento como dañino y actúa en consecuencia, exige a las autoridades mayor rigor en el seguimiento de la impunidad y se preocupa por influir en la educación, así como en las costumbres, para lograr reducir ese nivel de violencia.

Posiblemente hay que empezar por las conductas menos agresivas, pero más extendidas, convenciendo a la mayoría de que son inaceptables y pasando de ahí a otros conceptos más dañinos. Hace ya más de 30 años en Colombia, que ha tenido un problema de violencia por décadas y han logrado reducirla de una manera significativa, hubo una campaña apoyada por la Sociedad, algunas organizaciones sociales e iglesias cuyo lema era: “Por la Paz yo conduzco sin odio”. Un pequeño paso, pero que muestra que, para empezar a reducir la violencia, hay que iniciar por las actitudes más extendidas en la sociedad, para ir progresando hacia los temas más dañinos.

En todo caso no podemos seguir ignorando el hecho de que estamos viviendo una situación cada día más violenta. No podemos seguir pensando que los violentos son otros, cuando todos tenemos un cierto grado mayor o menor de actitudes violentas. La Paz no debería de ser una utopía; debería ser un anhelo para toda la sociedad y una ocupación de todos, no sólo de los gobiernos ni de los tribunales.


Antonio Maza Pereda

 

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