¿Porqué Cuenta Larga?

¿Porqué cuenta Larga? Los mayas tuvieron dos maneras de llevar el calendario: la cuenta corta (el año o tun) y la cuenta larga, de 144,000 días, el baktun, equivalente a 395 años y medio, aproximadamente.

Las organizaciones deberían tomar en cuenta esta filosofía. Hay decisiones de corto plazo (Cuenta Corta) y de largo plazo (Cuenta Larga). Este blog está orientado a las situaciones de largo plazo y su influencia en las organizaciones

domingo, 15 de enero de 2017

COPARMEX: ¿Contra el Gobierno?

Una noticia inusitada en torno al llamado “gasolinazo”, fue el hecho de que la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) se negó a firmar el Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar que presentó el Ejecutivo Federal. Sus argumentos fueron que dicho  Acuerdo se presentó sin amplio estudio, en solo tres días, sin tener suficiente consenso así como sin metas, objetivos y medidores claros, entre otras razones. Días después la COPARMEX hizo públicas algunas propuestas para mejorar el Acuerdo firmado por otros sectores.

Se puede estar en acuerdo o en desacuerdo  con las propuestas de COPARMEX. Y qué bueno que puedan discutirse sus ideas. Este tipo de debate es, no solo sano, sino indispensable en este ambiente que,  por decir lo menos, es de “mal humor social”. La unanimidad forzada o fingida en un tema tan espinoso como los aumentos de precios de la gasolina, es lo último que necesitamos. Los acuerdos no deben ser considerados inatacables, por amplio que sea el apoyo que se pueda lograr por ellos. El hecho que se hayan cocinado en tres días, aunque hayan sido por catorce horas diarias como dijo uno de los participantes, no los hace infalibles. Seguimos con el método de negociar “en lo obscurito”, de espaldas a la ciudadanía. No logramos convencernos de que eso ya no funciona.

Pero lo inusitado no es que COPARMEX se haya opuesto cuando el resto del sector privado estuvo de acuerdo. No es primera vez. No en balde algunos consideran a esta Confederación como el “niño malo” del sector privado. Y esa actitud le ha granjeado apoyo de muchos empresarios y fama de independencia. Así como muchos odios.

No, lo novedoso es que algún organismo se oponga al Gobierno con propuestas. Otros sectores, sobre todos los políticos, no pasaron de los insultos o la negación. El “no al gasolinazo” que solo propone cancelar la decisión de quitar los subsidios a la gasolina, sin proponer nada a cambio. La clase política solo ve el “gasolinazo” como la bandera para ganar apoyo que pueden usar ante la ausencia de logros significativos en sus propias administraciones. Otros organismos empresariales callaron o hicieron veladas alusiones a la “incertidumbre” y a “la dura situación que enfrentaremos”, pero no presentaron sus propias propuestas.

Claramente, nuestro sistema político tiene que abrirse a la discusión de las propuestas, vengan de donde vengan. Ninguna propuesta es intocable. Debemos aprender a aceptar la oposición leal a las acciones o ideas del Gobierno y de otros organismos, cuando sean acompañadas con propuestas abiertas también al examen y discusión.

Desgraciadamente en nuestra cultura, no solo en los temas políticos, sino en muchos otros temas, el que alguien nos diga que nuestras ideas no son correctas, que son insuficientes o que podrían ser mejoradas, lo tomamos como un insulto personal. Necesitamos despersonalizar el debate. Acostumbrarnos a atacar las ideas sin atacar a quien las propone. Y aceptar que quien señala las fallas en nuestras ideas no está necesariamente tratando de desacreditarnos. Tal vez sea demasiado pedir en este momento, pero deberíamos tratar de llegar al punto donde consideremos que quien difiere propositivamente de nuestras ideas, nos está haciendo un favor. ¿Difícil? Seguro. No ocurrirá rápidamente.  No en este sexenio. No en el próximo. Puede ser que muchos ya no vivamos lo suficiente para verlo.


Por mientras, hay que felicitar a COPARMEX y tratar de copiar su ejemplo en nuestros propios campos. Acostumbrarnos a diferir proponiendo, sin personalizar la crítica y aceptando que nuestras ideas también sean atacadas, sin darnos por atacados en lo personal. En el ambiente social de este inicio de milenio, donde es cada vez más difícil silenciar las ideas o imponer la unanimidad, más vale que nos acostumbremos a oponernos propositivamente y lealmente así como a que se nos opongan del mismo modo.

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